viernes, 23 de noviembre de 2012

FELICIDADES A TODOS LOS MENDIGOS DEL MUNDO, HOY ES VUESTRO GRAN DÍA

Mago mendicante, a todo el que toca lo convierte en pobre
excepto si es de su ppartido

La riqueza y la pobreza son dos conceptos indisociables y complementarios, sin  uno no existiría el otro. De tal forma que para acabar con uno de los dos habría que exterminar a su contrario, aunque tengo mis dudas, ya que si eliminamos los pobres, seguramente los ricos se extinguirían; pero no sé bien qué ocurriría si liquidásemos a todos ricos. Pienso que en este caso no acabaríamos nunca de eliminar ricos, no hay más que ver las secuencias del poder político en nuestro país.
Para ver pobres de solemnidad, no tenemos más que madrugar y hacer un recorrido turístico por los cajeros automáticos de los grandes Bancos y Cajas de Ahorros de nuestras ciudades. Veremos como están casi todos ocupados por uno o varios inquilinos, que descansan sobre sus confortables cartones, tras un largo día de vagabundear por nuestras magníficas ciudades, ver sus edificios más emblemáticos, descansar en los bancos de sus parques y tomar algún que otro tetrabrick de vino peleón, altamente contaminante y no desintegrable ni por las bacterias más peligrosas del Universo mundial. Este es el nexo de unión entre la pobreza y la riqueza, el contexto en que ambos términos entran en contacto. Nunca estarán más cerca el uno del otro y a su vez más alejados.
Qué soñarán los mendigos habitantes nocturnos de los cajeros de los Bancos, quizás sueñan que están en una cama majestuosa, con un colchón de billetes de 500, de 500 lo que sea. Con un edredón de plumas de billetes de colores variados, formando estampados luminosos. Con una magnífica terraza con vistas a las torres del Pilar, hecha de cristaleras enormes, como los pisos de los rascacielos de las películas de ricos de Nueva York.
Se despiertan y al mirar a su alrededor ven que no están solos, que hay más gente en su peculiar habitación, que los pies de uno descansan junto a la cara del de su izquierda y a su vez los pies del de su izquierda están sobre la cara del de su derecha, cerrando así el círculo. Y huelen mal; pero da igual, la pituitaria llega a acostumbrarse al mal olor y ya no produce repugnancia. En medio de todos ellos descansa erecto el tetrabrick de vino que no estaba en su sueño, le da un trago al asqueroso vino "calentón" y se da media vuelta, para reengancharse de nuevo con el sueño, pero ya no es posible.
En el cajero el olor es particular, y cada cajero huele al olor del Banco o de la Caja a que pertenece. Cada entidad tiene además de sus siglas de identidad, sus anagramas y colores, su olor particular y único. Hay mendigos que prefieren unos olores a otros, por ello unos duermen en los cajeros de la Caixa, otros en los de la CAI, otros en el BBVA, etc. Para gustos olores y para olores cajeros.
Muchos piensan que quizás el dinero huela como el cajero; pero eso no puede ser ya que el dinero es el mismo, salga de donde salga; pero el hecho de no haberlo olido nunca quizás los lleve a esta conclusión. Así, al igual que un ciego que pasa junto a una bacaladería, relaciona el olor con una mujer promiscua, un mendigo al pasar por  la puerta de un Banco relaciona el olor que emana de su interior con el olor del dinero.
Ese perfume, en el que descansan sus narices noche tras noche, se hace penetrante y molesto, sus membranas olfativas no se colmatan y no se acomodan a él, al contrario que pasa con la peste de los cuerpos de sus compañeros de alojamiento. A sus insensibles napias se hace más desagradable el olor de la “pasta”, que el del calcetín de una semana de su desconocido de la izquierda. Quizás por ello madrugan y se van pronto de allí, en busca de alguien que les de unas "moneditas" para un tetrabrik, y de un poco de aire fresco que no huela a dinero. Que huela a autobús, a taxis, a la apestosa industria papelera de Zaragoza, a acera cagada por los perros de los dueños de los perros que han madrugado más que ellos para no agacharse a recoger sus mierdas calientes y humeantes.
Al cabo de unas horas, es el tiempo de los ricos, ya pueden ocupar los sitios dejados por los pobres y ahora los Bancos y Cajas son todos suyos, hasta la noche. Y así un día tras otro, riqueza y pobreza se alternan en el uso y disfrute de los Clubs del dinero.
Hoy es el día del mendigo, no sé qué significa esto; pero supongo que si hoy es el del pobre, los trescientos sesenta y cuatro restantes serán los de los ricos. Felicidades pues a todos los mendigos del mundo en su día.

Juan Carlos Vázquez 

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