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Retrato robot facilitado por el FBIC,
(departament of FBI de Cuenca) |
Hace poco, tal como está la situación del trabajo, estuve dándole
vueltas a una idea, montar un Restaurante. Dediqué tiempo a pensar una campaña
de Marketing, con el fin de promocionar mi ideal negocio. Tenía la mejor
cocinera del mundo, la que me prepara diariamente suculentos platos, mi mujer; pero es lo
único que tenemos, nos falta todo lo demás, dinero, local, promoción,
localización, permisos, préstamos, etc. Pero esto es lo de menos, como se trata
de una simple idea, voy a pensar en aquellos aspectos que me resultan más agradables y que despiertan mi interés:
el Marketing, que aunque solo sea por el nombre que le han puesto ya parece que merezca la pena profundizar en él. Nadie sabe definir de forma sencilla este término; pero
todos sabemos que alude a todo ese complejo mundo de la publicidad, de saber
vender sandalias en el desierto, de hacer arte la publicidad, de glorificar el
engaño, de hacer las mentes de los demás siervos de nuestros productos, de una
nueva religión en la que los dioses son los productos (los que sean, da igual)
y la forma de acceder a ellos es la oración de la compra. Siguiendo con este símil
religioso, pensé en el nombre del local, del restaurante, de mi Obra, y no se
me ocurrió otro que “La Hija de Dios”. A esta conclusión llegué por la
ubicuidad de su Padre, Dios, ya que si Él es capaz de estar en todas partes a
la vez, contradiciendo el “Principio de la Incertidumbre” de Heissemberg, su
hija no lo es menos y siendo que ésta está en todas partes ¿porqué no puede ser una
empleada de mi restaurante?. Creo que el nombre es muy importante y en su
defecto el logotipo, anagrama o dibujo que lo defina. Cuantos libros hemos
comprado basándonos en el dibujo de la portada, desconociendo por completo el
autor y la obra del mismo. Así, si el nombre es llamativo, con una buena frase
en la radio o en la prensa, que la televisión debe ser muy cara, atraeríamos a
un gran número de clientes. Esta frase podría ser algo así como: ¡La Hija de
Dios! ¡El restaurante donde se sirve el alimento de los dioses!. Con esto y una
buena dirección, de fácil acceso y céntrica, el éxito es casi seguro. Pero,
mientras, pensando en esto, la oscuridad se comenzó a cernir sobre mí, ya que
comenzaron a acudir a mi mente nuevos nombres para mi local: la Niña de Rajoy,
la Niña del Exorcista o La Prima de Riesgo. Estos desvirtuaban la orientación
inicial del local. Era como en un mal sueño, cuando comienzas soñando algo
bonito y agradable y se va tornando en algo lúgubre y tenebroso, mientras tú, casi despierto, luchas por volver atrás en el sueño, por volver a la parte
agradable; pero no puedes, el sueño te envuelve y se te complica cada vez más,
con esas muertes o ese atraco o ese toro que te persigue. Y tú, pobre de ti te
piensas que estás despierto y puedes desembarazarte de esa patética visión que
te atormenta; pero te equivocas. Bueno, pues esto es lo que me sucedió, de
pronto, nubes negras poblaron mi imaginación, nublándola. Me era difícil
concentrarme en la idea inicial y la imagen de la Hija de Rajoy se aparecía de
pronto ante mí, esa niña que tenía que nacer en España, con una familia, una
vivienda y unos padres con trabajo. Y me la imagino ahora y me viene a la mente
la niña de la Gran película del cine de terror: “El Exorcista”, esa niña con la
cabeza al revés, llena de arañazos (como si se hubiese peleado con el gato), el
camisón lleno de sangre, postrada en esa cama de película de miedo, en esa
habitación que daba más miedo todavía y que dirigiéndose al cura, (cura que cura,
por eso se debe llamar así a los curas), le infería toda clase de improperios a
los que éstos no están acostumbrados. Le decía al cura que cura: “¡maldito
puerco degenerado, hijo puta!”, y lo decía en serio, que cabreada estaba.
Y el cura se aproximaba a ella con la cruz y los ajos y le
decía: "demonio, sal de ella", como si le fuera a hacer caso; pero en fin, esto es
el cine. Y la realidad supera la ficción, por lo que la Hija de Rajoy debe ser
hoy día y tal como está el tema la Niña del Exorcista, y si esto es verdad, esa
niña no estará entre nosotros, seguramente se habrá suicidado. Aunque, como ya
sabemos, existe un pacto, no escrito, con la prensa en la que esta no se hace
eco de ciertos casos de suicidio, por esto no se ha hecho público; pero si os
dais cuenta, Rajoy no ha vuelto a hablar de ella, de su Niña, y eso, cuando
menos, es muy sospechoso. Pero la cosa no queda aquí, ya que si descartamos la
posibilidad del suicidio, nos queda la de que haya sido enviada al extranjero por
su familia, con el fin de estudiar al tiempo que adquiere competencia en otros
idiomas. Y es precisamente aquí, cuando una nueva idea salpica mis neuronas, ¿quien me dice a mí que la niña de Rajoy no es la misma que la niña del
exorcista?, y, ¿quien me dice a mí, que hoy, esa niña, no es la “Prima de Riesgo?”.
Este simple pensamiento me atormenta. Esta niña, la Prima de ese tal Riesgo,
bajo una apariencia etérea, ya que nadie conoce su rostro, vuelve a hacer de
las suyas. Todo aquello que no pudo realizar dentro del cuerpo de esa niña exorcizada,
lo está haciendo ahora, está dando por el culo a todo lo que se menea. Nadie sabe quien es, ni ella ni su
primo; pero lo que si sabemos es que todos los indicios nos conducen hacia la Hija
de Rajoy, esa que desapareció tras la campaña electoral de su padre, que al
verse defraudada por el mismo, se revela contra su padre y contra los que la ataron a
esa cama asquerosa y con más mierda y pelos que el dormitorio de un oso. Esa
que ese cura no pudo curar y que su padre mandó a estudiar a Europa, como hizo
el Rey con su yerno (aunque como dicen en mi pueblo: “si quieres que algo no se
sepa no lo hagas”). Y en Europa esta hija del mal está haciendo de las suyas,
con una fijación especial a joder a su padre, lo que refuerza mi teoría. Cuando
mis reflexiones llegan a este punto del centro del reino del caos, de pronto,
entre las tinieblas aparece una luz y comprendo todo. El hecho de que nadie
conozca a esta niña, la Prima de Riesgo, y el hecho de que tan pronto está en
España, como en Portugal, como en Grecia (Este último le ha debido gustar ya
que por allí anda mucho), en Italia, nos hace concluir que : en primer lugar, le gusta el Mediterráneo,
su clima y su gastronomía. En segundo lugar le gustan las lenguas clásicas, el
griego y el latín, ya que las lenguas de los países, en los que suele aparecer, derivan de estas
lenguas, nada de sajonas, ni normandas. En tercer lugar es ubicua, ya que no es
que esté en un sitio y luego en otro, sino que puede estar en varios a la vez.
Este tercer punto es el que me conduce a cerrar el circulo reflexivo en el que
sin querer me he visto inmerso y en el que concluyo con que La hija de Rajoy,
la Niña del Exorcista, La Prima de Riesgo y La hija de Dios son la misma
persona. Y si estas son la misma persona, su madre sin duda es una profesional del sexo. Así que dicho esto, dicho queda y yo me voy a hacer algo de provecho que
para pensar ya cobran otros.
Juan Carlos Vázquez.
¡Kío, que no me darias trabajo en tu restaurante, ú qué! Buen artículo. Un saludo.
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