jueves, 12 de enero de 2012

LEGAJOS Y SUBVERSIÓN SOCIAL


Buitres de grandes togas negras, con manguitos o puñetas blancas, birretes de croché planchados, vuelan sobre nuestros cielos, surcando círculos concéntricos en torno a esa mujer con los ojos vendados, con una balanza en una mano y una espada en la otra, que se hace llamar justicia.
La definición más concisa de justicia afirma que esta es la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde, lo que se le debe. ¡Anda ya que me da la risa!. El problema está en establecer quién es el decisor, en manos de quién está esta difícil tarea, y quien son los que establecen quienes son estos y quienes dicen quien son los que dicen quien son los que deciden.
Unas personas con cierta autoridad, porque han sido nombrados por una serie de personajes que ha su vez han sido nombrados por otros que a su vez tienen el poder de decidir quienes pueden ser estos, sin ser ellos mismos, simplemente por el hecho de haber nacido en la cuna en la que han nacido de barrotes de plata y oro. Los ricos de siempre, que lo son porque lo han sido siempre, no por lo que se han ganado con su trabajo, ya que esto no crea ricos, sino sapos, aunque eso sí, sapos honrados, dictan una serie de normas, con una jerarquía entre estas y dicen que su cumplimiento es obligatorio y lo es porque ellos lo dicen, y le dan nombres para hacer su cumplimiento más obligatorio, y los llaman leyes o decretos o normas simplemente. Todos entendemos que esto es como es y que debe ser así, porque lo han dicho ellos, que ya hemos dicho quien son y debemos regir nuestras vidas conforme a esas normas, sin trasgredirlas, aunque contradigan la ética o la razón, verdaderas normas universales. Las leyes o decretos o normas no castigan el hambre, no castigan la guerra, las enfermedades, la insoportable riqueza, no penan el desahucio, ni la miseria. Fijan su atención en las cagadas urbanas de hombres y perros, en el alcohólico sin mundo propio, en el que se clava mierda en el brazo, en lo que según ellos es antisocial y grava la convivencia; pero según ellos. Lo que les molesta a esta cuadrilla de nacidos bajo columnas, calor y oro, es lo que no debe ser aceptado y para ello y para ellos se han creado estas leyes y para que sean aceptadas por otros sembramos policía por las calles de los días laborables de nuestras ciudades y estos policías sembrados indiscriminadamente te atan si trasgredís la norma y te conducen hacia los encargados de limpiar las calles de la mierda que estorba a los bien nacidos. Limpian las cacas de los perros humanos y los colocan fuera de la vista y del paso de los que deciden y dictan.
Legajos bajo el brazo sudoroso de abogados con alas negras que te conducen irreversiblemente hacia lo más oscuro de la existencia humana de forma irreversible.
Gracias a este aparato, ricos, leyes, policía, jueces el control social es firme y cerrado en un círculo marcado por los que todos sabemos y del que nadie puede salirse, sin su permiso, excepto ellos mismos, que para eso han hecho ellos las normas.
Para romper este círculo vicioso solo se puede hacer una cosa, acabar con todos los que todos sabemos, los ricos, los poderosos; pero si los vamos liquidando irían saliendo otros por generación espontánea, llegaríamos a la plena extinción de la especie humana, por eso solo es posible erradicarlos de una forma, que no es otra que acabando con nosotros mismos, con los sapos, con los pobres. De esta forma, al no tener nadie debajo, nadie que les sirva, ni que les limpie, ni que les tema, ni que tema por el pan de sus hijos, estos capullos se autoextinguirían, y aquí paz y allá gloria, amén

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