jueves, 17 de mayo de 2012

HOY PUEDE SER UN GRAN DÍA


Óleo del de siempre, o sea , yo mismo.
Título "primer sueño"
Hoy ha sido uno de esos días que no me habría levantado de la cama, un día de esos en el que no te desvelas ni una sola vez, seguramente, el descanso ha estado acompañado de algún sueño placentero. Esto último es una suposición, ya que no recuerdo nada de lo soñado.
Hoy me he despertado, como todos los días, con el ruido de una radio. Uso este aparato como la gran mayoría de los humanos, los que pueden disponer de él, claro. Parece mentira que, una cosa tan simple como una radio, no esté a disposición de todo el mundo. Por este simple hecho ya me considero afortunado, tengo una radio y electricidad para que funcione y una pared para colocar el enchufe al que debo conectarla, y dinero para poder pagar la factura de la luz, y una mesilla donde posarla y una cama, al lado de la mesilla, para poder escucharla, y oídos que funcionan para oírla. En fin, soy afortunado.
Pero algo no ha salido bien, el sonido que emana de mi pequeño aparato de radio no me es familiar, la voz de hoy no es la de la simpática locutora de todos los días. Seguramente, durante la limpieza del polvo de la habitación, le hemos dado sin querer a la ruleta de sintonización de las emisoras y hemos cambiado la frecuencia. La voz de hoy es desagradable, no es la melodiosa de mi querida locutora habitual. Es una voz de hombre, algo gangosa y bastante desagradable, no pronuncia las letras “r”, y eso me pone muy nervioso.
Tengo sintonizado el despertador en modo radio a las siete de la mañana, a las siete en punto, por lo que, lo primero que escucho es la señal horaria que indica que es esa hora, las siete. Tras escuchar esta señal. La agradable señorita da los buenos días y a continuación nos informa de la temperatura de nuestra ciudad, acompañada de una música suave. A continuación comienza a narrar las noticias más importantes del día, comenzando por las locales, siguiendo de las regionales, nacionales y por último las internacionales; pero yo solo escucho la temperatura de hoy y una o dos noticias locales, ya que a continuación, me dispongo a vestirme y asearme. Pero la radio sigue sonando, nadie le hace caso, a mi locutora del despertador no le importa, ella continúa con su trabajo.
Hoy no ha sido ella la que me ha despertado, sino un tío soso, con voz desagradable que no pronuncia la “r”. El día ya no es como todos los días, este simple hecho ha roto la rutina de mi despertar. El hombre es un animal de costumbres, nos guste o no, y yo estaba acostumbrado a mi locutora de siempre. Al oír esa voz, distinta, mis sentidos se pusieron en guardia, como queriendo echar a ese tipo de mi radio, a ese intruso que le ha quitado mis primeros minutos de radio a mi locutora de las siete de la mañana. Parece como si mi descanso de toda una noche se hubiese frustrado en un  minuto de radio. Maldecía el polvo de mi habitación y el trapo que lo limpió.
Este nuevo locutor en mi despertar, me ha resultado un ser desagradable y despreciable, es uno de esos seres que les dan un micrófono y escupen en él todo el cinismo que llevan dentro, y esto para despertarse es muy malo.
Comenzó su discurso sin “r” hablando del movimiento del 15 M, su posición es claramente opuesta a todo lo que este movimiento representa y de una absoluta falta de respeto hacia los integrantes y simpatizantes del mismo, entre los cuales me encuentro.
Los llamaba algo así como “perro flautas”, desprestigiaba las propuestas que realizan, su forma de vestir, el ritmo que acompañaba la manifestación, la forma de realizar Asambleas, cuestionaba los lugares elegidos para sus reuniones y debates, la higiene de los que participan en él. En fin, realizó una crítica disparatada, cínica, desagradable hasta para los que comparten su ideología, (propia de un discurso fácil, estereotipado y fascista). Solo hablaba él, nadie podía callarlo, solo el botón Off de mi pequeño aparato de radio, que por cierto no tardé en pulsarlo, intentando que mi dedo, al apretarlo diese en su propio ojo atravesando las hondas estúpidas que portaban su mensaje despectivo.
Nadie, de forma síncrona pudo darle a este individuo una patada en su santo culo e incitarle a que se callase, que dejase de decir barbaridades sin sentido.
El 15 M, nos guste o no, es un fenómeno sociológico de primer orden, con repercusión mundial, y esto, a los que no comparten estas ideas les repatea el hígado. Los poseedores del capital, se creen también poseedores de la verdad, de la única verdad que existe, la de ellos; por lo que no admiten otra posibilidad de verdad. Llaman “perro flautas” de forma indiscriminada a todos los manifestantes de sus ideas, a los que se limitan a compartir, a proponer, a debatir; no a IMPONER. Llama “perro flautas” a personas tan influyentes como  José Luis Sampedro (escritor, economista, pensador..), el sociólogo Manuel Castells (sociólogo, pensador..), Eduardo Galeano (escritor uruguayo), Jean Plantureux (Plantu), dibujante de Le Monde, Eduard Punset (escritor, divulgador de Ciencia), Álex de la Iglesia (cineasta). Aparte de intelectuales, hay nombre de cantantes, actores, etc: Enrique Bunbury, Amaral, Eva Hache, Santiago Segura..
Además este término despectivo conlleva, según él una elevada deficiencia cognitiva, un nivel ínfimo intelectual. Hecho que contrasta con los niveles intelectuales de los mencionados.
Ha tenido que ser el capullo hitleriano cínicomaníaco que no pronuncia la letra “r” el que me haya despertado hoy, jodiendo los primeros minutos del día y predisponiendo mi actitud hacia una mala leche incontenible, la mala leche que me ha hecho apagar la radio casi con un golpe brusco, ya que al intentar buscar a mi locutora habitual ya no la encontraba. Para mañana me he buscado una sintonía agradable del móvil y me despertaré con ella, a no ser que otro día, cuando me haya calmado, sintonice de nuevo la voz melodiosa de mi locutora habitual.

Juan Carlos Vázquez



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