Nuevas herramientas docentes |
Este es uno
de los titulares de nuestro maravilloso periódico Heraldo de Aragón, el cual,
como representante del cuarto poder en nuestra comunidad autónoma se erige a sí
mismo como juglar y comunicador de lo que acontece en este Reino venido a
menos. Respecto del titular arriba mencionado, tan impactante, yo pienso, ¿cuándo han dejado de ser una autoridad?, vamos a ser serios, los
problemas educativos de una gran minoría no deben generalizarse. Las familias “normales”,
nunca han quitado autoridad a estas personas, saben perfectamente cual es su
trabajo, saben que trabajan con personas, y no son unas personas cualquiera, son nuestros hijos, por tanto tenemos claro, como padres, donde empieza y dónde acaba su labor; porque no lo olvidemos, tiene un límite.
La labor
del profesional de la educación se rige conforme a un código ético o deóntológico,
que nadie pone ni debe poner en cuestión; pero en cuanto a la autoridad no hay
otra que la que la profesión requiere. Deberíamos analizar el concepto de
autoridad al que se refieren los señores del PP, mientras los grandes pedagogos
españoles fueron expulsados o fusilados, cuando este país era conocido como
Patria, la educación sufría un proceso renovador incesante, se buscaba sobre
todo la libertad del educando, persona que aprende, y sobre todo se pretendían
dos cosas, una, la felicidad de los niños como base indiscutible de su educación y desarrollo, y otra, la
motivación , enseñar a aprender, dotar a nuestros pequeños de las herramientas
que los hagan personas críticas y creativas.
Estas
pugnas partidistas, con la educación de por medio, como arma arrojadiza, este
impulso ansioso por dominar la educación, por controlar le enseñanza en pro de
unos intereses determinados, es lo que
ha sumido a nuestro país en la incultura y en la ignorancia, es lo que ha hecho
posible la cultura del ladrillazo, de una generación de jóvenes que para qué
iban a estudiar si ganaban más de fontanero o de peón de albañil de lo que
ganarían con estudios superiores, (desde la consideración de la dignidad que
merece todo trabajo, por supuesto).
Es esa
falta de educación, esa ignorancia arrastrada durante generaciones, la que hay
que combatir o al menos intentar que se perpetúe en el tiempo, pero no con más
autoridad, que ya la tienen y nadie se la quita, y en los casos más extremos
para eso está la justicia, para poner a cada uno en su sitio, o eso dicen.
No
se mejora la educación dotando de más autoridad a los maestros, ni dándole
pistolas, la educación se mejora con eso con educación, con medios, con
innovación, con apertura al exterior, desinstitucionalizando la enseñanza en
algunos aspectos, con flexibilidad, con participación, con comunicación
horizontal, contra la mera transferencia de conceptos, acercándola a la realidad,
etc. Y partiendo siempre del alumno, el eje en torno al cual debe girar toda la
labor educativa, y sin olvidar que el protagonista de la educación
es el alumno, no el maestro.
Una frase hecha por Jonathan Pool ( con el permiso de los buitres de la SGAE), dice que hay tres tipos de profesores:
- La mayoría de los profesores, que enseñan hechos
- Los buenos profesores que enseñan a sus alumnos ideas
- y los grandes profesores que enseñan a sus alumnos cómo pensar.
Es este último
modelo de maestro el que verdaderamente interesa a una educación moderna, eficiente y eficaz, lo que
no significa que sea el tipo que interesa a la corriente política dominante, no
ideológica, por supuesto. Y este profesor orientador, guia de nuestros hijos,
no necesita que ningún gobierno de turno refuerce su “autoridad”, sino que lo
dejen trabajar, que le faciliten los recursos que necesita y que le dejen
enseñar en paz, todos saldremos ganando, profesores, padres y sobre todo y
principalmente los alumnos, que es de lo que se trata.
Juan Carlos
Vázquez
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