Vídeo, no oficial de los premios Príncipe de Asturias
Los premios Príncipe de Asturias nos han dejado varias perlas dignas de reflexión, entre ellas me gustaría destacar la participación de la pareja principesca y el premio otorgado a dos de nuestros más ilustres deportistas, Casillas y Xabi.
A excepción del diseñador japonés, conocido por todos, no por su nombre, Shigeru Miyamoto, ni por quién es; sino por su peculiar personaje de videojuegos, Mario Bross. Y de nuestro insigne arquitecto Moneo, autor de multitud de edificios y monumentos emblemáticos y no menos controvertidos, alguno de ellos, (destacando el “destrozaconjuntoarquitectónico” de la plaza de Ávila, entre otros) los más conocidos y aclamados fueron los dos deportistas antes mencionados.
Pues bien, destacaremos en primer lugar las figuras reales, la “mona princesita”, elegantemente vestida y “discretita” dentro del lujo de su personalizado diseño y de uss bragas de etiqueta (aunque no se vean), cuya actuación se limita a sonreír a todas partes y a acompañar a su querido y amado esposo, realizó una actuación excelente y limitada a lo estrictamente estudiado y recomendado. Su consorte y amado marido, imbuido en un aspecto barbudo que le confería cierto carisma científico, como la ocasión y el boato requerían, se limitó a representar su papel, consistente en la lectura de un texto preparado para ello y redactado por algún Cirano que, este sí, sabe escribir. Por lo tanto sabemos dos cosas, que la princesa sabe sonreír y que el príncipe sabe leer, (condiciones necesarias y suficientes para estos cargos públicos, además del de ser hijo de su padre)
El otro aspecto a resaltar es el premio a los mejores deportistas del año, uno del Real Madrid y otro del Barça. Y esto es así, porque quisieron subrayar una serie de valores que deben acompañar al desempeño del deporte en general y que a todos nos parecen bien:
amistad por encima de la rivalidad, relaciones cordiales entre “enemigos” en el campo, afecto frente a rivalidad, etc.
Esto me parece perfecto; pero vamos a ir más allá y pensemos que estos premios al deporte, dotados económicamente, deben servir de acicate y estímulo al esfuerzo, al trabajo, a la superación personal, a batir límites y barreras personales o sociales, (dentro del mundo del deporte, se entiende). Pero también se premia a una referencia, de tal forma que ese premiado sirva de modelo a seguir por los que empiezan. Creo que hasta ahora todo está en orden y todos estamos conformes con lo aquí expuesto; pero de todo esto surge un dilema acerca de la justicia o injusticia.
Éticamente, creo reprobable estos premios ateniéndome a las dos razones expuestas. Por un lado no creo que esta pareja de “divos” del deporte español y mundial, deban ser referente de nuestros hijos y deportistas. Me explico, todos querríamos que nuestros hijos sean o lleguen a ser como estos; pero no por lo que deportivo implica el asunto, sino porque tendrían la vida solucionada, y muy bien solucionada. En los tiempos que corren, con más razón. Podemos incitar a nuestros hijos a que estudien, a que se formen; pero si se les da bien dar patadas a un balón o parar las patadas de otros; joder, deberíamos intentar que lleguen a ser uno de estos. Solo que en el intento, frustrado en el 99,9 % de los casos se quedan anclados en una tierra de nadie, sin futuro y sin formación. Que más quisiera que mi hija fuese una nº 1 del fútbol, o del tenis, o del balonmano, o de lo que sea ; pero que se acompañe de cifras de más de seis ceros; y no me gustaría solo por ella, sino por mí también, ¡qué coño!.
Además, lo peligroso de este tema es cuando estos señores se visten de largo, se despojan de sus trajes deportivos y se colocan frente a uno o varios micrófonos de los medios de comunicación en cuyo caso descubren su verdadero yo, su alma intelecto y se desparraman en tonterías del tipo, hemos podido darle la vuelta al partido; pero el fútbol es así, Si hubiese parado ese balón el partido habría sido nuestro, si no nos hubiesen expulsado a uno podríamos haber ganado, nuestra superioridad en el campo ha sido patente; pero no nos ha acompañado la suerte. Esta serie de tonterías intrascendentes, con las que los medios deportivos llenan páginas y páginas diariamente, son el alimento que llena los vacíos de la sociedad de nuestros días, desviando nuestra atención de los asuntos que realmente nos importan y que nos implican directamente.
Sea como sea, lo ideal sería que todos se expresasen medianamente bien y tuviesen cosas originales que decir, pero como no es el caso, los periodistas deberían evitarles el mal trago de hablar y evitarnos el peor trago de escucharles (salvo excepciones) y dejarles que se expliquen en el campo. Pero lo peor no es que los futbolistas hablen mejor o peor en público, sino la trascendencia que se da a lo que dicen.
Considero que estamos siguiendo unos caminos equivocados y peligrosos, creando ídolos de barro. Claro está que es mucho más difícil ser un premiado en ciencias sociales o en investigación científica, o en cooperación internacional; pero estos son los valores que debemos promocionar y divulgar
Pero no, nuestros niños quieren ser Casillas, o Xabi, no les interesa el hambre en el mundo, ni los avances de la ciencia ni hacia donde se encamina la sociedad actual, y si fuese el caso a mí tampoco.
Con esto podemos hacernos idea de quienes somos y quienes queremos ser, cuales son nuestros referentes, y ahora os dejo que va a comenzar el partido.
Juan Carlos Vázquez
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