Castillejo en el papel estelar de padre langostino en la seerie Hombre Rico Hombre Pobre |
Estos “fieles”, independientemente de contar con los
recursos justos para su propia supervivencia, debían procurar la supervivencia
de la Institución Católica ,
y esto era posible gracias a las donaciones y ofrendas, de dudosa
voluntariedad, entregadas puntualmente a los responsables terrenos de dicha
Organización. Con el dinero recaudado, los gestores de la Caridad , hacían frente a
la pobreza de la época; pero no todo el dinero recaudado se orientaba a cubrir
estas necesidades y a acabar con esa lacra. La Iglesia debía reservar
parte de ese dinero, a consolidar su existencia y su poder.
La gestión de la caridad corría por cuenta de una Iglesia,
que distribuía, entre los más necesitados, los bienes o recursos obtenidos
sangrando a los otros pobres, los que tenían para poco más que comer. Pero una
parte de ese dinero de los menos pobres no iba para los más pobres, sino para
la propia Iglesia. En este “tinglao” de fé, la Iglesia no ponía un duro,
a la vez que obtenía importantes beneficios, todo ello a costa de la miseria
humana.
Tralarí, tralará, cantaban los representantes de la fé,
cuando el Estado consideró que el tema de la Gestión de la Caridad es un tema social y que era competencia
exclusiva de Él. Comenzó aquí el proceso denominado “Secularización”, en el
cual, algunas, de las competencias,
no de fé, de la Iglesia pasaron a ser
competencias del Estado; pero este proceso no fue excluyente, por lo que la Gestión de la Caridad , pese a ser
considerado de interés social y por lo tanto competencia del Estado, no dejó de
ser también competencia de la Iglesia. Esto
supone que los pobres, que tenían para poco más que comer, debían pagar por un
lado al Estado, en forma de impuestos y por otro lado a la Iglesia en forma de
ofrendas dominicales. Esta secularización supuso que los pobres que tenían para
poco más que comer, debían pagar a la Iglesia y al Estado.
Con este tenderete de beneficencia, resulta que los que
proporcionan los recursos para atender a los pobres de necesidad, son los otros
pobres, un poco menos pobres que los anteriores. En este tema de la Caridad , resulta que ni la Iglesia ni el Estado,
ponen un duro suyo; pero eso no quita que sean los garantes de la asistencia
social.
Estos pobres de entonces son los pobres de ahora, y los
miserables de entonces son los miserables de ahora, ya que tan pobres eran unos
como otros y tan miserables aquellos como estos. Hoy día, la Iglesia y el Estado siguen
siendo los garantes de la Asistencia Social ,
y pese al paso de los siglos la forma de obtener los recursos es la misma,
sangrar a los pobres que tienen para poco más que comer, con una mierda de
nómina mensual, si la cobran.
El Estado continúa con los impuestos como método
recaudatorio y la Iglesia
con su fé o más bien con la buena Fé de los pobres fieles, (que cada vez son
menos fieles; pero más pobres).
Pero la
Iglesia tuvo una idea, que mejoraba la de Robin Hood, puesto
que este pensó en robar a los ricos para repartirlo entre los pobres, es decir
robar los bancos. La Iglesia ,
siendo más lista, en vez de robar bancos decidió montarlos, bajo el nombre de
Cajas de Ahorros y Montes de Piedad. Con este sistema los ahorros de los
pobres, que tenían para poco más que comer, encontrarían el lugar adecuado para
su resguardo y protección, al tiempo que los beneficios serían destinados, en
parte a la labor eclesiástica. Se pusieron en marcha varias entidades
financieras con este propósito, nada más comenzar el siglo XX (Siglo que dio
pié al siglo siguiente, el XXX, ya que se caracteriza por la pornografía de la
ética política y económica, la corrupción generalizada como forma de gobierno
institucionalizada, la impunidad de los delitos económicos, etc.). Caja Sur,
CAI, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza , Aragón y Rioja (como si
Zaragoza no fuese de Aragón), son varios ejemplos de lo mencionado, estas Cajas
de participación “Divina”, comenzaron a recaudar clientes para su benéfico fin,
bajo la base de que no podían tener beneficios, como cualquier Asociación de
amas de casa. Pero como siempre ha habido muchos pobres com muchos pocos
dineros y muchos pocos hacen un Mucho, pronto se dispuso de recursos para
Mucho, con lo que no iban a dedicar todo a los pobres. Además los curas, por
muchas faldas que lleven son hombres, con sus fortalezas y sus debilidades, y el
dinero es muy tentador. Por tanto una vez que poseen las herramientas, las
Cajas, porqué no obtener más dinero, ya lo gastarían en algo, que falta siempre
hace. Hubo un cura, entre otros muchos que no resistió la tentación, el tal Castillejo. Este pudo hasta con su Obispo, al
cual se lo cargó, se hizo con Caja Sur, sin tener ni puta idea de economía, que
si de codicia y ambición, pese a la vitola. Invirtió en ladrillo para
multiplicar exponencialmente su dinero, que ya podemos considerarlo como suyo,
se hizo con un poder impresionante en el antiguo Reino Taifa, en el último
reducto de Izquierdas de nuestra querida España. Este Sacerdote, se enriqueció
con el dinero de los demás, se convirtió en un ladrón más de los ladrones de
este país, es apodado como el sacerdote langostino, por su aprecio hacia todo
lo que sea lujo y marisco, lleva chófer, coche oficial, escolta, etc.
Ahora, la caja que dirigía ha debido ser intervenida, de
nuevo con el dinero de los pobres de siempre; pero él se ha b lindado una
jubilación para él y sus cuatro hermanas de unos cuantos miles de euros al año.
Una Santa Familia, sobre la que espero que recaiga la ira divina, metiéndole a
cada uno de ellos una plaga de langostinos por sus santos culos y que les
salgan por los ojos para poder mearnos los fieles en sus cuencas para que le
escuezca.
Con esta gente, curas y políticos ladrones, banqueros
codiciosos sin escrúpulos y con total impunidad, la atención a la caridad va
buena. Solo queda la FÉ ,
el problema está en la Fé
en qué.
Más información sobre este capullo clerical en : http://contrainfocordoba.wordpress.com/2010/06/20/el-pelotazo-del-cura-castillejo-en-cajasur/
Juan Carlos Vázquez
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