Sin comentarios |
En un país multicolor nació una abeja bajo el sol de Castellón,
arropada por su padre, el abejorro afortunado de los sorteos de lotería. La abejita
se llamó Andreita y su padre Carlitos.
Esta linda y rubita abejita, se crió entre la arenita, la
playita y el solecito de Castellón, y nunca pasó necesidades ni penurias ya que
el abejorro de su padre tuvo gran fortuna en los juegos de azar de la lotería
nacional.
Y eran felices y comieron perdices, y como su padre era
afortunado, todos en su casa lo eran y nadie le preguntaba al papá abejorro de
dónde le venía tantísima suerte como tenía.
Así, entre tanta felicidad le dijo a su hijita Andreita que
debía dedicarse a la política, ya que gracias a ella, él, su padre, tuvo mucha
suerte en los sorteos nacionales. Y si él, su padrecito, tuvo tanta fortuna,
porqué no la iba a tener ella. De esta forma, no fue difícil convencer a la
alegre y rubita abejita para que hiciera sus pinitos en la política, nada más
cumplir la mayoría de edad.
18 añitos tenía la rubita cuando su papito la afilio al
PPito, y así comenzó su vertiginosa carrera ideológica, perdón, quiero decir
política.
La nena, con sus 25 primaveras y su grandíiiiiiisima experiencia
y su marcada ideología en pro del bien de la nación y de todos los españoles y
de todas las abejitas que habitan en España, vivió desde entonces de la política,
bueno, del cuento de la política, recordemos que es una abejita y esto de la
política en España es un cuento. Así que nuestra rubita abejita vivía de la política,
otra vez, del cuento, y también tenía mucha suerte, como su papá.
Su papá se convirtió en un rey de su pequeño territorio y en
su reinado contó con los parabienes del señor Camps, conocido por sus trajes y
su elegancia, y su cabeza alta y su arrogancia.
Estos abejorros tan suertudos, fueron tantas veces con el cántaro
a la fuente que al final se rompió, pero como tienen tan buena suerte, no se
hicieron ni el más mínimo rasguño. Toda la colmena, al romperse el cántaro de estos
abejorros, se revelaron contra ellos; pero no sé de qué manera, no sucedió
nada, cuando en las colmenas que no son de cuento, estos abejorros habrían sido
devorados por sus congéneres en público sacrificio. Pero en este país de
cuento, de abejorros con suerte, no pasa nada.
La hijita del abejorro lotero fue cogiendo más y más poder
en la colmena de los dirigentes de la colmena, y pensó que el poder le daba
derecho a todo, que podía hacer lo que quisiera, tirarse pedos cuando hablaba
la reina, comerse los mocos en público, tocarse el chicha en plan camionera, en
fín, lo que le diera la real gana. Pero un día hizo algo que revolucionó la
apacible vida de la colmena, ofendió a la abejas obreras, y eso en una sociedad
como las de las abejas no es permitido, por lo que sus propios compañeros, los
que viven del cuento de la política, la abuchearon; pero al tiempo intentaron
protegerla, cosa que en este reino animal es imposible. Había dañado la
dignidad de las obreras, las abejas más pobres y respetadas, las insufribles
trabajadoras a cambio de nada, sirvientes fieles a su sociedad animal, por la
que dan la vida si es necesario. Y esto es una grave ofensa, les dijo “que se
jodan” y a una abeja obrera esto no se le puede consentir.
Las representantes de las obreras clavaron su aguijón a la
abejita Andreita al salir del paripé politiquero que le daba sus pingues
beneficios, acabando con su vida. Nadie la defendió, nadie la escoltó, todos
sabían de su suerte.
Estado de nuestra pobre abejita tras su ofensa a las obreras |
Decir que se jodan a los obreros, es una ofensa clara a la
dignidad de unas abejas que no hacen otra cosa que joderse todos los días para
que estas cabronas de abejas que viven del cuento político, continúen con su
vida de vino y rosas. Se joden, siempre se joden; pero nunca se lo digas. De
esta forma tan absurda acabó la suerte de esta idiota abejita que metió el cazo
hasta el fondo y acabó con la suerte de la lotería, ya nunca más le tocaría.
Quedó tirada a la salida del hemiciclo, con el aguijón
clavado en el rubio pecho y los escarabajos que pasaban por allí se repartieron
el botín con las hormigas vecinas. Nunca más se habló de esta abejita estúpida
que enojó a las abejas.
Pero esto solo pasa en los cuentos, por desgracia.
Colorín, colorado, este cuento no se ha acabado.
Juan Carlos Vázquez
Tronk diablillo dice:
ResponderEliminarQue cuadrilla de sinverguenzas..
Como han podido permitir que a nuestra dulce abejita la traten asi¡¡¡ Desde luego baya sociedad en la que vivimos ,por una tontada de na baya revuelo que se ha montado...
Tronk angel dice:
Que la hechen a tomar por culo a la zarapastrosa esa .
Esos son los politicos que nos representan.
A esta nena se le ha ido la lengua por que esta poco entrenada.(todos ellos piensan igual ,seguro)
Al resto de ellos no se les va por que todos los dias asisten a clases de hipocresia aplicada .
Baya verguenza que da. En vez de trabajar unos y otros por sacarnos de esta ratonera,continuan como siempre.
Asco de poticos.
Al final Tendremos que ir a quemar ruedas ...baya futuro que nos espera.
Tronk .