Métodos de enseñanza tradicionales |
Mi hija se alegrará cuando le diga que su padre es
pobre y no podrá estudiar. Al menos en un futuro próximo, ya que en otro más
lejano, seguro que le pesará no haberlo hecho.
No logro comprender lo que puede pasarle por la
cabeza al tonto este del Wert, si tiene una estrategia impuesta o quiere
imponerla él; lo que sí veo claro es el destino de esas estrategias,... acabar con
la educación pública, gratuita y de calidad.
Estos tres términos se complementan y confluyen en
un concepto superior: la igualdad de oportunidades, y por separado pierden su verdadero
sentido. Lo de público supone integración, apertura a todos, sean cual sean las
diferencias, considerando la diversidad como riqueza. Público supone una puerta
abierta a todo aquél que desee cruzarla.
Gratuita, todos sabemos, sin duda, de su
significado, que no cuesta dinero, mejor dicho, que no debe costar dinero al
que estudia. Nada es gratis, todo tiene un precio, pero lo pagamos todos, y lo
pagamos bien a gusto, por nuestros hijos, por su futuro. El dinero gastado en
la educación es la inversión que mejor puede realizar un país a corto, medio y
largo plazo. En esto nos dan la razón hasta en Alemania e Inglaterra, ya que en
nuestras Universidades estamos formando los profesionales de su futuro, sin
coste alguno para sus arcas.
Lo de calidad es más peliagudo, y creo que
deberemos explicarle su significado a este tonto de ministro. La calidad se
refiere a una serie de recursos, económicos, humanos, espaciales y temporales,
que engloban profesionales y medios, orientados a la consecución de unos fines,
entre los que se encuentra ella misma, la propia calidad. Este criterio, la
calidad, es transversal a todo el proceso de la educación, no puede resolverse
en un tramo concreto de los estudios o en la mera sustitución de unas
asignaturas por otras. Que se amplíen las horas lectivas de ciertas
asignaturas, como la religión, o se supriman otras mucho más necesarias,
demonizadas por los partidarios de los saberes confesionales, no resuelve en
absoluto el problema del déficit de calidad.
La calidad educativa pasa por criterios pedagógicos
desconocidos por este señor de apellido raro.
En España nos pintamos solos a la hora de ignorar
los avances científicos, cosa que sí hacen en el resto del mundo. Me refiero,
entre otros, a los avances en el ámbito que abarco en este escrito, el pedagógico.
Nos las hemos apañado para evitar y desprestigiar movimientos educativos revolucionarios, como la escuela Moderna, la Institución Libre
de Enseñanza, la Escuela Abierta
y un largo etc. Todos ellos opuestos a lo propugnado por este idiota de corbata,
que se empeña en retornar a la enseñanza tradicional y tradicionalista.
Lo que necesitamos como personas, es una educación
que nos haga libres, que nos enseñe a pensar y que se oponga, con fundamento, al
adoctrinamiento de tiempos pretéritos; es decir, necesitamos una educación que
sea Pública, de Calidad, Laica, Pluricultural, Comprensiva, Científica,
Creativa y Democrática.
Y en esta escuela es en la que se formarán los
futuros pensadores del mañana, que a buen seguro se opondrán a las teorías que
hoy proponen estos señores desde sus posiciones privilegiadas de poder. Y esto
es precisamente lo que no quieren que seamos, que sean nuestros hijos,
prefiriendo una sociedad dócil y sumisa a los preceptos propuestos desde el
poder, con el único pretexto de perpetuarse en sus posiciones de privilegio.
Cuanto más hagan ustedes por evitar una sociedad más
justa, más se esforzará la sociedad civil en conseguirlo y más grande será
vuestra derrota, que será, sin duda, la victoria del pueblo. De un pueblo mal
educado; pero digno y es a partir de la dignidad desde donde se debe desterrar
a la política de la educación.
Juan Carlos Vázquez
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