viernes, 16 de noviembre de 2012

UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO. ¿PARA QUIÉN? - PARA UNO, Y CÁLLATE.-

Gente diciendo lo que les han dicho que digan
Huelga general, cuando general es general, es de todos y todos es eso todos, hombres, mujeres, perros, gatos, putas, borrachos, mendigos y clérigos, acomodadores de cine, castañeras, barbudas de circo, etc..
Cuando se plantea este tipo de protesta social, se debe hacer con ciertas garantías de éxito. Una huelga es una representación de fuerza, es una forma de expresar el desacuerdo, la oposición, el rechazo a una forma de gobierno considerada equivocada, mediante el ejercicio de un derecho democrático como es el derecho a huelga, (todo esto en una democracia indirecta, claro está, ya que si la democracia es directa sería una huelga del propio pueblo hacia sí mismo, y esto es de gilipollas).
Cuando importantes centrales sindicales no se adhieren a esta convocatoria, hay que replantearse lo de la huelga, o al menos lo de general. Las motivaciones de estos sindicatos contrarios a esta huelga pueden ser más o menos discutibles; su discurso puede ser similar al partido en el poder, como el ridículo caso del CSIF, (que no se unió a la convocatoria por motivos políticos, serán tontos, qué motivos pueden ser si no); pero de cualquier forma son legítimos, están en su derecho.
Si jugamos un partido de fútbol, lo primero que haremos será formar un equipo de once jugadores, ya que si somos menos seguro que nos vapulean y para eso me quedo en casa. Este ejemplo no es aplicable al Real Betis Balonpié, ya que este es capaz de ganar hasta sin portero. Y esto está tan claro como que yo no soy el obispo de Tarazona.
Estamos en un periodo de fuertes y acelerados cambios a todos los niveles y no sabemos enfrentarnos a estos. Nos desenvolvemos en dos tipos de ambientes: el natural y el social, el primero nos empeñamos en joderlo y en el segundo hemos perdido el Norte, estamos perdiendo el ritmo evolutivo.
Sería preciso encontrar las fuerzas que mantienen cohesionados a los individuos en este complejo conjunto de relaciones que es la sociedad, al igual que existen las fuerzas físicas que mantienen el equilibrio del universo, o las energías químicas que dan solidez y estructura a sus individuos microscópicos, los átomos. El problema está precisamente en buscar esas energías que nos mantengan unidos, esas fuerzas que hicieron posible que nuestra especie sobreviviese y se adaptase a las nuevas circunstancias y adversidades del paso de miles de años. Esas fuerzas que hicieron posible la lucha social en la Revolución Industrial, esa sangre que llenaba las arterias de los revolucionarios franceses, el arrojo de los antifranquistas en los tiempos en los que no se podía ser antifranquista. Y aquí estamos, perdidos, como un hijo puta en busca de su partida de nacimiento en un puticlub de la Habana. No somos capaces de defender lo que es nuestro, cada uno rema para su propia orilla de su propio mar de mentiras con su flotador lleno de mierda y parches.
Los sindicatos en su búsqueda de estatus junto a los aparatos del “desgobierno” que ordenan, mandan y decretan. Han perdido su legitimidad frente a la sociedad civil, y esta tiene que buscar nuevas vías, nuevas propuestas de acción que les permitan expresar su descontento frente a los que realizan el ejercicio del poder de espaldas a su pueblo. La sociedad busca el consuelo de plataformas que defiendan sus derechos corporativos, de asociaciones de ciberciudadanos, de redes sociales, de Internet.
El sentimiento de abandono de la clase trabajadora es global, como gusta decir ahora, global. El trabajador está vendido a las expectativas empresariales, desnudo en un desierto de injusticias y continuos ataques a su dignidad, vendido por sus propios representantes sindicales, por sus propios gobernantes al mejor postor.
Sea como fuere, la huelga, no digo general porque no quiero mentir, ha sido todo un éxito, al menos para el gobierno y para las centrales sindicales que la convocaron, las cuales ya han conseguido el compromiso de Montoro de volver a liberar al 30% de los representantes que este mismo mandó a sus trabajos hace poco menos de una semana. Con lo que los sindicatos vuelven a tener unos dos mil sindicalistas más al servicio de sus centrales, que no de los trabajadores. Es triste, además saber que esto lo publicó este señor y ministro el mismo día de la Huelga.

Juan Carlos Vázquez

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