jueves, 20 de diciembre de 2012

DIALOGODELSAPO Y EL FIN DEL MUNDO MUNDIAL

Imagen profética del fin. (Esta imagen puede dañar su sensibilidad).
Adiós con el corazón, gracias a los lectores incondicionales de mi Blog, ya que entre vosotros cuatro y mis cuatro mil novecientas noventa y seis entradas, hemos sobrepasado la cifra de las cinco mil visitas.
Lástima que ahora ya nada importe, solo nos queda mañana, y es viernes. 
¡Qué mierda de cálculo el de los Mayas!, se tiene que acabar el mundo, claro que sí; pero coño, con la de días que ha habido, tenían que elegir un viernes, y no uno cualquiera, sino víspera de Navidad, el mes del año que menos jornadas laborales tiene. No sé si esto es cosa de los Mayas o de la C.E.O.E..
No sé qué jornada laboral llevaban entonces, quizás para los Mayas el viernes era el lunes de occidente, en cuyo caso me callo; pero si no es así, se podían untar el morro con una mierda de vaca.
Todos sabemos de vuestras habilidades, de los Mayas, con las matemáticas, en los tiempos en que estas no existían todavía, lo cual le da más valor, ya que esos cálculos hoy día los hacen en primero de primaria, niños con apenas seis o siete años. Pero si se ha de acabar el mundo, que sea lunes. Aunque casi da igual, hay mucha gente que vive en un día siempre, el mismo día, porque está en el paro y para él la división de la semana en siete días no tiene ningún sentido. Para los parados todos días son sábado; pero sin cobro.
Al colectivo de los parados, por lo tanto, le importa un bledo que el mundo se acabe un lunes, un martes o Jueves Santo; es más, alguno, según las penurias que pase lo que está es deseándolo.
¿Qué pasa con los ricos?, muy fácil, estos pasan del tema, ¡como son ricos!, con ellos no va la película esta de los Mayas, lo más Maya que conocen es la abeja de los dibujos de su juventud. Aún en el caso de que fuera cierto esto de que se acaba, no se enterarían, pues piensan que si se acaba, se acaba solo para los pobres, ¡que ellos son ricos, coño!.
La tierra tiene dos giros, uno para los pobres, en el que hay terremotos, tifones, huracanes y demás desgracias naturales y otro giro, más lento y rítmico, el de los ricos. En este giro del mundo de los ricos, diferente, por supuesto, del mundo de los pobres, los mayores problemas se reducen a que a la señora “tal”, duquesa de cual, se le ha caído el té sobre su vestido de Armani, ¡qué desgracia!. O que a “sir” huevón, le ha ganado al golf el presidente de la CREA, que a su vez es yerno de los príncipes de Estocolmo y cuñado del expresidente de la República del Congo. ¡Qué tragedias!, y esto sí que es grave. ¿Que se acaba el mundo?; pues que se acabe, pero que se acabe pronto, que mañana tengo que despedir a doscientos trabajadores. ¡Sádico rico de mierda!, espérate a pasado, que igual te da y puede ser verdad. Pero no, no se pueden esperar, por joder, joden hasta el día del fin del Mundo. Está el terremoto sepultando gente o el maremoto ahogándola y aún me imagino a los ricos diciéndoles a los obreros medio sepultado y medio ahogados: ¡Estáis despedidos!.
Los ricos son así, son ricos porque otros son más pobres y disfrutan con esta diferencia que es la que confiere su propio ser, ya que si no fuera porque hay pobres, ¿qué sería de los ricos?. Además, está claro que cuanto más pobres sean los pobres, más ricos serán los ricos, y esto es así.
Tenemos por lo tanto los parados que les da igual lunes que viernes, a los ricos que tampoco les importa, los niños que se lo tomarán como un juego al principio y como un juego al final; pero esta vez ya macabro. Los religiosos, deseosos, mirando al cielo en busca de su Dios y lo que les cae es un trozo de cornisa que los “estozuela”, (momento en el que logran ver su Dios; pero como pasa con estas cosas de la Fe, no pueden contarlo).
Los militares con más miedo que otra cosa salen a combatir el fin, su última batalla contra no saben qué; pero da igual, la forma de combatir el acojone es disparando a todo lo que se menea, y eso harán. El problema es que debe haber un acuerdo Internacional, ya que si todos se ponen a disparar en todas direcciones, los Mayas, al final, tendrán razón, y sí que estaremos presenciando el Fín del Mundo; pero no por culpa de estos prehistóricos y mágicos mejicanos, sino de los inútiles de la inteligencia militar, que no se ponen de acuerdo sobre la dirección en la que deben orientar sus misiles.
Será el día del todo gratis, menos los chinos, (estos abrirán sus comercios excepcionalmente hasta la hora en que todo acabe), de las putas gratis, la bebida gratis, drogas gratis, puertas abiertas, etc. Vamos, Sodoma y Gomorra; pero en el siglo XXI; o sea, más bestia que en su época dorada.
Podremos insultar al vecino que nos ha agobiado con sus tonterías, decirle fea a tu cuñada, darle patadas al perro del vecino que se orinaba en tu felpudo, mear por el balcón sin mirar a ver si pasa alguien, etc.
Es el tiempo de sacar todo lo que llevamos dentro, de bueno y de malo, total, ya todo da igual; pero, aún así, somos tan idiotas que no haremos nada. Es el fin del Mundo sí; pero ¿qué?, estamos tan acostumbrados a ser engañados, a ser ametrallados con noticias falsas o cuasi falsas, estamos tan anómicos, tan desengañados, tan derrotados, tan frustrados, que nos importa una mierda que sea el fin del mundo.
Sí, será el fin del mundo; pero nos despertaremos en el otro mundo y allí seguirá Rajoy, de presidente, como en el mundo que dejamos atrás. Eso de que los últimos serán los primeros no se lo cree nadie, los últimos siempre lo serán, y el que es último en esta vida, si por algo no se quiere morir es porque en la otra será para siempre y seguirá eternamente siendo el último; mientras que los ricos y los primeros seguirán siendo ricos y primeros aquí y allí; pero allí para siempre.
Nada, que son unos cabrones los Mayas, que si tan listos eran cometieron un error garrafal, al no considerar el lunes como día final.

Juan Carlos Vázquez

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