Máquina escribediscursosdel rey |
Pero esto eran cosas de la adolescencia y la juventud, en la
que aún dependíamos económicamente de nuestros mayores, ahora, con vidas ya
independientes, gozamos de libertad para hacer lo que realmente queremos hacer,
aunque no lo hagamos siempre, ya que nuestra materia gris, por suerte o por
desgracia, ha madurado. Ahora es cuando, teniendo libertad de hacer muchas
cosas que habríamos deseado en nuestros tiernos años, no lo hacemos, porque
somos libres de no hacerlo y porque no queremos herir a los que nos quieren.
Las normas de la ética humana, requieren un mínimo de
decencia que debéis tener tú y los tuyos, es lo que no te ha permitido pedir
permiso, pedir permiso para irte de Safari a donde te dé la real gana, que para
eso eres el rey. O tu mujer, tampoco pide permiso para irse con los suyos, los
expulsados del trono de su país, cuando tú estás dedicando tu carísimo tiempo a
pegar "tiritos" por el mundo. En primer lugar, te debes a tu familia, son a ellos
a los que les tienes que pedir permiso para hacer lo que te de la real gana, tu
mujer, tus hijos y hasta tus nietos.
A mí me importa un pimiento tu matrimonio, quiero decir que
me trae al pario la relación que tengas con tu mujer y con el resto de tu
familia, que por cierto no te envidio. También habría entendido que con el pijama del hospital o con la bata esa que deja todo el trasero, trasero real, al aire, salieses gritando al pasillo donde te esperaban ordenadamente los medios, "¡tengo mi vida y tengo derecho a hacer lo que me da la real gana y a vosotros no os importa una mierda!. Habría sido más creíble, ya que eso de ser rey, sin hacer nada nunca tiene que ser un trabajo "jodido" y muy estresante.
¿Qué habría pasado si regresas de África con las dos caderas
en orden?, no nos habríamos enterado, con lo cual no tendrías que disculparte
por nada; pero qué mala suerte hijo, es que parece que os ha mirado un tuerto. A
tu yerno lo pillan robando, perdón, presuntamente robando (creo que lo de
presuntamente es porque no sabe nadie donde está el dinero), y tú, que algo debías
saber, presuntamente claro, le dijiste que se fuera lejos. Esto lo digo, porque
si no, para qué coño lo instas a irse a Washington, ¿porque es mejor el aire de
allí para sus pulmones?. Tu otro yerno jugando a “Rambito” con tu nieto, tu
mujer que pasa de tí como de comer escapularios, tu hijo y heredero no sabe dónde
meterse con su querida y amada esposa para que no le hagan hablar de todas
vuestras meteduras de pata. Es el príncipe más comentado de todas las monarquías
europeas, cosa que me trae sin cuidado, pues yo de monárquico tengo lo mismo
que Bin Laden de obispo.
La situación objetiva es que en lo más llano del planeta te
pegas la “Hostia” y claro se monta la de dios, aunque entre Dios y Reyes todo
queda en casa; pero no todo el pais, todos los habitantes del país de los
parados se enteran que su monarca vuelve de África con una cadera rota y esto
no es lo peor, se enteran que había estado de Safari, gastando una pasta
indecente que sale de los bolsillos de los pobladores del país de los parados.
Las gentes de este conocido país, se “cabrean”, más habiendo
pasado lo que pasó unos días después del discurso en el que le dolía el corazón
por la situación y las penurias que estaban pasando estos sufridos habitantes.
No es que seas mal tío, ni que me caigas bien; pues siendo
sinceros me caes mal, me caéis todos vosotros como el culo, o mejor
presuntamente como el culo. Si os dedicarais a lo que os tenéis que dedicar,
que es nada no os pasarían las cosas que os pasan y que os hacen poneros en
situaciones de espantoso ridículo a vosotros y también, lo que es peor a todos
nosotros.
Bueno, pasó lo que pasó y yo me pregunto dos cosas: una es dónde
coño has metido el elefante y la otra es quién te redactó el guión del discurso
de disculpa que hiciste público y de viva voz al salir de la clínica. El
elefante supongo que se quedaría tirado en la sabana africana, porque en el jet
privado sería difícil introducirlo. Pero lo del discurso me tiene intrigado,
tiene que ser el jefe de marketing de coca – cola o algún genio de la
publicidad; porque se lo creyó todo el mundo. A mí casi, casi; pero no, lo de
las muletas cerraba un mensaje redondo y estuve a punto de compadecerte; pero
no. No hijo, no, a mí no me la pegas, quizás de rodillas; pero claro no podías.
Una lagrimita, que eso queda muy bien y enternece a las abuelas; pero tampoco.
El perdón no es un simple mecanismo para liberar de culpa a
quien nos ofendió, el perdón es un mecanismo para que yo sea libre de la
amargura que dejó esa acción en mi corazón. Yo puedo decidir perdonar a
alguien, que no está arrepentido de verdad de haberme dañado, por que mi
intención al perdonar, no es que esa persona quede libre de culpa, si no que yo
quede libre en mi interior, que yo tenga paz, que yo pueda vivir bien, que haya
desatado la amarra que me tenía detenido en el puerto. (Rafael Ayala).
Así que señor rey, ante su impactante discurso le digo que
casi me convence; pero mis sentimientos hacia usted son los que son y como no
podemos decidir dejar de sentir, me atrevo a decirle “si quieres mi perdón, te
perdono, pero a cambio te regalo todo mi odio”. Esta es una frase hecha, que no
he creado yo; pero que viene como anillo al dedo, (que tampoco es mía).
Juan Carlos Vázquez
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