martes, 12 de febrero de 2013

SI POR PRESIÓN DEL PUEBLO NO LO HAS DE HACER POR MANDATO DIVINO TE SERÁ EXIGIDO.



El Papa, en un intento vano de desviar las miradas de nuestros políticos electos, y de la situación de indignación generalizada que nos envuelve, ha hecho un acto heroico, ejemplar y didáctico, enseñando, en la práctica, el buen hacer desde los estamentos de poder.
Y es que si el máximo mandatario de la Iglesia, con un Jefe Divino, no terreno, presenta su dimisión ante Él, (Dios de la Cristiandad), qué motivo hay para que una simple ministrilla de sanidad de un país del culo de Europa no pueda hacerlo, ante un jefe, con minúsculas, humano y mortal.
Si una Institución como es la Iglesia, muestra a su Jefe en la Tierra como prescindible, ¿porqué no puede serlo un ministro de un país de tercera velocidad de nuestro universo global. Y si es prescindible el emisario de Dios; en qué medida se puede plantear la imprescindibilidad de todo el ejecutivo de un país en crisis.
La Iglesia y el Estado, en países que se empeñan en difuminar las fronteras entre uno y otro, bajo el engaño de la secularización y la constitución de Estados laicos, son Instituciones que preceden a las personas y que las anteceden. Si no hay Papa hoy, ya lo habrá mañana y si no pasado mañana, de la misma forma que si no hay presidente hoy ya lo habrá mañana y si no pasado mañana. No pasa nada por estar unos “diillas” sin gobierno. Cada vez que hay elecciones y cambio de grupos de poder, la nación funciona por inercia hasta que el nuevo ejecutivo se consolida.
Nadie es hoy día imprescindible, y si no, que se lo digan a los miles de parados cualificados que engrosan las filas y listas del INEM.
El 1 de marzo tendremos uno más, un parado más, Benedicto, que acudirá a la oficina del Vaticano que le corresponda y se apuntará para un posible y/o futuro empleo, o para una jubilación total en caso de que le corresponda por edad o por años de cotización.
Rajoy and company deberían reflexionar sobre su situación y tomar ejemplo de este personaje que a buen seguro pasará a la Historia, si no como Papa, si como el que dio un giro radical al concepto de finiquito en el trabajo que realiza. El ser Papa, a partir de ahora no implicará “morir en la cruz” como ellos dicen, es decir, morir en pleno ejercicio de su mando.
Rajoy pasaría a la Historia, si dimitiese, como ejemplo de honradez personal en un país en el que las élites gobernantes han perdido todos los valores. Siempre y cuando antes aclarase lo que tiene que aclarar con sus huestes y fuese descabezándolos, (retóricamente hablando), uno a uno, comenzando por su ministra de sanidad, porque por alguien hay que comenzar, hasta limpiar toda la escoria que le rodea y que le pringa a él directamente.
Esto no solo lo digo para el nivel ejecutivo, sino que lo hago extensivo a todo el aparato legislativo y judicial, también manchado de chapapote de corrupción, corruptela y clientelismo, a modo de pringue viscoso lavable.
Para limpiar tu casa no basta con echar al portero o a la señora que limpia, hay que despedir a los gerentes y administradores de la finca, a todos los directivos de la misma, sin excepción, y si en el ejercicio de honradez suprema debe caer también el portero, sea; pero no comiences por él, que te conozco. El pueblo quiere cabezas; pero no la del portero.
Así que venga majo, que tienes tajo, ponte a limpiar y cuando acabes sé un poco más divino y sigue el ejemplo del jefe en la tierra de la Iglesia a la que tanto culto le rindes y con la que tanto te identificas.  

Juan Carlos Vázquez


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