martes, 25 de junio de 2013

DE WERTGÜENZA.

Cuando el lobo cuida las ovejas.....
Siempre me he planteado el sentido de los insultos, al fin y al cabo no dejan de ser palabras, que tienen un significado cultural concreto. Palabras que ordenadas de una de las maneras posibles dejan de ser un conjunto de letras para transformarse en una idea o imagen con una implicación y relación sociocultural. Así, cuando alguien insulta a alguien, lo que hace es decirle de forma escrita o de viva voz, ese conjunto ordenado de letras, lo cual no tiene por qué ser insultante, al menos hasta que el receptor del mensaje transforme el significante (letras), en significado (imagen o idea).
Por otro lado, todas las palabras poseen significados antónimos, que significan totalmente lo contrario, y si esto es así, lo que realmente puede considerarse insultante es que nos dirijamos a cualquier persona, por el motivo que sea, con una palabra que su antónimo diga cualidades o virtudes deseadas. Es decir, lo realmente insultante no es que te digan tonto, sino saber que tonto tiene un opuesto que es listo, y esto último es lo que te dicen que no eres. Concretando más, podemos decir que si no existiese listo, la palabra tonto perdería su carácter peyorativo, por lo que si te dicen que tú eres tonto, podrías contestar con un “gracias”, a lo que el otro diría de nada “idiota”, (suponemos que idiota no tiene tampoco opuesto).
Dicho todo esto voy a referirme al ministro de educación en unos términos que si le ofenden será porque conozca el significado de su opuesto, y será de esa idea de la que carezca.
De este individuo me atrevo a decir que es prepotente, lo cual puede ser bueno o no, depende de cómo se mire; pero lo que es seguro es que lo es y si lo es, esta palabra no es insultante; sino, simplemente descriptiva. Dicha esta cualidad de este señor, podemos decir también que es un abusador, un déspota, un dominador, etc. Siendo estos términos descriptivos de una actitud y por tanto no insultantes, para él, que lo es.
También podíamos decir que es un imbécil, un bobo, un idiota, un memo, un tonto, un patoso y un ridículo; pero esto lo podría decir sin fundamento científico; ya que son aspectos de su actitud intuidos, más que demostrados. Es decir, no existe evidencia científica que este señor sea lo dicho; pero podemos intuir cierta tendencia a este tipo de comportamientos.
Su forma de perder la mirada al hablar, desde esa seguridad que le da su prepotencia manifiesta, nos da una imagen de ser poseído, hechizado e incluso maligno, además de iluminado, visionario, alumbrado o vidente. Y por supuesto autócrata, déspota, tirano y absolutista; pero ya le digo que esto sin ánimo de ofender, Dios me libre, (además digo lo de dios me libre por acercar posturas y limar tensiones señor Wert, que no tiene por qué enfadarse usted por lo que yo le diga. Al fin y al cabo yo soy un estudiante senior, que estudio sociología, con la única intención de llegar a conocer qué coño pintan ustedes y los suyos en las sociedades modernas y porqué aguantamos sus impertinencias y desplantes cuando somos quienes les pagamos sus cuantiosos sueldos. A mí, particularmente, me importa una mierda lo que usted diga; pero me cabrea, bastante más que un insulto, lo que usted hace o pretende hacer.
Ese giro hacia la excelencia de los médicos que son médicos porque sus padres son médicos, y que tienen la fama que han podido robar de sus padres, que sí la tuvieron. O esos abogados hijos de sus padres abogados y que lo son y de prestigio, porque lo fueron sus padres y estos, como hijos de los otros mantienen esos mismos apellidos. Estos estudiantes, que les importa una mierda lo que usted haga o diga que quiere hacer, porque se apellidan igual que sus padres, no serán los que luchen por el seis con cinco para que no les quitéis la beca, estos se emborrachan, y viven en un planeta diferente al del esfuerzo de los mortales. Estsos, por los que usted lucha pueden sacarse la carrera en doce años, a sabiendas que al acabar entrarán al despacho de papá, o a la consulta de papá, y diagnosticarán lo que les dé la gana, porque no tendrán ni puta idea de la profesión que papá pagó con lo suelto del bolsillo. Y nosotros iremos a su consulta, la que lleva el nombre y la fama de su padre a que nos sople 100 euros por levantarnos la camiseta y decirnos que respiremos hondo, para diagnosticarnos que bebamos agua.
Al otro lado del rin, en la otra esquina, con muchos menos kilos de peso tendremos los verdaderos talentos, que compaginarán estudio y trabajo y que al acabar, como sus apellidos son desconocidos y vulgares, tendrán que dedicarse a reponer latas en Sabeco o a irse de su Madre Patria, en busca de pan.
Estos últimos intentarán acabar la carrera en los cuatro o cinco años que duran los cursos pertinentes, estudiando al mismo tiempo algún idioma, que les ayude a encontrar una madre Patria con los senos más grandes y con más leche; porque la de aquí, la Madre Patria que os llena tanto la boca a los fachuzos, (del PP y PSOE) la habéis dejado seca y tiene que dejar ir a sus hijos a buscar una nueva Madre.
Wertgüenza te tenía que dar, y si tuvieras un mínimo de decencia, le harías caso a los que saben de qué va el tema de la educación y te irías a casa, allí podrías comer moscas y harías algo de provecho.


Juan Carlos Vázquez

No hay comentarios:

Publicar un comentario