Obispos en la Plaza de telefónica de Pamplona, preparados para correr el 1º encierro de San Fermín |
He imaginado a esos pensadores de la antigüedad, cuando se disponían
a reflexionar acerca del origen del Universo. Este complejo tema científico, no
resuelto todavía, en aquellos remotos tiempos, era pura filosofía. Estos
pensadores se retrotraían en el tiempo hasta llegar a lo incomprensible, y es
en ese momento cuando se desborda la genialidad. Platón, Aristóteles,
Anaximandro, Anaxímenes, se debían inflar a porros para llegar a las
conclusiones a que llegaban. Así, cuando Aristóteles llega al principio de los
principios, no se le ocurre otra cosa que decir que el Universo lo mueve un
Gran motor inmóvil, el cual, en sí mismo, está inmóvil. ¡Toma ya!, y esto lo
dijo en la época en la que la máquina más potente era la carrucha de sacar agua
de los pozos. Platón, fue más sutil, y llegó a la conclusión de que los humanos
somos unas meras réplicas imperfectas de otros humanos perfectos, habitantes
del mundo denominado de las ideas. Esto lo debió decir mientras exhalaba el
humo de su porro, haciendo circulitos en el aire. Como nadie llegaba a una
solución cuerda del principio de los principios, por muchos petardos que se
fumaron, aparecieron otra serie de pensadores, posiblemente, también,
narcotizados, que dieron carácter divino al tema. Encontraron un gran filón, y
lo llamaron religión, la cual no debía desvincularse radicalmente de la
filosofía, pues perdería prestigio social. Así, estos nuevos descubridores de los
principios de los principios, llegaron a la conclusión de que como no sabían
llegar a ninguna conclusión, idearon las imágenes divinas. Con la aparición de
estas religiones politeístas o monoteístas, ya no se precisa seguir fumando
porros para descubrir el origen del Universo, ahora hay que fumárselo para
creer que, por ejemplo, Dios son tres a la vez, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Virgen es Virgen y madre,
el pobre en la tierra será rico en el cielo. Y pienso yo que lo de la Santa Trinidad pase, lo de la Virgen pase; pero lo de que
los pobres serán los ricos en el cielo, no, por ahí no paso.
Y es que el hombre está acojonado con qué será de él y si a
los pobres no les decimos que cuando mueran serán los ricos, cualquiera los
domina ¡con la de pobres que hay en el Mundo!. Este ha sido el Gran éxito de
estos pensamientos, de estas doctrinas de vida; pero esto vale para los pobres.
Los ricospodridosdepastaquevanamisa ¿qué es lo que esperan en la otra vida?,
igual piensan que pueden ser más ricos todavía; pero esto no es lo que dicen
las religiones. Y si esto es así, ¡qué pintan los ricos en misa1. Algo les
habrán prometido a ellos… ya que las grandes religiones requieren capitales
ingentes de capital para subsistir, más ahora, que hasta los pobres empiezan a
dudar de las promesas religiosas; pero, claro, tampoco tienen otra cosa.
Siendo los ricos los que menos tienen a ganar con el
sostenimiento económico de las religiones, ¿porqué siguen invirtiendo en ellas
tanta pasta?. La respuesta es sencilla, y no es otra que el gran poder que han
alcanzado, superando en riqueza a los propios ricos.
¿O es que los ricos en su riqueza, no tienen dinero
suficiente para garantizar su propia seguridad, para cubrir sus miedos?. Quizás
no, es posible que tengan más miedo que los pobres, al fin y al cabo, los
pobres no pueden perder nada, sólo la vida, y ¡para pasar calamidades!, como si
se mueren.
Pero los pobres son pobres porque los ricos son ricos, con
lo cual, si no hubiera ricos los pobres no serían pobres, ¿pero, cómo acabar con
los ricos?. Aunque parezca mentira, la forma más rápida es acabar con los
pobres, mera cuestión de lógica. Llegados a este punto, los ricos entrarían en
un proceso de autodestrucción que acabaría con la especie humana. Quizás por
esto los ricos vayan a misa, para que la religión no se acabe y a los pobres no
les dé por donde no les tiene que dar y los ricos puedan seguir con sus
riquezas a costa de los pobres. A cambio estos, los pobres, tendrán la
religión, y con ella la promesa de una vida mejor; pero eso sí, en esta vida
no, en la otra.
Juan Carlos Vázquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario