Es la primera mujer que alcanza la alcaldía de la capital de España. Qué casualidad, es la mujer de Aznar, aunque para evitar suspicacias feministas vamos a dejar claro que está donde está por méritos propios, ¡qué se han creído ustedes!. Todos, de niños, egoístamente, queremos que en nuestras familias el trabajo de papá sea bueno, de esos fijos con paga extra, además si mamá trabaja que no sea limpiando escaleras o bancos o reteretes de hospitales o colegios a las afueras. Queremos que mamá trabaje en un sitio de los llamados bien, con buen sueldo y con las manos cuidadas y sanas, sin pasar frío en invierno y con aire acondicionado en verano. Queremos, además, que el trabajo de papá le permita la opción de que cuando lo deje, pueda ganar aún más y más por menos y menos, o sea, que le den, dada, “una paguica de por vida”, que decimos en Oregón, (de las que muchos de nosotros no cobraremos en toda nuestra vida y además, eso sí, trabajando). Y como papá es muy listo se montará, además, una fundación, para él y sólo para él, de esas que nadie sabe para que sirven, pero por las que pasan cantidades alarmantes de dinero de no se sabe dónde, o sí, pero como si no se supiese, que es para lo que es, que sólo ellos lo saben. Y además papá podrá incorporarse a un Consejo de Administración de una gran empresa: Hiberdrola, Endesa, Telefónica, (que debe ser lo más parecido a un putiferio con ventanas a la calle mayor), en la que por no hacer ni el huevo le darán otro pastón.
O sea, y resumiendo, que todos queremos que nuestros papis tengan un buen trabajo, pero lo de este señorito, Aznar, se sale de madre, por muy inteligente que dice él que es, y que se lo cree, él. Lo que está bien está bien, pero esta pareja nos van a arruinar, tal como dicen las madres a los niños egoístas, cuando piden que quieren más y más sopa: ¡niño, deja algo para los demás!. Como tienen poco, aún quieren más y no es que no tenga derecho la pobre moza a ejercer de alcaldesa, que más tontos los ha habido, que sí, que tiene que desarrollarse como mujer, tiene que trabajar, tiene derecho a no ser una mantenida, porqué no. No va a estar viviendo toda su vida a costa de su marido, que sí, que trabaje. Su marido es su marido y ella es ella, que está donde está no por ser la esposa de nadie, sino por ella misma, por su valía, por su inteligencia, por su aplomo. Aunque podría trabajar sin cobrar, ¡coño!, que por pasta no creo que sea, que entre una y otra cosa ya le damos a su marido para que vivan holgadamente los dos. Pero no hay manera, todos queremos más, cuanto más tenemos más queremos y al final pasa lo que pasa, acordaros del pobre Urdangarín, lo de pobre es por decir algo, que no sabemos dónde acabará a este paso, aunque sabemos donde debería acabar.
Así que Aznar, lo de la guerra pasó, lo de la presidencia pasó, lo del sueldo vitalicio ahí esta, lo de la fundación esa que diriges ahí está, lo del consejo de administración de la gran empresa ahí está, ahora encima tu mujer Alcaldesa de Madrid, de la capital de España, casi nada. Ella gobernando una capital de uno de los países que fueron en su época gloriosa lo que nunca volverá a ser, y tú cobrando una miseria de aquí, otra de allí y otra de otro lado, no sé si no tendrás que buscarte algún trabajo que las mujeres son muy suyas y si gobierna ella, gobierna ella y tú a planchar colega. Piénsatelo que nosotros no tenemos nada que hacer y como la cosa siga así, con muchas familias como la vuestra, a muchos no nos quedará más remedio que vivir del botellón de vino de tetrabric del barato, ya que no tendremos para más.
Juan Carlos Vázquez