Un método, o mejor dicho una herramienta de enseñanza-aprendizaje es la denominada “el mundo al revés”. Con ella nuestros hijos aprenden, sobre todo valores, en un mundo marcado por la ausencia o en el mejor de los casos, por una crisis profunda de éstos. Consiste simplemente en plantear los “dilemas morales” en las condiciones contrarias a las deseadas, es decir, yo de mayor seré drogadicto, alcohólico y fumaré porros. Esto que yo planteo en estas líneas sería motivo de varias sesiones o prácticas; pero por presentar de forma más contundente mis argumentos lo presento todo junto, realzando su impacto. De forma que le pregunto a mi hija qué quiere ser de mayor y me responde que drogadicta y alcohólica. Yo desconozco este sistema y se me queda una cara de pato que la asusto. ¡Papá que es el mundo al revés!, y me lo explica. Actúa de forma totalmente contraria a como en realidad debe ser. De esta forma, al mostrar el mundo al revés nos damos cuenta de lo que nunca veríamos en condiciones normales. Reconocemos nuestra ceguera ante lo cotidiano, la costumbre nos hace pasar por la vida con la mirada puesta en la borra de nuestro ombligo. Y esto es peligroso ya que afecta al ámbito de lo cultural, de lo social, de lo intrínsecamente humano. Esta pérdida de lo consciente, este despego de lo humano, de las emociones y de la interrelación de esas emociones, nos hacen perder parte de nuestra esencia como seres con razón. Nos hemos convertido sin darnos cuenta, o mejor dicho, nos han convertido, o mejor aún hemos hecho posible convertirnos en eso, en partes indiferentes de una gran masa. Estamos perdiendo nuestra individualidad y con ella la posibilidad de libertad. El espíritu crítico, razón primera de la educación no existe, la propia educación es la encargada de que esto suceda. Si observamos una figura geométrica, un cubo, una pirámide, o la que sea y queremos comprobar su simetría, sólo tenemos que darle la vuelta, de esta forma veremos inmediatamente su perfección o no. Si dibujamos una figura, un jarrón, y queremos comprobar su ejecución le damos la vuelta al cuadro para comprobar su simetría, de esta forma lo que en su posición normal no apreciamos, al girarlo, si hay alguna imperfección, salta inmediatamente a la vista.
Si hacemos lo mismo con el mundo, y le damos la vuelta, quizás nos demos cuenta de la asimetría e imperfección, de que nada es como nos lo cuentan, aunque visto desde la óptica natural nada nos hace dudar.
Pongamos un ejemplo: todos hemos apoyado las revueltas del norte de África, las hemos considerado revoluciones del pueblo, el ejército se ha pronunciado e incluso reforzado este sentir popular, todos los medios de comunicación del mundo hasta los más conservadores han aprobado estas “revueltas”. Ahora, si le damos la vuelta al mundo 180 grados, si ponemos el mundo al revés nos podemos hacer infinitud de preguntas, como por ejemplo:
“¿Por qué los medios de comunicación capitalistas, controlados por los grandes grupos financieros occidentales, se han posicionado a favor de unas revueltas que tienen por objeto desinstalar del poder a unas marionetas al servicio de dichos grupos financieros?
¿No es esto como tirar piedras contra su propia casa?
El apoyo de las grandes corporaciones mediáticas occidentales a las revueltas de Túnez, Egipto y otros países del norte de África y Oriente Próximo es debido sencillamente a que tales revueltas no tocan ni de lejos los intereses imperialistas de occidente en la zona, al contrario, estas revueltas únicamente tienen por objetivo instalar en el poder nuevos títeres que calmen temporalmente la rabia de la hambreada población de estos países, y dar un lavado de imagen a unos sistemas políticos totalmente al servicio del Imperio, es decir, cambiar algunas cosas para que todo siga igual. Además, este cambio permite colocar en el poder a nuevos gobernantes, con nuevas consignas para la actual coyuntura política, en este caso, el objetivo es una actitud más sumisa hacia la OTAN, el FMI y el BM (pues la de los anteriores gobiernos no era lo suficientemente sumisa para sus intereses), y más agresiva frente a Rusia, China e Irán, países a los que los anteriores gobernantes se habían acercado “peligrosamente”.
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