Este movimiento surgido por un proceso que podíamos catalogar de generación espontánea, ya que se daban los elementos precisos para ello. Como en una combustión se necesita la coincidencia en el tiempo y en el espacio de combustible, comburente y detonante, en este movimiento la indignación, la autoconciencia y los medios tecnológicos fueros los que hicieron posible esta explosión social, este desperezamiento de las conciencias, este fortalecimiento de la persona como ser individual y social, este empoderamiento, en definitiva, saber que todos cuentan, que todos contamos.
La confluencia de estos tres elementos en los sectores de población que no cuentan con posiciones de poder es lo que la hace más sólida y más extensible, al tiempo que menos controlable por los grupos de poder.
Pero la indignación se hace más indignación cuando el que está indignado es un Grande de España, y se indigna porque un juez lo quiere imputar en un caso de malversación de fondos, es decir de robo; pero de robo desde un estatus elevado de poder que es más fácil y, además, la cantidad puede ser bastante mayor.
¿Los ricos no tienen derecho a indignarse?, claro que sí, y con motivos, solo hay que ver la foto que vaga por Internet y que cuelgo en el pie del artículo. Su indignación no es gratuita sino razonable, puesto que está sufriendo un juicio paralelo y se cuestiona su presunción de inocencia. La presunción de inocencia es tan importante como la propia inocencia; Ahora bien, como sea verdad “es pa matate”, que dicen en Aragón, y no se debe entender literalmente sino como expresión hecha.
Tal es su indignación que le ha llevado a desmarcarse de la Casa Real , a renunciar a los suyos, en un acto heroico se ofrece como mártir, con el fin de salvar su prole. No quiere que el escándalo manche el noble nombre de su familia, ni que salpique a lo más alto de la corona, al mismísimo rey. Y no es que a mí me importe, que de monárquico tengo lo mismo que de equilibrista del circo del sol; pero las cosas no son así, pobre Urdangarín.
Yo sé lo que es estar abandonado ante la justicia, impotente, sin poder hablar, todo por la denuncia de un macarra, de un hombre de negro, de un portero de noche de garito de alterne, de un trabajador por horas en la seguridad de un bar de copas. Te entiendo joven, yo sentí lo que debes estar sintiendo, aunque sin tanta cámara ni fotos, ni noticias.
No te preocupes hombre, que la justicia si es justicia es predecible y, por lo tanto, si eres inocente no tienes nada que temer, te lo digo yo que perdí el juicio.
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