La promotora del proyecto minero en Zilbeti es la multinacional MAGNA. Actualmente tiene una cantera en Esteribar, un valle que es colindante a la ZEC Monte Alduide, pero lleva tiempo anunciando que la veta actual se le agota y que para mantener los 180 puestos de trabajo que ahora ofrece a la población local necesita abrir otra cantera.
MAGNA dice que el mineral que necesita está en el monte comunal Legua Acotada y en 2010 ha conseguido una declaración favorable del gobierno navarro al informe de impacto ambiental. En el Valle de Erro la mayoría de sus habitantes ven el proyecto con buenos ojos y la empresa tiene el apoyo de los municipios, porque para ellos es una de las escasas posibilidades de desarrollo socioeconómico.
Pero ¿es compatible la extracción minera con la conservación de un territorio, de los hábitats y las especies que protege la Red Natura 2000? ¿A qué precio?
Texto extraído de: http://www.rtve.es/television/20111207/precio-mina/480585.shtml
Enlace de interés: http://actuable.es/peticiones/salvemos-zilbeti
Con el término "desarrollo sostenible" se llenan la boca políticos, politiquillos y demás profesionales que han dedicado su vida desde edades tempranas a lograr su único objetivo, vivir sin trabajar. No hay discurso político en el que no se haga alusión a este término tan impactante y bien construido; pero que la gran parte de los que la pronuncian no tienen ni idea de lo que están hablando.
Los neoliberales, que actualmente se están haciendo con el poder de la mayoría de los paises “industrializados”, nos muestran la posibilidad de un desarrollo, económico, por supuesto, compatible con la conservación del medio ambiente. Además esta ideología se refuerza con una productividad vista desde una perspectiva muy curiosa, según la cual, se produce más con menos recursos y con la generación de menos residuos, con lo que la preservación del ambiente está garantizada. Y esto hay gente que se lo cree. Además, venden la moto de la igualdad social, la mejora general de las condiciones de vida de las zonas en las que pretenden desarrollar la actividad económica concreta. Esta igualdad y este pensar en la sociedad es parte del discurso necesario para vender la moto, nada más; pero también hay quien se lo cree.
Las ideologías ecologistas más radicales apuestan por dejar de realizar determinadas actividades productivas mientras no se demuestre que no son dañinas. Otros, creen que la conservación del medio ambiente es imposible si no reducimos la producción económica, ya que, en la actualidad el ritmo de destrucción es muy superior al de regeneración, por mucho que se empeñen los neoliberales en contradecir. Estos también cuestionan por lo tanto la capacidad del modelo actual de desarrollo económico de producir bienestar social. El reto estaría en vivir mejor con menos.
La tendencia ecosocialista considera que es el capitalismo el que es ecológicamente insostenible, lo que es de cajón ya que no se pueden producir y acumular bienes de forma constante y creciente.
Se suele confundir desarrollo económico como el término que abarca el crecimiento económico y el desarrollo humano, nada más lejos de la realidad; pero los medios se empeñan en demostrar esta relación en pro de los intereses egoístas e inhumanos de los grandes poderes económicos.
Las tres variables implicadas en el desarrollo sostenible: económica, social y medioambiental, están imbricadas profundamente en aspectos antropológicos y culturales que las relacionan y determinan, por ello, los desafíos culturales (la creatividad, el conocimiento crítico, la diversidad) son bases fundamentales e imprescindibles de la sostenibilidad. Los aspectos culturales, no deben despreciarse bajo ningún concepto, pues llenan las tripas del verdadero desarrollo humano y de uno de sus aspectos fundamentales, la libertad.
En este debate, como cuestión estratégica, según la UNESCO, entra en juego la educación; pero una educación con mayúsculas, que tiene que ver con un cambio de valores, de conductas y de estilos de vida. Cambio educacional para el que serán necesarios, al menos, 20 años y en el que se entienda la educación como un reflejo de la sociedad, no como una herramienta estratégica del gobierno de turno. Este cambio necesita la implicación de los gobiernos desde una concepción política Glocal.
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