Cospedal, la niña de Rajoy, antes del exorcismo |
La niña de Rajoy tras el exorcismo en la clínica La Paz |
Reproducción integra de un artículo publicado en el Blog La Ciencia y sus demonios” sobre como matan moscas con el rabo en el Gabinete de Prensa de Ana Mato
Después de la asombrosa y reciente decisión del arzobispado de Madrid de formar con urgencia un
grupo de exorcistas para atender “la avalancha de peticiones y de casos en
los que existiría una influencia demoniaca” en la ciudad de Madrid, he intentado
recabar la opinión oficial del Ministerio de Sanidad español sobre las
implicaciones sanitarias, éticas y legales de esta absurda y supersticiosa
intromisión en la práctica clínica por parte de estos viejos chamanes del siglo XXI.
Así hace unos días envié el siguiente correo electrónico
al Gabinete de Prensa del Ministerio de Sanidad,
Servicios Sociales e Igualdad:
“Estimados
señores
Desde
“La ciencia y sus demonios” desearíamos saber la postura oficial del
Ministerio de Sanidad con respecto a la reciente decisión del arzobispado de
Madrid de aumentar el número de exorcistas de su diócesis. Por ello
estaríamos muy agradecidos si pudieran
¿Cuál
es la postura oficial del Ministerio de Sanidad sobre la reciente decisión
del arzobispado de Madrid de aumentar el número de exorcistas de su diócesis?
¿Considera
el Ministerio de Sanidad que los exorcismos pueden ser aplicados a enfermos
mentales estén o no bajo tratamiento médico?
¿Tiene
pensado el Ministerio de Sanidad emitir algún comunicado reprobando estas supersticiosas prácticas que muchas veces interfieren con los
tratamientos psiquiátricos al uso?
¿Va
a actuar el Ministerio de Sanidad de oficio denunciando a la diócesis de
Madrid por intrusismo profesional médico o por mala praxis médica cuando se
realice algún exorcismo?
Esperando
su contestación se despide atentamente”.
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“Buenos días,
Comentarte desde aquí que debes dirigirte al arzobispado de
Madrid.
Un saludo,
Gabinete de Prensa
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad”
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“Estimados
señores
Siento
no haberme explicado correctamente. Desde nuestro medio estamos solicitando
que el Ministerio de Sanidad (como organismo competente para determinar la
política sanitaria de España) nos informe de su postura sobre las
implicaciones médicas, éticas y legales que se derivan de tratar a enfermos
mentales fuera del sistema sanitario, por personal no cualificado y con el
consiguiente riesgo para la salud de estos ciudadanos substancialmente
vulnerables y necesitados de una especial protección.
Por
todo ello, pensamos que conocer la postura del Ministerio de Sanidad es
relevante y necesaria para la opinión pública española y por ello nos
reiteramos en nuestra solicitud de información bien mediante una nota
oficial, contestando al breve cuestionario que les envíe en mi anterior
comunicación vía E-mail o accediendo a realizar una pequeña entrevista con el
personal que ustedes designen a tal efecto.
Esperando
su contestación se despide atentamente”.
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“Buenos días,
HOLA ATEO666666 *. EL MINISTERIO TIENE UNA ESTRATEGIA DE SALUD
MENTAL MUY TRABAJADA EN COORDINACIÓN CON LAS COMUNIDADES AUTONOMAS. DICHA
ESTRATEGIA ESTA EN SU PAGINA WEB A DISPOSICION DE TODOS LOS CIUDADANOS Y POR
TANTO A TU DISPOSICIÓN.
UN SALUDO
Gabinete de Prensa”
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“Estimados
señores
Entiendo
que el Ministerio de Sanidad tiene una estrategia de salud mental acorde con
nuestros tiempos del siglo XXI, pero lo que yo estoy solicitando es
información sobre su postura oficial ante un clamoroso intrusismo profesional
en el terreno de la medicina y la salud pública, de la cual por cierto el
propio ministerio es responsable. No entiendo por tanto qué problema existe
en que el Ministerio nos transmita su opinión oficial sobre el tema.
Finalmente
indicarles que ustedes como gabinete de prensa (que supongo formado por
profesionales cualificados de la comunicación) deberían saber que responder a
un mensaje escrito con todo un párrafo en mayúsculas es equivalente a estar
gritando. Comportamiento descortés y totalmente inadmisible ante una legítima
y por otra parte educada solicitud de información, máxime cuando ustedes son representantes
de un poder público y por tanto deberían cuidar con extremo esmero tanto el
contenido de la comunicación (hasta ahora inexistente por cierto) como de sus
formas.
En
resumen, me reitero en la necesidad de que ustedes atiendan mi legítima petición
de información y asimismo solicito excusas formales por el denigrante
comportamiento de su última misiva.
Esperando
su contestación se despide atentamente”.
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Ese mismo día recibí esta escueta y sorprendente
respuesta:
¿Cómo?
Se solicita una declaración al Ministerio de Sanidad y
este nos redirige al Arzobispado de Madrid. ¿Es que la privatización de la
sanidad pública española ha avanzado tanto y tan deprisa que el sistema
sanitario y el propio ministerio se encuentran ya totalmente supeditados al
control de la iglesia católica?
Pero bueno pienso yo, no nos pongamos nerviosos, como no
soy un periodista profesional lo mismo no he redactado de forma lo
suficientemente clara mi petición, por lo que escribo la siguiente contestación
que remito nuevamente al mencionado gabinete de prensa del ministerio:
Pocas horas después (no contestan a las preguntas
solicitadas pero al menos son eficientes a la hora de gestionar la respuesta)
recibo este nuevo mensaje electrónico desde el ministerio:
[NOTA * Aquí he sustituido mi nombre real por mi
Nick electrónico para preservar el anonimato de las fuentes (o sea yo mismo) y
así sentirme un poco a la vez como Garganta Profunda y Carl Bernstein o Bob Woodward.]
Como pueden observar en este gabinete de prensa (no
olvidemos que de todo un Ministerio) además de escasos en comprensión, ya que
siguen sin entender cuál es el propósito de mis mensajes, ahora se han vuelto
maleducados porque ellos mismos (profesionales de la comunicación) deberían
saber que escribir todo un párrafo en mayúsculas es equivalente a estar
gritando. Así que armándome de paciencia les vuelvo a remitir el siguiente
mensaje:
Este escrito fue enviado el pasado día 28 de mayo y hasta
ahora no ha sido contestado. Teniendo en cuenta que mis dos anteriores
comunicaciones fueron “contestadas” a las pocas horas de ser enviadas, entiendo
que el Gabinete de Prensa del Ministerio de Sanidad ha dado la callada por
respuesta. No sabiendo que contestar y pillados en una flagrante falta de
profesionalidad en las formas hacen como el avestruz, esconder la cabeza y
asunto arreglado. ¿Y estos señores del gabinete de prensa del ministerio están
cobrando un sueldo público mientras millones de españoles, algunos de ellos
periodistas con una larga experiencia profesional se encuentran en paro?
Indignante y un muy evidente ejemplo de hasta donde ha llegado la contaminación
ideológica dentro de nuestros poderes públicos.
En resumen, desde el Ministerio de Sanidad se niegan a
contestar sobre un tema importante de salud pública, haciendo además dejación
de sus funciones puesto que, aunque son los encargados de planificar los
mejores tratamientos médicos para un colectivo especialmente vulnerable como
son los enfermos psiquiátricos con delirios religiosos, de defender la medicina
científica y de perseguir todo aquel intrusismo profesional que ponga en
peligro la seguridad o la vida de los pacientes, en cambio se muestra
totalmente serviles ante unos alucinados chamanes más propios del oscurantista
Medievo que del desarrollado siglo XXI en el que vivimos.
Y después de esto ¿alguien puede seguir opinando que ciencia y religión o medicina y superstición son dos
magisterios separados, dos tipos de conocimiento que no entran en conflicto
y que pueden coexistir sin enfrentamiento alguno? Porque de lo que estamos
hablando aquí es de dejar en manos de creyentes en el demonio y en la brujería
lo que simplemente son unos pobres enfermos mentales totalmente vulnerables y
necesitados de la debida atención neuropsiquiátrica, por supuesto siempre
administrada por verdaderos profesionales cualificados.
Fuente: heraldodeoregon.wordpress.com
Gabinete
de prensa del Ministerio de Sanidad, os voy a poner dos velas negras y os voy a
hacer un conjuro, así que ya podéis llamar al exorcista de turno que lo
necesitaréis.
Juan
Carlos Vázquez