Óleo del de siempre, o sea , yo mismo. Título "primer sueño" |
Hoy me he despertado, como todos los días, con el ruido de
una radio. Uso este aparato como la gran mayoría de los humanos, los que pueden
disponer de él, claro. Parece mentira que, una cosa tan simple como una radio,
no esté a disposición de todo el mundo. Por este simple hecho ya me considero
afortunado, tengo una radio y electricidad para que funcione y una pared para
colocar el enchufe al que debo conectarla, y dinero para poder pagar la factura
de la luz, y una mesilla donde posarla y una cama, al lado de la mesilla, para
poder escucharla, y oídos que funcionan para oírla. En fin, soy afortunado.
Pero algo no ha salido bien, el sonido que emana de mi
pequeño aparato de radio no me es familiar, la voz de hoy no es la de la
simpática locutora de todos los días. Seguramente, durante la limpieza del
polvo de la habitación, le hemos dado sin querer a la ruleta de sintonización
de las emisoras y hemos cambiado la frecuencia. La voz de hoy es desagradable,
no es la melodiosa de mi querida locutora habitual. Es una voz de hombre, algo
gangosa y bastante desagradable, no pronuncia las letras “r”, y eso me pone muy
nervioso.
Tengo sintonizado el despertador en modo radio a las siete
de la mañana, a las siete en punto, por lo que, lo primero que escucho es la
señal horaria que indica que es esa hora, las siete. Tras escuchar esta señal.
La agradable señorita da los buenos días y a continuación nos informa de la
temperatura de nuestra ciudad, acompañada de una música suave. A continuación
comienza a narrar las noticias más importantes del día, comenzando por las
locales, siguiendo de las regionales, nacionales y por último las
internacionales; pero yo solo escucho la temperatura de hoy y una o dos
noticias locales, ya que a continuación, me dispongo a vestirme y asearme. Pero
la radio sigue sonando, nadie le hace caso, a mi locutora del despertador no le
importa, ella continúa con su trabajo.
Hoy no ha sido ella la que me ha despertado, sino un tío
soso, con voz desagradable que no pronuncia la “r”. El día ya no es como todos
los días, este simple hecho ha roto la rutina de mi despertar. El hombre es un
animal de costumbres, nos guste o no, y yo estaba acostumbrado a mi locutora de
siempre. Al oír esa voz, distinta, mis sentidos se pusieron en guardia, como
queriendo echar a ese tipo de mi radio, a ese intruso que le ha quitado mis
primeros minutos de radio a mi locutora de las siete de la mañana. Parece como
si mi descanso de toda una noche se hubiese frustrado en un minuto de radio. Maldecía el polvo de mi
habitación y el trapo que lo limpió.
Este nuevo locutor en mi despertar, me ha resultado un ser
desagradable y despreciable, es uno de esos seres que les dan un micrófono y
escupen en él todo el cinismo que llevan dentro, y esto para despertarse es muy
malo.
Comenzó su discurso sin “r” hablando del movimiento del 15
M, su posición es claramente opuesta a todo lo que este movimiento representa y
de una absoluta falta de respeto hacia los integrantes y simpatizantes del
mismo, entre los cuales me encuentro.
Los llamaba algo así como “perro flautas”, desprestigiaba
las propuestas que realizan, su forma de vestir, el ritmo que acompañaba la
manifestación, la forma de realizar Asambleas, cuestionaba los lugares elegidos
para sus reuniones y debates, la higiene de los que participan en él. En fin,
realizó una crítica disparatada, cínica, desagradable hasta para los que
comparten su ideología, (propia de un discurso fácil, estereotipado y
fascista). Solo hablaba él, nadie podía callarlo, solo el botón Off de mi
pequeño aparato de radio, que por cierto no tardé en pulsarlo, intentando que
mi dedo, al apretarlo diese en su propio ojo atravesando las hondas estúpidas
que portaban su mensaje despectivo.
Nadie, de forma síncrona pudo darle a este individuo una
patada en su santo culo e incitarle a que se callase, que dejase de decir
barbaridades sin sentido.
El 15 M, nos guste o no, es un fenómeno sociológico de
primer orden, con repercusión mundial, y esto, a los que no comparten estas
ideas les repatea el hígado. Los poseedores del capital, se creen también
poseedores de la verdad, de la única verdad que existe, la de ellos; por lo que
no admiten otra posibilidad de verdad. Llaman “perro flautas” de forma
indiscriminada a todos los manifestantes de sus ideas, a los que se limitan a
compartir, a proponer, a debatir; no a IMPONER. Llama “perro flautas” a
personas tan influyentes como José Luis
Sampedro (escritor, economista, pensador..), el sociólogo Manuel Castells
(sociólogo, pensador..), Eduardo Galeano (escritor uruguayo), Jean
Plantureux (Plantu), dibujante de Le Monde, Eduard Punset (escritor, divulgador
de Ciencia), Álex de la Iglesia (cineasta). Aparte de intelectuales, hay nombre
de cantantes, actores, etc: Enrique Bunbury, Amaral, Eva Hache, Santiago
Segura..
Además este término despectivo conlleva, según él una
elevada deficiencia cognitiva, un nivel ínfimo intelectual. Hecho que contrasta
con los niveles intelectuales de los mencionados.
Ha tenido que ser el capullo hitleriano cínicomaníaco que no
pronuncia la letra “r” el que me haya despertado hoy, jodiendo los primeros
minutos del día y predisponiendo mi actitud hacia una mala leche incontenible,
la mala leche que me ha hecho apagar la radio casi con un golpe brusco, ya que
al intentar buscar a mi locutora habitual ya no la encontraba. Para mañana me
he buscado una sintonía agradable del móvil y me despertaré con ella, a no ser
que otro día, cuando me haya calmado, sintonice de nuevo la voz melodiosa de mi
locutora habitual.
Juan Carlos Vázquez
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