domingo, 25 de marzo de 2012

MÉRITO Y CAPACIDAD


Marido de reconocido mérito y capacidad
(No debemos juzgar por su aspecto, sino por su reconocida
valía. )
Desde los sectores de poder se empeñan en convencernos de que la Capacidad y el mérito de las personas son cualidades heredables de la genética humana, de tal forma, por ejemplo, nadie discute la capacidad y el mérito de Ruiz Gallardón como político, ya que a su padre se le presuponían estas cualidades, y esto no quiere decir que las tuviese, simplemente se le presuponen.
Además de la vía genética, estas cualidades pueden asociarse o apropiarse, mejor dicho, por razones ligadas a la consanguinidad, de tal forma que el marido de “la Cospedal”, por ser simplemente eso, marido de su marida, se le atribuyen estos calificativos, al igual que pasará en un futuro con los hijos de estos. Esta “política superfashion de la muerte te lo juro por Mafalda”, por el simple hecho de ocupar una posición de poder, lleva implícito la posesión de estas características que la cualifican indiscutiblemente. El Mérito y la capacidad de ésta proviene por referencia o relación al puesto de poder que ocupa en un momento y lugar determinado, y a su vez, sirve como referencia para otorgar esta calificación a su pareja, hermanos y descendientes hasta un grado de consanguinidad en el que el apellido se perpetúe tal que se pueda establecer una relación de parentesco.
Por tanto, como resumen, podemos decir que el mérito y la capacidad son cualidades atribuibles, en general, a todo aquel que ha estado o está relacionado con jerarquía de poder, así como los descendientes de estos por vía tanto sanguínea como política o relacional.
Además, estas capacidades y méritos una vez establecidos por cualquiera de las vías mencionadas, gozan del reconocimiento social y son de ámbito público. Ahora bien, estas cualidades otorgadas de forma objetiva a cualquier otro miembro del vulgo social, aún gozando de reconocimiento institucional objetivo, quedan reducidas a los ámbitos simples familiares o de los grupos de relación directa de estos. Por ejemplo, el hecho de que mi amigo Francisco se gradúe “doctor cum laude” por la Universidad de su pueblo de Córdoba, dota a este de la capacidad y el mérito necesario para el desarrollo de la actividad en la que ha realizado sus estudios con tan alta calificación. Pero, sin embargo, será muy difícil que llegue a alcanzar los niveles de estos valores que posee Gallardón o el marido de “la Cospe” y mucho menos los puestos y la remuneración acorde a su valía en comparación con estos.
Esto es debido a que el mérito y la capacidad, demostrable de mi amigo, han sido alcanzados con su sacrificio y esfuerzo, gracias a una inteligencia fuera de lo común; pero no por las tres vías mencionadas con anterioridad: consanguinidad, relación con el poder o genética, por lo que al único Consejo de Administración al que aspira mi amigo es al Consejo de Administración de su casa, junto con su padre y su madre, ocupándose principalmente de las tareas de gestión del Patrimonio familiar (el sueldo de jubilado de su padre) y de las tareas de la alta gestión administrativa de los envíos y redacción de sus propios curriculums vitaes.
El marido de su marida, ya mencionada, y no quiero volver a hacerlo, por el contrario, pasará a formar parte del Consejo de Administración de la empresa que sea, da igual, y si no la hay se crea, que para eso es el poder. En este Consejo su misión principal y única será la de recoger al final de año, carretilla en mano, el capazo de pasta (vulgarmente dinero), que sin razón aparente le concede la empresa que sea. Las cantidades suelen oscilar entre los 150.000 euros y los 200.000, por no hacer nada, simplemente por su mérito y capacidad reconocida por ser quien es, mientras mi amigo el doctor a joderse, que para eso se ha hecho doctor, aunque el mérito y capacidad de este que no lo dude nadie y si no que se lo digan a su madre.
Juan Carlos vázquez. 

jueves, 22 de marzo de 2012

MACROANÁLISIS Y QUINTA LEY FUNDAMENTAL.


Resignación, óleo de Juan C. Vázquez
(yo me lo guiso, yo me lo como)
“el estúpido es más peligroso que el bandido”.
Si todos los miembros de una sociedad fuesen bandidos perfectos, la sociedad quedaría en una situación de estancamiento en la que no se podrían producir grandes desastres, todo se reduciría a las transferencias masivas de dinero y bienestar. Pero cuando los estúpidos entran en acción ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas, lo que produce un empobrecimiento general de la población. Por lo tanto el hecho de que unas sociedades se enriquezcan y otras se empobrezcan, no es más que  el resultado de la capacidad de los individuos inteligentes de estas sociedades de mantener a raya a los estúpidos.
En las sociedades en decadencia, tal como describe Cipolla en sus ensayos y observaciones, en los individuos que están en el poder, el número de bandidos con un elevado porcentaje de estupidez ha proliferado desmesuradamente y entre los que no están en el poder se ha producido un elevado crecimiento de los desgraciados incautos. Este cambio en la población de los no estúpidos, es el que refuerza inevitablemente el poder destructivo de la estupidez y conduce a los países a la ruina.
En las sociedades en decadencia, hoy día y gracias a la famosa y ya casi enquistada crisis global, los robos masivos y multimillonarios se ven favorecidos notablemente, además y gracias a la estupidez de los bandidos, estos robos son identificados y hasta se consigue abrir procesos judiciales a los ladrones; pero estos procesos judiciales, a modo de teatrillos mediáticos no consiguen los efectos deseados (castigo del delincuente y reposición de lo robado), gracias a la candidez de la población. Es decir, los situados en posiciones de poder gozan de cierta impunidad debido principalmente a la proliferación de personas desgraciadas, que al no estar dotadas de las herramientas intelectuales necesarias permiten que esto suceda y que el autor de los crímenes salga indemne de su delito y encima con los bolsillos llenos. A esto hay que sumar el beneplácito a esta situación de los pocos inteligentes que hay en el poder y que aunque estos también roban, su robo no es descubierto, o al menos, no es catalogado como delito.
Como resumen de lo anterior podemos decir que las personas que están en el poder roban, o lo que es lo mismo, el robo es intrínseco a la naturaleza del poder, ya que si hay alguien en el poder y no roba, es expulsado inmediatamente por sus congéneres y ninguneado por los no poderosos (no es capaz ni de robar). Estos idealistas, altruistas, no pueden por tanto ocupar posiciones de poder, ya que daña la imagen delincuente y ladrona de todos sus compañeros y no es aceptado en el grupo. Esto nos conduce a una segunda conclusión sobre los poderosos acerca de la capacidad y el mérito de estos; así podemos decir que las capacidades y méritos requeridos para ostentar posiciones de poder se basan única y exclusivamente en su actitud favorable al delito, deben saber robar. Si además son inteligentes no serán denunciados ni juzgados, cosa que si sucederá en caso de que sean bandidos estúpidos, lo cual, por cierto es lo más probable.
Con todo esto uno de los conceptos básicos que definen al ser humano, la honestidad, pasa e ser patrimonio exclusivo de los desgraciados, ya que los desgraciados no honestos pasan inmediatamente al bloque de los estúpidos de solemnidad.
Este sistema social mencionado en el que los bandidos estúpidos ocupan las posiciones de poder sobre el resto de la población, formada en un porcentaje mayoritario por desgraciados y estúpidos, entre los que logran camuflarse un selecto grupúsculo inteligente, es el esquema social que rige en la mayor parte de nuestros países.
Los únicos beneficiarios de este sistema social son los inteligentes y los bandidos inteligentes, y el resultado de las actuaciones de estos, favorecidas por la “tontez” del resto es lo que hace que nuestros pueblos están hundidos en la miseria, mientras que ellos gozan de fortunas inmensas.
Algún ejemplo de todo esto puede ser un empresario, por ejemplo del ramo de la seguridad, que ocupa un puesto elevado en el poder, en una de las zonas más conflictivas de un país conflictivo y que, como es lógico no quiere que se acabe la oleada de terror y miedo de esa zona ya que su empresa quebraría. Si mi empresa es de guardaespaldas y no hay peligro, ¿qué coño hago con mi empresa?, pues este empresario reza porque haya peligro.  Esto es estúpido; pero es público, tal como pudimos reconocer en una declaración realizada por este individuo en un medio público, en el que asegura que el terror iba a volver, solo le faltó decir ¡por favor os lo pido!.
Es como el que se queja de que los bomberos no trabajan, ¡mejor! ¡estúpido!, ¡ojalá no trabajen nunca!; pero claro, tienen que estar, por si acaso. Ahora los guardaespaldas para su casa que no hacen falta y cuestan mucha pasta a los desgraciados ciudadanos.
La Crisis que nos estruja, a los de siempre, no es más que la causa directa de lo mencionado anteriormente, en la que y de la que los últimos culpables no son los desgraciados, en ningún lugar ni momento, sino esta gran masa de políticos, banqueros y poderosos neoliberales de izquierda y derecha, que han robado a espuertas y que aún siendo pillados por la justicia, justicia estúpida, ya que ha sido dictada por ellos, salen no culpables de los delitos realizados y con el dinero a buen recaudo.
El elevado nivel de candidez en la población es también una forma de control social ejercida por los bandidos del poder, que toma forma en el control y la manipulación de la educación de nuestras futuras generaciones, las cuales, ya se encargan estos ladrones de ello, deben reproducir los modelos convenientes a estos grupos de poder, por lo que salir de estas situaciones sociales es un proceso que ha de pasar, sin lugar a ninguna duda, por la concientización de la población incauta, tal como promulgaba nuestro ya desaparecido amigo y pedagogo, Paulo Freire.

Juan Carlos Vázquez

miércoles, 21 de marzo de 2012

LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ IV


NO COMENT
“Las personas no estúpida subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantementeque en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error”.
No debemos asombrarnos de que las personas desgraciadas, por su propia candidez, no reconozcan la peligrosidad de los estúpidos. Lo que resulta asombroso es que, muchas veces, los inteligentes y los bandidos, no reconozcan el poder devastador y destructor de la estupidez. Esto último es difícil de entender y explicar; pero realizando una aproximación hipotética, podemos basar este hecho en el sentimiento de autocomplacencia y desprecio, gracias al cual, los inteligentes y bandidos, se olvidan de segregar la adrenalina que necesitarían ante tamaña agresión, lo que les impide a su vez preparar convenientemente su defensa. Esto puede suceder, también debido a la consideración vulgar de que un estúpido, por ser tal, solo se hace daño a sí mismo, aunque esto no es otra cosa que la mera confusión entre dos términos que no tienen nada en común, la candidez y la estupidez.
Estas creencias erróneas acerca de la estupidez, pueden hacernos caer en la tentación de asociarnos con individuos estúpidos con el objetivo de usarlos en provecho propio, maniobra que, sin lugar a dudas, nos causará unos efectos totalmente desastrosos, debido  a que se basa en la total incomprensión de la esencia natural de la estupidez y por otro lado otorgamos a la persona estúpida la opción de desarrollar sus capacidades siniestras más allá de lo humanamente comprensible y esperado. No debemos olvidar que el individuo estúpido no es manipulable, aunque pueda parecernos lo contrario, su comportamiento errático hace imposible realizar predicciones de sus acciones y sus reacciones, y en nuestro intento manipulador no tardaríamos mucho en vernos totalmente arruinados y destruidos de forma irreversible.
Este razonamiento del señor Cipolla es fácilmente adaptable a nuestro contexto social, por lo que esta cuarta ley se nos presenta claramente observable. Tomemos por ejemplo a nuestros decisores políticos en el papel de estúpidos y consideremos que las relaciones humanas pueden ser directas o indirectas, de esta forma, veremos sin duda que estos seres de la esfera política mantienen con nosotros, los ciudadanos, (urbanitas o de pueblo), una relación indirecta, en la que se supone que son ellos los que deciden en base a lo que nosotros deseamos. Nosotros pagamos y ellos invierten lo que nosotros pagamos, nosotros ponemos nuestra confianza y nuestra ilusión en estos seres; pero estamos cometiendo el grave error que dicta esta cuarta ley, subestimamos el poder devastador y el potencial nocivo de nuestros representantes políticos, (se entiende que son estos los estúpidos).
Nuestras convicciones políticas, si es que alguien las conserva, a pesar de nuestros políticos, nos conducen a enfrentamientos verbales en nuestras relaciones sociales cotidianas, en las que cada uno pone en valor su ideología, sin darnos cuenta que estamos discutiendo conceptos totalmente homónimos. Es decir, yo de izquierdas, yo del PP, tú de derechas, tú del PSOE, o al revés, da igual, ya que bajo estas siglas izquierda y derecha se funden; por lo que la discusión se reduce a decir insistentemente que lo blanco es blanco y mi opositor en la discusión se empecina en demostrarme que no, que el blanco es blanco. Hablamos de lo mismo, estamos los dos diciendo lo mismo y aún así los que nos rodean se postulan a favor de uno u otro, llegando a crearse dos bandos diferenciados.
Vamos a ser serios, si estamos diciendo lo mismo, si pensamos igual, ¿porqué discutimos?.
Si esto sucede en el estrato de los inteligentes, de la gente trabajadora e incluso de los desgraciados, qué no sucederá en el nivel de los representantes de estos, de los del “Olimpo”, de aquellos endiosados capullos de las altas esferas de la política y de la Empresa, de los estúpidos de tomo y lomo (que diría mi abuelica, en paz descanse). Mientras, aquí abajo, discutimos banalidades sin sentido, allí arriba, los estúpidos reconocidos e incluso votados por nosotros llevan a cabo sus acciones con graves consecuencias para los de abajo, los cuales aún sabiéndolo; pues para eso son inteligentes, no preparan estrategias de lucha y de protección contra la estupidez y la barbarie de la sinrazón de nuestros políticos, los verdaderos estúpidos. En vez de ello siguen enzarzados en sus disputas acerca del color del cielo, en las que pese a que unos demuestren que el cielo es azul, los otros siguen en su convicción de que no, de que es azul, no azul.
Vamos a centrarnos en la verdadera estupidez, encarnada y representada mediáticamente por los personajillos de las altas esferas sociales, vamos a preparar nuestra estrategia defensiva frente a sus abusos de poder, vamos a concienciarnos de su verdadero peligro y estaremos en condiciones de enfrentarnos a ellos con el fin de defender lo que es nuestro.
Que uno sea del PSOE y se empeñe en que es de izquierdas y en querer diferenciarse del de derechas que sí que es de derechas, al igual que el primero, no hace otra cosa que facilitar el juego diabólico de los estúpidos, que sin darse cuenta, ya que no son inteligentes, consiguen mantenerse generación tras generación en su estrato de privilegio, poder e impunidad legal.

Juan Carlos Vázquez

martes, 20 de marzo de 2012

LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA III


Foto de familia de "los ladrones van a la oficina"
“Una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas”.
Carlo M. Cipolla, hace un análisis de costes y beneficios que permite clasificar a los seres humanos en cuatro tipos de personas, y los representa gráficamente en un sistema de coordenadas.
Estas cuatro tipologías las define como:
Desgraciado (D).- aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás. (líderes carismáticos)
Inteligente (I).- se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás. Son escasos y no suelen ocupar cargos públicos, suelen encontrarse en entornos pequeños dominados por el afecto, contextos familiares de las clases humildes sobre todo
Bandido (B).- Obtiene beneficio para sí mismo, perjudicando a los demás. Solemos encontrarlos en las altas y medias esferas de la política o en altos cargos de  potentes organizaciones financieras
Estúpido (€).- causa pérdidas a los demás y a sí mismo. Estos, son los más abundantes en nuestro entorno habitual, trabajo, empresa, política, alta sociedad, altos y medios cargos funcionariales, etc.
Las personas pueden actuar circunstancialmente  según una u otra tipología, a excepción de los estúpidos, los cuales muestran una fuerte tendencia hacia el comportamiento característico de este modelo en cualquier actividad o empresa.
El “bandido perfecto”, lo define Cipolla en dos subgrupos diferentes, debido a que este modelo es muy escaso en la naturaleza. Así, dentro de estos diferencia entre “bandidos inteligentes”, aquellos que obtienen más beneficios que los costes que causan y “bandidos estúpidos” que causan un alto coste a los demás, siendo estos últimos los más frecuentes en la selva de la naturaleza humana.
Las acciones de todo bandido se rigen por modelos racionales, pues su fin es obtener beneficios; pero ya que no es suficientemente inteligente de obtener estos beneficios para sí mismo procurando, a su vez, el beneficio de los demás, deberá obtener su beneficio a costa de la pérdidas en los demás. Lo injusto de este caso no deja por ello de ser razonable y puesto que es razonable es predecible; por lo que podemos relacionarnos con ellos y crear nuestras defensas frente a ellos. Esto no sucede en el caso de los “estúpidos”, nunca podremos adivinar ni prever cuando una persona estúpida desarrollará su ataque, ni, por lo tanto la magnitud del mismo, por lo que frente a estos estamos totalmente indefensos.
Esta irracionalidad de las acciones de los “estúpidos” es la que otorga siempre a estos una victoria segura ya que siempre nos pillará desprevenidos o en caso de poder prever su ataque, no podremos nunca organizar una defensa racional, puesto que el ataque en sí carece de cualquier estructura racional.
Al contrario que el resto de tipologías, el “estúpido” no es consciente de su estupidez, lo que lo dota de una mayor fuerza y eficiencia, siendo sus ataques plenamente devastadores.
Nuestros representantes y decisores políticos democráticos (adjetivo que se han colocado ellos mismos), podemos clasificarlos en las dos últimas tipologías definidas, considerando que siempre existe la excepción que nos permite confirmar esta regla. Además, podemos descartar que entre estos exista el subtipo “bandido inteligente”, ya que de una forma o de otra, esta cuadrilla de ladrones no se conforman con robarnos hasta la entretela, sino que si no joden al pobre, al trabajador, parece que no se quedan conformes. No se contentan con lo que roban impunemente, sino que nos lo han de robar a nosotros, a los pobres, ya que si lo robasen a los ricos se estarían robando entre ellos y entrarían en un círculo vicioso de intercambios entre ellos, en el cual el pobre sería un mero espectador, y eso a los ojos de estos no tiene ninguna gracia. Han de ¡joder!, con perdón, por el mero hecho de ¡joder!, ya que lo de robar todos lo damos por hecho.
Pero en estas altas esferas no solo están estos, sino que también, para nuestra mayor desgracia, se encuentran los verdaderamente peligrosos, los estúpidos irremediables, que protegidos por los anteriores realizan sus actos delictivos sobre el pecunio del pueblo con total y absoluta impunidad. Además estos son colocados en las primeras filas mediáticas, a modo de barrera humana, por los bandidos estúpidos, que a su vez hacen de barrera a los inteligentes (aunque estos últimos no lo precisen), de forma que son los que se llevan las hostias, sin que ello signifique que devuelvan lo robado a los pobres, porque, total, de pobres no vamos a salir y si lo devuelven es como si no nos hubieran jodido, que al fin y al cabo es de lo que se trata.

Juan Carlos Vázquez  

domingo, 18 de marzo de 2012

LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA II


“La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona”
La persona es ante todo única e irrepetible, no hay dos iguales, lo cual es un factor principal de enriquecimiento de nuestra especie. Este hecho hace que unos sean más estúpidos que otros. Según Cipolla, el grado de estupidez viene determinado genéticamente por la naturaleza; pero es independiente del resto de las características de los individuos, no está asociado a ninguna otra característica. Por esta razón parecerá ilógico que ciertas personas sean totalmente estúpidas, aunque el infinito de adjetivaciones calificativas restantes no se correspondan con esta denominación.
Vamos a mencionar aquí a los escardanidos y comemocos, setos personajes de la jungla de nuestra geografía se corresponden con aquellos que se llevaban los cocotazos en la escuela, que eran objeto de burla por todos sus compañeros, que no amigos, ya que estos son seres solitarios que al ir a refugiarse bajo las faldas de la hembra que lo alumbró, recibían somero tortazo, precisamente por eso, por estúpidos. Se caracterizan por alcanzar ya de adultos y gracias a la actuación de sus progenitores, puestos de relativa responsabilidad que han de conservar a base de peloteo y de arrastrarse públicamente. Han de llegar a ser algo siempre de la mano de sus antecesores, los cuales conscientes de la incapacidad de estos imbéciles, deben tirar de amistades que den cobijo y trabajo digno a estos elementos, gracias a lo cual  podrán llevar una vida lejos del hogar paterno, pese a la resistencia que ofrecen a ello. Se caracterizan por una falsa actitud favorable a la tarea, dando la sensación de trabajadores, aunque es esa hiperactividad la que los cobija de su verdadera ineptitud. Como rasgos fisiológicos destacamos: su altura media, orejas separadas del cráneo (cono si quisieran huir del mismo), cejas en forma de “v” invertida, (como los protagonistas de la serie “v”, esos extraterrestres que bajo su falsa apariencia humana, se camuflaban entre nosotros, tan bien que llegaron a ser más estúpidos si cabe), portan gafas desde su más tierna infancia y su cráneo está deformado formando una especie de pepino acabado en el cráneo con dos o tres pelos en punta. Además responden a cánones estéticos que los delatan, tales como el elevado porte de la cintura que da la sensación de que se agarran los pantalones con los sobacos, jerséis de pico de los años 80, y gafas estilo rococó que rompen todos los cánones de la moda y del buen gusto.
El profesor Cipolla realizó estudios demográficos llegando a la conclusión de que el poder de la naturaleza es supremo, ya que encontró una proporción “x” de laureados con el Nóbel que eran estúpidos.
Y esto es lógico, pues para llegar al Nobel hay que estudiar mucho y si estudias mucho es que no haces otra cosa y tal como reza esta ley la genialidad es independiente de la estupidez.
Lo mismo podemos decir de los llamados sabios, entre los que encontramos a nuestro querido expresidente González, el cual tras privatizar varias de las empresas públicas más rentables y productivas en su etapa de gobierno, bajo una falsa piel de cordero, y tras abandonar el poder se buscó el cuscurro entre fundaciones y consejos de Administración, lo cual asegura que tonto tonto no es; pero como afirma esta segunda ley no quiere decir que por ello no sea estúpido, y no digo con esto que no lo sea.
Caso similar sucede con el casposillo y pobre ZP que habita una humilde residencia de 2400 m2 en una de las zonas más lujosas de Madrid, se ha colocado en el Consejo de Estado con una paguita modesta que no cobraremos nosotros en unos cuantos años o quizás vidas. Esto, al igual que el caso anterior nos asegura que tonto del todo no es y que la posibilidad de que sea estúpido es independiente de todo esto. Pero por otro lado ver todas estas cosas, estos dinerales del erario público que se llevan estos petimetres me hace pensar si no somos nosotros los estúpidos por permitirlo, y no digo con esto que no lo seamos.

Juan Carlos Vázquez

jueves, 15 de marzo de 2012

LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA I


Simulación de un meapilas en plena micción.
(todo parecido con la realidad es pura coincidencia)
Según escribe Cipolla, (así se llama el hombre), en su estudio sobre la estupidez humana, uno de los mayores problemas de la especie “homo” es lograr neutralizar una de las más poderosas y oscuras fuerzas que impiden el crecimiento del bienestar y de la felicidad humana, la estupidez de esta especie, que además, es inherente a la misma.
Así, en su ensayo describe las cinco leyes fundamentales de la estupidez humana, las cuales iremos analizando en este y en posteriores artículos, intentando, dentro de lo posible, relacionar con ejemplos claros que todos podemos observar en la cotidianeidad de nuestra miserable y breve existencia.
La primera e irrefutable ley dice que “siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo”
En esta primera ley afirma que si realizamos una estimación cuantitativa del número de estúpidos que creemos que hay en el mundo, siempre nos quedaremos cortos en nuestro cálculo. Debido a dos razones principales:
Razón 1.- personas que no contábamos en nuestros cálculos como estúpidos, porque los considerábamos inteligentes o racionales y de modo repentino se acaban revelando como lo que no pensábamos que eran, es decir estúpidos.
Razón 2ª, cada día el número cifrado de estúpidos se incrementa, pues cada día conocemos o simplemente nos cruzamos con personas que antes no lo habíamos hecho y que de forma obstinada e impertinente obstaculizan nuestro trabajo, nuestras acciones de forma total y absolutamente estúpida.
Esta primera ley establece el principio de incertidumbre creado a la hora de establecer una cuantificación correcta y exácta del número de estúpidos a nuestro alrededor y que por tanto cualquier estimación a este respecto siempre se quedaría corta.
El nº total de estúpidos es realmente incalculable, por lo que el autor se basará para sus estimaciones en una especie de "cuota de personas estúpidas en el seno de una población".
Esto nos advierte de la posibilidad de estar rodeados de estúpidos que pensamos que no lo son; pero que en un momento o lugar se declararán como tales, aparte de los que ya conocemos.
Estos estúpidos son una especie similar a los meapilas (*), con la salvedad de que un meapilas es más fácilmente reconocible, sobre todo si lo localizamos en el momento en que está realizando el acto que le da nombre.
Estos estúpidos pese a lo que nos pueda parecer, tal como veremos en un próximo artículo, son muy peligrosos, por lo que es conveniente tenerlos siempre localizados y controlados.
Lo de menos es que sea tu jefe o el presidente del gobierno, el Rey o la Santa Inquisición, siempre que estés al corriente de lo que son y no digo con esto que estos no lo sean. El problema está en aquellos que no tienes aún catalogados; aunque según este primer principio de la estupidez, casi te aconsejo que pienses mal, por si acaso. 
Los estúpidos son, aún sin ellos saberlo en la mayoría de los casos, muy peligrosos y debemos estar alerta. Pueden hundir una Nación o dominar el mundo, siendo más probable lo primero, ya que para lo segundo deberían agruparse en Clubs, como el Bindelberg, partidos políticos, Fundaciones, etc. y centrar su actividad, solo que su propia estupidez y avaricia no se lo permite.
Los estúpidos más característicos responden a estereotipos concretos, si les plantamos la gorra de cuadros de los meapilas no hay lugar a dudas; pero si no es posible ponerle esta gorra ni un birrete, responden a personas que ocupan altos puestos en el gobierno o en las Organizaciones, la mirada perdida sin llegar a la bizquera, bigote leporino o barba  recortada simulando cierto descuido. Suelen ir bien vestidos y presentan cierto ceceo al hablar (sin ser de Cádiz). Suelen pasar desapercibidos por sus discursos cuasiinteligentes; pero estos son redactados por una asesor mediante un pinganillo. Suelen mover los brazos en actitud antinatural, como los muñecos chinos, hasta que se cansan de hacerlo con un brazo, momento en que cambian al otro brazo para realizar el estúpido movimiento.
Esta estereotipia suele coincidir en un 90% de los casos; pero la variedad es inmensa, por lo que estar "al loro", no bajemos la guardia y tengámoslos localizados que peligra nuestra integridad física y nuestra salud

(*)Meapilas, dícese de todo aquel que ataviado con una gorra de cuadros, estilo inglés, al revés y que por falta de ocupación, se dedica, durante el día, ya que por suerte por la noche duerme, a orinarse en las pilas gastadas de las radios, o cualquier otro aparato eléctrico, con el único objetivo de intentar provocar cortocircuitos. El término se puede aplicar a ambos géneros.

Juan Carlos Vázquez

martes, 13 de marzo de 2012

DIALOGO DE BESUGOS O DE SAPOS, ¿QUÉ MÁS DA?

Líderes sindicales conversando sobre los beneficios de la Huelga General.



Birloque-¡Hola Birli!
Birli- ¡hola Birloque!,- he “pensao” que podíamos hacer una huelga el día 29 por ejemplo, ¿o qué?,
Birloque: ¡Vale Birli!,
Birli: ¡vale Birloque!.
Birloque: ¡Oye Birli!,
Birloque: ¿qué quieres Birloque?.
Birli: - ¿Crees que tendrá éxito la huelga?.
Birloque: No lo sé Birli.
Birli: ¿Y si no viene nadie?
Birloque: No lo sé
Birli: ¿pero nosotros tenemos que ir?, ¡claro! Para eso somos los que lo hemos promovido
Birloque: es que yo, el día que hemos propuesto la huelga no voy a poder ir, ya me he pedido fiesta en el trabajo.
Birli: ¿Jo tío, me vas a dejar solo?
Birloque: lo siento; pero no puedo cambiar la fecha del médico
Birli: pues igual no voy yo tampoco, porque total, ¡para lo que vamos a hacer!, lo que pasa es que yo soy sindicalista. ¡Jo tío qué rollo! Igual aprovecho para ir al pueblo a ver a mis suegros con mi mujer, que hace mucho que no los veo.
Birloque: pues bien pensado, porque lo único que vamos a conseguir es que nos descuenten una pasta y no están los tiempos para eso.
Birli: No si la empresa mucho se queja de la Huelga; pero es una pasta que no nos paga. ¡Igual salen hasta ganando!, ¿Qué no?.
Birloque: pero, no te has parado a pensar que nosotros somos autónomos
Birli: pues no había caído en el detalle.
Birloque: entonces, ¿qué hacemos?
Birli: ¿quedamos para almorzar?
Birloque: ¡Vale, quedamos!.
Birli: Birloque, ¿no habías dejado la empresa porque se te comían las deudas?
Birloque: Pues es verdad, ya no me acordaba. Menos mal que mi mujer es enfermera y tiene trabajo, porque mis hijos están en paro los dos y sin cobrar subsidio ni nada.
Birli: ¿pero no habían terminado ya la carrera y trabajaban los dos?
Birloque: sí, terminaron empresariales y trabajaron en un banco con una beca de un año  y resulta que como no cotizaban no tienen derecho ni a cobrar el paro. Además, el mayor está terminando el doctorado; pero nada Birli, no hay manera, ya lo sabes o eres autónomo o no te comes “ná”, tal como están las cosas.
Birli: Ahora que lo pienso yo también voy a dejar la empresa, porque trabajar para poner dinero, ¡como que no!. Me voy al pueblo que allí con un “terrenico” y cuatro animales no pasaré hambre.
Birloque: entonces de lo de la Huelga ¿qué?, ¿qué hacemos?, ¿la hacemos o lo dejamos?
Birli: me parece que mejor lo dejamos, que la hagan otros, ahora, lo del almuerzo sigue en pie ¿no?
Birloque: ¡claro Birli!
Birli: Hasta pronto Birloque
Birloque: Hasta luego Birli.

Juan Carlos Vázquez

sábado, 10 de marzo de 2012

“29M” o “FUNERAL SOCIAL”


Sindicalista subvencionado dándole lo suyo al poderoso
(el sindicalista es el pequeño, ¡ejem!) 
El próximo 29 de marzo asistiremos al acto solemne que dará fin al denominado “Estado del Bienestar”, acto denominado por unos “Huelga General” en un intento de camuflar su verdadero nombre, que no es otro que “Funeral Social”. Esta pantomima de la mal llamada “Democracia”, recorrerá las calles de las principales ciudades de nuestro país, y en ella se dará despedida, con llantos de plañideras, como corresponde en este tipo de actos, a un pasado conseguido con sudor y sangre de nuestros ancestros, a un presente disfrutado por unos cuantos gracias a lo anterior y a un futuro sin ilusiones. Los trabajadores, tras echar la tierra sobre lo que los ha mantenido con vida, volverán a ocupar el puesto que les corresponde, que no es otro que el de simples trabajadores, mano de obra productiva al servicio del poder económico.
Mientras unos lloran desconsolados esta gran pérdida, otros celebran con champán la misma, estos últimos, los tripasllenas de bolsillos hinchados, se regocijarán en el sufrimiento de los primeros. Esta cuadrilla neoliberal de ahora, han sido los realizadores y actores principales de este demencial suceso, ayudados por los disfrazados de socialismo del mentidero izquierdista, que se han ido turnando en el poder en pro de establecer las bases de degradación de los derechos sociales de la clase obrera que los ha llevado a esta situación, a este lugar y en este momento.
El cortejo fúnebre estará encabezado por los autodenominados líderes sindicales de los sindicatos de masas, que con sus maquillajes de indignación social, solo esperan conseguir dos cosas, engañar a los verdaderos consternados por la pérdida y que acabe la “representación”, para regresar a sus sillones aterciopelados situados a la diestra y a la siniestra de aquellos contra los que supuestamente combaten; pero que por otro lado los subvencionan. Sin pensar mucho, todos podemos apreciar una connivencia entre estos, entre sindicato y poder, de tal forma que yo te dejo que digas de mí; pero sin pasarte, hasta una línea marcada y pactada que no debes sobrepasar. Sería de tontos morder la mano de aquel que te da de comer, ¡claro está!
Todo esto acontece en el momento en que se cumplen 200 años y diez días de la firma de uno de los documentos más importantes de nuestra historia contemporánea, la Constitución de Cádiz, para los amigos “La Pepa”, nombre fruto del humor gaditano al coincidir esta fecha con la festividad del Santo José. Este legajo supuso el triunfo del liberalismo político en una España convulsa, a la vez que se hizo extensivo a las “provincias de América”, ya que en la impresión de la firma participaron representantes de las Américas, los cuales venían en representación de un futuro federal autonomista más que independentista.
Pero la alegría dura poco en casa de los pobres, ya que los tatarabuelos de los actuales neoliberales, estaban realmente jodidos, y perdón por la expresión, y como estos no se pueden tragar su orgullo y no pueden dejar de “dar pol saco”, (ya que les fastidia sobremanera ser los derrotados, al igual que le pasa a Arenas en Andalucía), no pararon hasta que consiguieron la vuelta de la monarquía absolutista, del Rey Fernando VII de Borbón, ¡cómo no!. Este capullo; pero capullo real, como todos los capullos reales, derogó la famosa PEPA, con el afán de acabar con los liberales de la época, devolviendo el favor a los antiliberales que le habían devuelto su trono.
Estos hechos históricos no se pueden comparar en ningún momento con los actuales, ya que en aquel entonces aún primaban las ideas y las transiciones de un régimen liberal a otro no liberal suponían verdaderas revoluciones que afectaban a todos los ámbitos sociales. Ahora pasamos de un dominio socialista a un dominio de la derecha y apenas notamos el cambio, ya que los primeros se encargan de preparar el terreno los segundos, socialismo, que no lo es, y la derecha en España actual forman parte de un continuum, en el que se hacen la cama mutuamente para acabar jodiendo en la misma a los de siempre. (y de nuevo perdón; pero es que se me va la lengua, digo la mano).
Así que a partir de ahora borrón y cuenta nueva; pero sin empezar de cero, sino de mucho más atrás; pero de lo que deben darse cuenta los artífices de esta aberración social, es que lo que tratan de enterrar el día 29 es una actitud ante la vida, una ideología, para lo que no vale esa manida frase de “polvo eres y en polvo te convertirás”. El mundo de las ideas no pertenece al del polvo, que el polvo es de humanos, y no me malinterpreten. Las ideas no son polvo por el simple hecho de que no son materiales, ni entienden de materia ni de materialismo alguno, son solo eso, ideas que vagan por el espacio etéreo de lo metafísico, que no sé lo que es pero que ahí está, desde el origen de los tiempos, desde que el hombre tiene conciencia de lo que es. Estas ideas errantes en este firmamento descrito se acaban posando tarde o temprano en el cerebro de aquel que se convierte en líder de verdad y que lo estarán esperando para todos juntos dar al traste con el materialismo de los seres de polvo que hoy con champán brindan ante esta triste pantomima fúnebre.

Juan Carlos Vázquez

jueves, 8 de marzo de 2012

EL SAPO Y EL ALZAIMER


Sapo Directivo de una Gran Empresa del Capital camuflado de sapo

El sapo, ese animal prehistórico y casi místico, además de asqueroso, esclavo entre el agua y la tierra, fruto de un surrealista proceso metamórfico; ese animal desechado de la nobleza de los cuentos en favor de su pariente la rana, más llamativa por su brillante y verde belleza. Es ese bicho con ojos “besuguianos”, difícilmente idealizable, incluso para los genios de la manipulación machista de Disney, animal que inspira sentimientos entremezclados de tristeza y de asco, con su piel cubierta de pringue y llena de bultos granosos a modo de primitiva armadura.
Solemos verlos en las carreteras de los pueblos, junto a las huertas, chafados por un camión o paseando con su imponente forma de andar, casi presuntuosa, derrochando poderío, al igual que esos perros malformados enanos y cabezones que tiran la baba al tiempo que caminan.
Pese a todo lo dicho, no sé porqué razón, pero es un animal respetado; quizá por su valor catalizador del vigor de la tierra de nuestras verduras y hortalizas, o simplemente por su aspecto repugnante, que nos produce cierta ternura, como los jorobados, lisiados o tullidos; pero si una cosa es cierta, es que no hace ningún daño, sino todo lo contrario, nos libera de insectos molestos y es un aliado fiel de nuestros campos.
El sapo no tiene memoria, ni tampoco inteligencia, solo ese instinto que le permite sobrevivir en connivencia con una especie superior que lo odia y que no lo mata por el asco que le produce ver sus tripas esparcidas y  oír el crujir de sus frágiles huesos.
más sapos ejecutivos, disfrazados de ejecutivos
Hay personas que andan como ellos y cuyo aspecto interior es aún más asqueroso, pues nutren sus almas con las desgracias ajenas. Se visten con trajes caros de Armani para tapar su piel de sapo marronácea, sus lenguas son pegajosas y bífidas en sus discursos engañosos que orientan a modo de ráfagas calculadas sobre los crédulos inocentes de todas sus mentiras electoralistas. No tragan insectos, sino que los producen, insectos que son palabras que nos enferman.
Sapos con corbatas de diseños italianos y coches caros con chofer que pagamos todos; pero sapos, sapos nauseabundos a los ojos de los que los miran. Sapos que estafan y roban bajo el poder de una caja transparente que un día se llenó de sobres blancos con sus nombres, sapos que se apoderan de nuestras ideas de libertad y que nos dejan el espíritu vacío de ilusiones de futuro, sapos que nos quitan el pan simplemente para tirarlo, sapos que amontonan billetes de papel tintado sin valor para los sapos. Sapos avariciosos, especuladores con las posesiones de los demás, sapos con miedo, sapos que deben estar protegidos por otros sapos, sapos sin honra. Sapos con alzaimer que no se acuerdan que un día fueron sapos y que desconocen la solidaridad. Sapos escondidos tras símbolos políticos y pistolas de los que están para protegernos de ellos, no para lo contrario, sapos sin ética, ya que no la necesitan para lo que hacen.
Asquerosos sapos de palco, mitin y público agradecido, siempre el mismo público y siempre los mismos sapos; pero ahora sin recuerdos de tiempos pretéritos, sin saber que un día fueron simples sapos y que morirán como lo que son, sin saberlo ellos, unos repugnantes sapos asquerosos, ricos, poderosos y malolientes.

Juan Carlos Vázquez

miércoles, 7 de marzo de 2012

LLOVIENDO PARADOS


Cuando tanto tiempo se espera la lluvia, el hombre, desde lo más profundo de su estupidez, se empecina en rogatorias y plegarias, dirigidas a un Ser Superior, o no, a un árbol, a unas piedras, a una montaña, a un semáforo. Acaba pidiendo y rogando a todo lo que se le pone por delante con el fin de que se produzca lo que desea que se produzca, que no es otra cosa que la lluvia.
Si algo debe quedar claro, es que de no ser el fin del mundo debido a una sequía perenne e ilimitada, uno u otro día acaba lloviendo; y el hombre, ese mismo día, dará las gracias al árbol, a la piedra, al semáforo y hasta a su suegra. Agradecido e idiota porque pensará que gracias a ellos llueve, y es que cuando la desesperación es tan profunda tenemos la sensación de que hasta lo inerte es partícipe de nuestro estado y se apiada de nosotros y nos oye y nos da su consuelo. Así que en respuesta a nuestras peticiones, dice el monte, ¿queréis lluvia?, pues tomar lluvia.
El problema, ahora está en el tipo de lluvia que solicitamos y es que entre las muchas cosas que puede llover está el agua; pero digo entre las muchas cosas, ya que pueden llover sapos, culebras y ranas, como en una de las plagas bíblicas y que no son precisamente agua. Pero también pueden llover parados y este es el caso que nos ocupa. Todo por no especificar que pedíamos lluvia, lluvia de agua, con lo poco que habría costado.-señor árbol o señora montaña, o señor semáforo, AGUA, QUEREMOS QUE LLUEVA AGUA- Y si estos señores inanimados lo hubieran tenido a bien, habría llovido agua, que es lo que pedimos, no parados. Ahora ya tenemos lluvia de parados, y llueve y llueve, y no cesa la lluvia. Las calles encharcadas de parados atascando las alcantarillas que no pueden dar abasto en su misión. Los parados al caer sobre nuestras calles salpican de paro a los que tienen cerca en su caída. Las casas comienzan a tener goteras de parados que rebosan los baldes para parados que hay en todas las casas. Todo por no pedir las cosas por su nombre, si queríamos agua, hay que pedir agua, y punto, que luego pasa lo que pasa.
Mientras la lluvia de parados no cesa, los hombres poderosos se culpan unos a otros de tan indeseado diluvio, pero curiosamente nadie tiene la culpa. Y mientras tanto no para de llover, ni parará, hasta que tenga que hacerlo porque no queden parados que arrojar desde los cielos, o porque no queden trabajadores en la tierra que se puedan evaporar y al condensarse convertirse en mera lluvia de parados. Entonces parará.
Mientras tanto llueve sin descanso, las calles se hacen intransitables, los charcos de parados son ya riachuelos de parados que recorren las avenidas de nuestras ciudades y las calles de nuestros pueblos. Y ahora todos piden que pare de llover; pero que pare de llover parados. Y parará, porque tiene que parar, no porque lo diga nadie y cuando pare, alguien dirá que fue él el que lo consiguió, y el hombre, desde su estupidez, desde los mismos posos de su idiotez y desesperación lo agradecerá, porque al fin ha parado de llover parados.

Juan Carlos Vázquez