Imagen profética del fin. (Esta imagen puede dañar su sensibilidad).
|
Adiós con el corazón, gracias
a los lectores incondicionales de mi Blog, ya que entre vosotros cuatro y mis
cuatro mil novecientas noventa y seis entradas, hemos sobrepasado la cifra de
las cinco mil visitas.
Lástima que ahora ya nada
importe, solo nos queda mañana, y es viernes.
¡Qué mierda de cálculo el de los
Mayas!, se tiene que acabar el mundo, claro que sí; pero coño, con la de días
que ha habido, tenían que elegir un viernes, y no uno cualquiera, sino víspera de Navidad, el mes del año que menos jornadas laborales tiene. No sé si esto es cosa de los Mayas o de la C.E.O.E..
No sé qué jornada laboral
llevaban entonces, quizás para los Mayas el viernes era el lunes de occidente,
en cuyo caso me callo; pero si no es así, se podían untar el morro con una
mierda de vaca.
Todos sabemos de vuestras
habilidades, de los Mayas, con las matemáticas, en los tiempos en que estas no
existían todavía, lo cual le da más valor, ya que esos cálculos hoy día los
hacen en primero de primaria, niños con apenas seis o siete años. Pero si se ha
de acabar el mundo, que sea lunes. Aunque casi da igual, hay mucha gente que
vive en un día siempre, el mismo día, porque está en el paro y para él la
división de la semana en siete días no tiene ningún sentido. Para los parados
todos días son sábado; pero sin cobro.
Al colectivo de los parados,
por lo tanto, le importa un bledo que el mundo se acabe un lunes, un martes o
Jueves Santo; es más, alguno, según las penurias que pase lo que está es deseándolo.
¿Qué pasa con los ricos?, muy
fácil, estos pasan del tema, ¡como son ricos!, con ellos no va la película esta
de los Mayas, lo más Maya que conocen es la abeja de los dibujos de su juventud.
Aún en el caso de que fuera cierto esto de que se acaba, no se enterarían, pues
piensan que si se acaba, se acaba solo para los pobres, ¡que ellos son ricos, coño!.
La tierra tiene dos giros,
uno para los pobres, en el que hay terremotos, tifones, huracanes y demás
desgracias naturales y otro giro, más lento y rítmico, el de los ricos. En este
giro del mundo de los ricos, diferente, por supuesto, del mundo de los pobres,
los mayores problemas se reducen a que a la señora “tal”, duquesa de cual, se
le ha caído el té sobre su vestido de Armani, ¡qué desgracia!. O que a “sir”
huevón, le ha ganado al golf el presidente de la CREA, que a su vez es yerno de
los príncipes de Estocolmo y cuñado del expresidente de la República del Congo.
¡Qué tragedias!, y esto sí que es grave. ¿Que se acaba el mundo?; pues que se
acabe, pero que se acabe pronto, que mañana tengo que despedir a doscientos
trabajadores. ¡Sádico rico de mierda!, espérate a pasado, que igual te da y
puede ser verdad. Pero no, no se pueden esperar, por joder, joden hasta el día
del fin del Mundo. Está el terremoto sepultando gente o el maremoto ahogándola
y aún me imagino a los ricos diciéndoles a los obreros medio sepultado y medio
ahogados: ¡Estáis despedidos!.
Los ricos son así, son ricos
porque otros son más pobres y disfrutan con esta diferencia que es la que
confiere su propio ser, ya que si no fuera porque hay pobres, ¿qué sería de los
ricos?. Además, está claro que cuanto más pobres sean los pobres, más ricos serán
los ricos, y esto es así.
Tenemos por lo tanto los
parados que les da igual lunes que viernes, a los ricos que tampoco les
importa, los niños que se lo tomarán como un juego al principio y como un juego
al final; pero esta vez ya macabro. Los religiosos, deseosos, mirando al cielo
en busca de su Dios y lo que les cae es un trozo de cornisa que los “estozuela”,
(momento en el que logran ver su Dios; pero como pasa con estas cosas de la Fe,
no pueden contarlo).
Los militares con más miedo
que otra cosa salen a combatir el fin, su última batalla contra no saben qué;
pero da igual, la forma de combatir el acojone es disparando a todo lo que se
menea, y eso harán. El problema es que debe haber un acuerdo Internacional, ya
que si todos se ponen a disparar en todas direcciones, los Mayas, al final,
tendrán razón, y sí que estaremos presenciando el Fín del Mundo; pero no por
culpa de estos prehistóricos y mágicos mejicanos, sino de los inútiles de la
inteligencia militar, que no se ponen de acuerdo sobre la dirección en la que
deben orientar sus misiles.
Será el día del todo gratis,
menos los chinos, (estos abrirán sus comercios excepcionalmente hasta la hora
en que todo acabe), de las putas gratis, la bebida gratis, drogas gratis,
puertas abiertas, etc. Vamos, Sodoma y Gomorra; pero en el siglo XXI; o sea, más
bestia que en su época dorada.
Podremos insultar al vecino
que nos ha agobiado con sus tonterías, decirle fea a tu cuñada, darle patadas
al perro del vecino que se orinaba en tu felpudo, mear por el balcón sin mirar
a ver si pasa alguien, etc.
Es el tiempo de sacar todo lo
que llevamos dentro, de bueno y de malo, total, ya todo da igual; pero, aún así,
somos tan idiotas que no haremos nada. Es el fin del Mundo sí; pero ¿qué?,
estamos tan acostumbrados a ser engañados, a ser ametrallados con noticias
falsas o cuasi falsas, estamos tan anómicos, tan desengañados, tan derrotados,
tan frustrados, que nos importa una mierda que sea el fin del mundo.
Sí, será el fin del mundo;
pero nos despertaremos en el otro mundo y allí seguirá Rajoy, de presidente,
como en el mundo que dejamos atrás. Eso de que los últimos serán los primeros
no se lo cree nadie, los últimos siempre lo serán, y el que es último en esta
vida, si por algo no se quiere morir es porque en la otra será para siempre y
seguirá eternamente siendo el último; mientras que los ricos y los primeros
seguirán siendo ricos y primeros aquí y allí; pero allí para siempre.
Nada, que son unos cabrones
los Mayas, que si tan listos eran cometieron un error garrafal, al no
considerar el lunes como día final.
Juan Carlos Vázquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario