jueves, 19 de enero de 2012

EL POBRE Y LA CRISIS


Una de las verdaderas culpables de la CRISIS

Asomado al balcón, sin fumar, de momento, veo pasar una furgoneta con el lema “los productos de Aragón curan el paro”, y que razón tiene, que coño nos importa a nosotros, humanitos de a pie, sin chófer ni sirvientas, los bonos basura, ni los problemas del Fondo Monetario Internacional, ni del Banco de Valencia, ni los impagos del Ayuntamiento de Madrid, ni ninguna otra cosa a más de 1000 m de mi casa o de mi trabajo.
Lo que me importa realmente es salir de casa y poder comprar el pan, porque hay un panadero cerca, que pueda comprar el periódico porque hay un quiosco abierto, que pueda comprar carne, pescado, o lo que me de la gana porque hay un “colmado” abierto en mi barrio, que tenga una peluquería y otra para mi mujer, o varias, para que pueda elegir, que los precios sean competitivos y ajustados a la población del barrio. Resumiendo, lo que queremos y necesitamos es vivir en Ciudades o en Barrios, con mayúsculas, como lo que nos importa de verdad, que estén vivos, que se pueda comprar, ver escaparates, ver gente paseando, algún que otro bar con clientes consumiendo, algún negocio chino, porqué no, también tienen que vivir, y hasta algún Banco en ciertas esquinas privilegiadas. Todo esto no lo conseguimos ni con la exportación, ni con aportaciones millonarias a bancos en quiebra, ni con la bajada de las agencias de calificación de nuestra prima de riesgo, ni la nuestra ni la del vecino.
Tampoco creo que lo consigamos con políticas de ajuste ni con medidas macroeconómicas que nadie se cree, se consigue con trabajo, con dinero circulando en las calles, con monederos en todos los bolsillos, no con telarañas y paro.
Los mass media no hacen otra cosa que incrementar el pesimismo inversor de los pequeños comerciantes o autónomos, que ante el panorama presentado aparcan sus ilusiones y esperanzas de futuro y de inversión, incrementando con ello el sentimiento de CRISIS. Este sentimiento, es peor que la crisis en sí misma, ya que penetra en las psicologías individuales, extendiéndose por toda la población lenta pero irreversiblemente, apoderándose y secuestrando cualquier intento de comenzar nuevos negocios y consiguiendo el hieratismo inversor, la parálisis emprendedora que hace que la crisis se enquiste, tumorice y se expanda a modo de metástasis terminal.
El ciudadano de a pie, yo, mi vecino, cualquiera, vivimos la crisis directa o indirectamente, o lo que es peor, vivimos el sentimiento de crisis. Los que no estamos en paro podemos estarlo, hoy cobramos un sueldo, mañana ya veremos, vivimos bajo el techo de la incertidumbre, el miedo, la angustia de no tener certeza, de ver como día a día son más los locales cerrados llenos de mierda tras la persiana bajada que vemos en nuestro paseo hacia casa al terminar nuestra jornada, los pequeños negocios con las persianas sucias y cerrradas, imagen sepia de otros tiempos mejores.
El bombardeo mediático de los aspectos más impactantes y que más venden de la crisis, ha borrado también esos personajes entrañables que nos encontrábamos por la calle a cualquier hora, que hacen que nuestro barrio rebose de vitalidad y alegría, y nos convencen de que somos realmente los culpables de una situación de la que no somos otra cosa que las víctimas, las víctimas inocentes, que es peor.  La forma y la calidad de vida que hemos gozado no eran las que nos correspondían como meros o putos obreros, ha sido un espejismo de lo que debiera haber sido nuestra realidad. Nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y esto es lo peor que le puede pasar a los ricos, poder equipararse con los pobres, ir de vacaciones a los mismos sitios, tener alguien que les haga las faenas del hogar por horas, etc. Es decir, los ricos son los ricos y los pobres, los pobres, que quede claro, y si para eso hace falta crear una crisis se crea y se acabó. Así que desde ahora nosotros los pobres a ser lo que siempre debimos ser y lo que nunca debimos haber dejado de ser, pobres, y cuanto más mejor, si no para qué coño están los ricos, más que para recordarnos lo pobres que somos y lo necesarios que también somos para que ellos puedan seguir siendo lo que siempre han sido y ahora más, gracias a la crisis que se han montado, ricos y cada vez más ricos. Podridos de dinero y gracias a la situación más podridos y aquí paz y allá guerra. ¡Qué ilusos los pobres que pensaban que podían vivir como los ricos, y la que se ha montao!.

Juan Carlos Vázquez

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