IMPOTENCIA |
Aunque mi
catolicismo práctico no sirva de ejemplo, quiero confesarme, necesito confesar
mis pecados de pensamiento, no de acción; más que nada porque no tengo nada de
lo que arrepentirme en este sentido. Sin embargo, en cuanto a los aspectos
mentales, si tengo razones para buscar la paz, ya que mi mente está teñida de
negro, negro humo de tea quemada. Me es difícil controlar mis sentimientos, mi
rabia, mi impotencia, mi furia, mi odio. Aunque hago verdaderos esfuerzos por
controlar lo que en mi interior se desarrolla, no puedo conseguirlo. El inconsciente,
que por otro lado no sé porqué se denomina así, puesto que la inmensa mayoría
de nuestros actos cotidianos se rigen por él, se desarrolla independientemente
de mi yo consciente; así, mientras que mi parte consciente busca una causalidad,
en el incendio del Molino, fuera de lo humanamente comprensible y atribuye
estas a hechos fortuitos o casuales, mi inconsciente busca un culpable humano,
busca incesantemente una mano culpable, una mente perturbada, un cerebro vacío.
En mi
propia lucha interior en busca de ese culpable, humano por un lado o material y
natural por otro, cada vez toma más forma y se abandera como ganador la primera
idea, defendida por mi yo inconsciente.
Todos los
datos que mis redes neuronales analizan, me acercan, contra mi propia voluntad
a las tesis inconscientes, me conducen a esa persona sin rostro que en un acto
incomprensible produjo semejante catástrofe. Por otro lado, el propio absurdo
de este acto crematorio, en el que no hay beneficio ni beneficiado, me separa
de esta idea. Pero claro, esto es pensando desde la razón, desde una
consideración estereotípica del ser humano, según la cual el hombre realiza
actos razonados y es por esto que se diferencia del resto de las especies
animales. Fríamente y por desgracia, es posible que las bases de las que parte
mi pensamiento sean erróneas, el hombre, por naturaleza, no tiene que ser
bueno. El fin justifica los medios, tal como nos demuestran continuamente las manipulaciones
americano europeas en Oriente Próximo, donde la venta de armas, el control de
hidrocarburos y la protección sin restricciones de Israel, se superpone al
coste en vidas humanas y miseria que esto supone al otro lado de la balanza.
Quiero
convencerme que pese a que el edificio que hoy llora las piedras que en su día
le dieron forma, estuvo dos días cerrado, sin obreros en su interior, que pese
a no tener luz eléctrica, que además de no haber habido tormentas eléctricas,
ardió en su propio vientre por causas no humanas. Pero no puedo, tiene que
haber algo que se me escapa, tiene que haber otra causa, pero no logro
encontrarla. Si bien, no soy ningún experto en esta materia y aún sabiendo que
el tema va a ser analizado por un grupo de expertos de la Guardia Civil de Barcelona, mi
cerebro gira en torno a este suceso por la impaciencia y con la esperanza de
que este grupo dé la razón a mi yo consciente. Mientras tanto mis dos “yo”
pugnan por la razón y no lo puedo evitar.
Cada día
entro en las páginas de los periódicos con la ilusión de ver de nuevo aquello
que fue; pero siempre me agraden con la imagen de lo que realmente es, un montón
de vigas de tea negras por el fuego que las consume irreversiblemente y piedras
que se amontonan en una lluvia lenta, pero incesante a los pies de los muros de
los que hace poco formaban parte.
Se que mi
propio debate es un debate compartido individualmente por todos los que
queremos el pueblo, Aliaga, y de todos los que apreciábamos este singular y único
edificio, no solo como edificio, no solo como industria, sino como parte de
nuestra historia, parte de la historia de vida de los que fueron sus moradores.
Y también sé que quizás no haya culpable, al menos lo espero; pero que si lo
hay, tampoco sabremos su rostro y eso es más peligroso, pues en ese caso todos
pueden, podemos ser culpables, a la vista de los demás. Cada uno buscará su
propio pirómano.
Confío que
tras el exámen de la zona nos sorprendan con una resolución que libere de culpa
a cualquier bípedo racional; pues de lo contrario, si no se designa un DNI
concreto, una nueva tea comenzará a arder y esa será muy difícil de extinguir.
Juan Carlos
Vázquez
Yo conoci el molino de aliaga destruido por las llamas.
ResponderEliminarMe huviera encantado conocerlo en todo su explendor.
Conoci a un molino y a mucha gente destrozada por esas llamas.
Tuve la desagradable experiencia compartida de ver la sin razon.
Asi es esta puta vida ,un vidrio que refleja el sol y calienta una bizna de hierba y enciende sin querer un incendio.
O ,un autentico Hijo de puta ;vamos a empezar a hablar con propiedad , que no tiene cojones de manifestarse de otra manera que de la forma que se manifiestan los terroristas . PUMMMM
Yo creo que fue un Rayo.
Por que si fuiste tu..desconocido elemento ,espero que todo el peso de la ley recaiga sobre ti y si no ,sufras toda tu vida y ardas en el puto infierno.
Te has lucido majo,pasaras a la historia ,si ,pero por imbecil.
FELICIDADES.
TRONK.