Paco, acábate la sopa y no pienses tanto, que nos vas a volver
locos.
La niña ya hace rato que se ha levantado de la mesa, hoy
se ha bebido cinco vasos de agua antes de comer, normal que no le entrase la
sopa. Una sopa que seguía siendo agua; pero con algo de sal y caliente. Flotaban
en ella unos trozos de pan y unos fideos que nos pasó mi cuñada. De segundo plato las noticias del telediario
que acababa de comenzar. Una de ellas decía que van a cambiar el nombre del aeropuerto de Barajas para ponerle el de Adolfo Suárez y que costará un millón de euros. A mi Paco se le escapó ¡Cabrones! delante de la niña, que había entrado a la cocina a despedirse para ir al colegio.
Quién nos ha visto y quién nos ve, no es que nos haya
sobrado nunca; pero lo de ahora es pobreza. Recuerdo cuando el abuelo nos hablaba
de la época de hambre y miseria, que nombraba como miseria y compañía, dando un
toque de humor negro. ¡La veíamos tan lejos!, que nunca pensamos que pudiesen
revivir esos tiempos.
Paco, mi marido, trabaja en una empresa y es un oficial
cualificado que en otros tiempos se lo habrían rifado las empresas. Trabaja;
pero lleva seis meses sin cobrar, día a día se levanta con la ilusión de ir al
trabajo y con la esperanza de que las promesas de cobro realizadas por su jefe se
hagan realidad; pero por la tarde, al volver a casa y ver en mi cara reflejado
el “no cariño, no nos han ingresado nada”, se derrumba. Procura que la pequeña
Maribel, que así se llama nuestra hija no se entere de lo que sucede; pero los
niños no son tontos. Le da un beso y un abrazo todas las tardes a su padre,
diciéndole sin palabras lo que todo padre quiere oír.
La puñetera sabe mucho
teatro y nos intenta hacer creer que ya no tiene más hambre, que no quiere más;
pues sabe que no hay nada de segundo plato.
La empresa en la que trabaja mi marido, es una
subcontrata de la administración, y es la propia administración la que les debe
dinero. Nos debe dinero; pero nos cobra los impuestos, es como si nos robase
dos veces. Un robo a cara descubierta, que no es delito ya que el delincuente
es el que dicta y ejecuta la ley.
Mi marido se sube por las paredes cuando ve que en la
administración cada vez hay más jefes y más enchufados, que cobran más del
doble que él, mejor dicho más del doble de lo que debería cobrar él y que no le
pagan. Quizás tanto enchufado y tanto chorizo absorben el presupuesto y al
final no llega para pagar a los que trabajan para los chorizos.
Yo, estoy buscando trabajo; aunque no hay nada, ni siquiera
de fregona.
Hoy mi marido ha subido a casa con una expresión en la
cara que no es la de todos los días y en su mano un sobre cerrado del INAEM
dirigido a mí. Me lo entrega y lo abro bajo la atenta mirada de mi hija y mi
marido. Temblorosa, saco el folio y al desplegarlo leo en voz
alta:
“Le recordamos que próximamente debe renovar su Tarjeta
de Demanda de Empleo, que puede hacerlo fácilmente con su contraseña de usuario
a través de nuestra página web www.inaem.aragón.es”
Mi marido que la estaba leyendo a la vez que yo dijo: “Hijos
de Puta”.
Juan Carlos Vázquez
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