No son hinchas del Osasuna, sino huelguistas del 29M |
Los “representeros” políticos, por su parte, siempre por su
parte, para eso son políticos, hacen lo que quieren hacer, o sea, lo contrario
de lo anunciado y de ese burro no hay quien los baje, del burro de abajo me
refiero. Y nos dicen con la boca pequeña; pero llena que están dispuestos a
negociar, a la vez que anuncian que del burro, de su burro no se bajan. Y dicen
que podemos negociar sobre la Reforma Laboral, su Reforma Laboral, no la
nuestra; pero siempre y cuando se acuerde lo que ellos han propuesto.
Por otro lado, los “sindicateros” de nuestra política
social, es decir los que dicen que representan al obrero, hinchan sus plumones
ante el gobierno de turno, a sabiendas que lo único que se va a conseguir es el
descuento en nuestros sueldos, que no en los suyos, que para eso son
sindicateros, y es que ese día sí, ese día trabajan, lo que quizás no deberían
cobrar es el resto de los días que no hay huelga. Parece que me estoy pasando
con estos pobres y sacrificados hombres y mujeres de nuestro síndico; pero que sepáis
que yo estoy en un sindicato y estoy en un comité de empresa; pero no he estado
ni estaré nunca liberado y que estoy totalmente en contra de esta figura. La
situación del obrero español es aún más triste desde la consideración de la
división sindical, sindicatos mayoritarios por un lado, sindicatos alternativos
por otro, sindicatos corporativistas por otro y no digamos si contamos las
corrientes internas de cada uno de estos. Tras esto creo que mi mejor representante
sindical soy yo mismo y creo que por desgracia para unos y por suerte para
otros esto es una realidad extensible a la mayor parte de la población de
nuestro país. En este contexto social, el ciudadano está perdido en la
inmensidad sindical, desorientado.
Además la politización de los sindicatos mayoritarios, originada
por la subvención que reciben del estado o de ciertos partidos, polariza la
acción sindical, desvirtuándola y orientándola hacia criterios políticos en
lugar de sociales, laborales o sindicales.
Gracias a este conglomerado bananero- politiquero, los
sindicatos mayoritarios, el 29M, se juntaron sin mezclarse por un lado,
mientras que por otro lado, los sindicatos “alternativos”, (no sé a quien se le
ocurriría este nombre; pero queda bien) hacían lo suyo aunque tampoco se
mezclaban.
Ante esta situación, como decía mi abuela, el único que
tiene algo que perder es poca ropa, siendo poca ropa todo aquel obrero por el
que en teoría nos estábamos manifestando, claro, ¡eso sí!, cada uno en su
bando. Este poca ropa define tanto al trabajador con suerte, es decir, con
trabajo; como al trabajador sin suerte, es decir al parado; ambos
constituyentes de eso que no sé bien porqué llaman población activa (aunque estén
parados).
El caso, y a lo que vamos, es que la Reforma Laboral, que se
hará sí o sí, debería implicar otra reforma, la Sindical. Una Reforma que
conduzca a la autogestión de los Sindicatos, siendo un deber y no un derecho el
estar sindicado. Así, al no depender de la “pasta sucia” de la política, podrá,
la acción sindical, dirigirse hacia su único fin, los derechos y deberes del
trabajador que será su afiliado, quien procurará los ingresos que lo mantengan
en pie de guerra, sin estar en deuda con ningún otro que no sea este, el
obrero.
Creo, que de esta manera, tanto el trabajador como la garantía
de sus derechos estarán más protegidos.
La crisis ha encubierto muchas situaciones de injusticia y
ha servido en muchos casos para que los malvados lleven a cabo sus actos más
detestables contra el bienestar social. Con el telón de fondo de “La situación
económica”, las empresas han desarrollado la mayor tragedia laboral de la
Historia en su propio beneficio, a lo cual se suma hoy el Gobierno con su “Famosa”
“Reforma”.
No nos debe extrañar esto estando en un país en el que tras
aguantar dos legislaturas al Presidente más tonto de nuestra Historia (y mira
que los ha habido tontos) y tras quitárnoslo de en medio, vamos y ponemos al
que ha sido derrotado en dos ocasiones por el primero. Tras esta reflexión qué
podemos esperar.
Sea como sea, esto es lo de menos, lo que debemos considerar
en estos momentos es el propio concepto de DEMOCRACIA versus TECNOCRACIA y el “Estado de las Mayorías Absolutas”
versus DEMOCRACIA.
En Democracia, con minúsculas, la que tenemos, o quizás ni
eso, un simple espejismo de lo que sería con mayúsculas, más interesada en las
cifras del capital, las grandes, que en los criterios del Humanismo de las
personas sobre, y digo sobre, las que gobiernan. Además la idea de mayoría
absoluta choca frontalmente con la idea de DEMOCRACIA, se trata de un
absolutismo encubierto bajo las enaguas de la democracia con minúsculas. Este
es el gobierno de unos pocos, la mayoría, sí, es cierto; pero no de todos. En
DEMOCRACIA, no debería existir la mayoría absoluta, ni de uno ni de otro signo,
ya que en ellas solo se puede negociar lo que dice la parte mayoritaria y desde
lo que piensa la parte mayoritaria, es decir, se puede hacer solo eso, discutir;
porque hacer, lo que es hacer se hará lo que diga la mayoría absoluta. Esto
conduce a una tecnocratización del quehacer político en pro de unos interese
marcados por la política dominante por mayoría absoluta, que no serán otros que
los del gran Capital, que al fin y al cabo es quien los ha puesto donde están,
no nos engañemos.
España es gobernada hoy día por los parámetros e Índices
marcados por el GRAN CAPITAL , con el único fin de acumular más y más, por las
grandes fortunas que están hundiendo a los helenos en un pozo insalvable. Por
esas fortunas que piden a los que no tienen para darle a los bancos de Grecia, que
son los que más lo necesitan, que no a las personas.
En conclusión y volviendo a la huelga, si vale para algo es
para que reflexionen los que lo tienen que hacer, políticos y sindicatos, y
mañana a trabajar, el que tenga suerte, que mañana ya veremos.
Juan Carlos Vázquez
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