martes, 9 de octubre de 2012

LAS LEYES, LAS MUJERES Y LAS DOS MANOLAS



Sentadas hasta parecen igual de altas,

En un lugar de la prensa, de cuyo nombre no quiero acordarme y si puedo no volveré a visitar, hallé un individuo amargado e hinchado, como si estuviese medicado de algún mal del alma, de esos que aquí no tienen cura que decía pestes de los que criticaban las vestimentas de “Sorayita” y de “Cospe”, en su visita al Vaticano. De negro riguroso, mantilla y peineta, como si se hubiesen escapado de una corrida (de toros, se entiende, del segundo o tercer cuarto del siglo XX), o de un cuadro de Julio Romero de Torres, o de una procesión de Semana Santa, o de un congreso del PP o del Circo del terror. Sea como fuere, este esperpento, por muy digno del protocolo Vaticano, se lo podían haber ahorrado estas dos elementas; pero quizás fue la condición para realizar semejante viajecito, porque miren, todo tiene un precio, (la lástima es que no las pusieran al sol con 40 grados). Que la Iglesia elija doctores a quien quiera por los méritos que quiera, me parece muy bien y si es su gusto, adelante; pero no veo qué interés puede tener ese nombramiento para esta pareja de señoras, si ni siquiera lo conocían. Era Español, sí, como yo y 47 millones más, solo que a mí no me elegirá doctor, ni santo ni ná, y tampoco es que me importe; pero allá cada uno con sus creencias, ellos se lo pierden. De cualquier forma, daba gusto verlas a las dos, cumpliendo el protocolo y vestidas de “manolas” castizas, como si lo fueran de verdad, como las muñequitas de recuerdo del servicio militar, esas que aún se pueden ver sobre la tela en algunos hogares de rancio regusto estético por el pasado. Deberían ir así vestidas siempre, mañana, tarde y noche, ¡qué lindas estaban!. Soraya hasta parecía  que sobrepasaba el metro y medio de altura.
Estas cosas del Vaticano, de nombrar santos y doctores y beatos y lo que les dé por nombrar, es una buena forma de asegurarse un números de visitas, que a poca “limosnita” que dejen, puede que sea un negocio redondo, puesto que el local ya lo tienen pagado, si es que lo han pagado alguna vez. Aunque no me meto con esto, ya que con el Señor las cosas materiales no tienen sentido y por tanto el dinero no tiene valor, es decir que pese a la opulencia, magnanimidad y riqueza que nuestros ojos contemplan en ese pequeño Reino de los Cielos en la Tierra, el valor que tenga no es lo importante. Bueno, decimos que el local lo tienen, el personaje a glorificar lo traen de fuera y en foto o en cuadro, porque normalmente lleva bastante tiempo entre las cenizas. Solo faltan los del pueblo del condecorado, cura y beatos al frente, autoridades y aquellos que se han podido pagar el viaje detrás. Con esta escusa, a ver el Vaticano, que nos sale "baratico". Con todo esto ya está el tinglado montado: Papa y séquito papal, la foto del futuro nombrado “lo que sea”, los del pueblo del anterior y visitantes casuales, además de turistas circunstanciales y seguidores y siervos del lugar. Sacamos los cepillos, y una vez llenos realizamos el nombramiento del alabado del día y cada uno para su casa, bueno para su hotel o pensión. Nuestras Manolas se refugiaron en la embajada, quizás por miedo a que, debido al atractivo físico de ambas, pudiesen ser el objetivo de obsesos sexuales de esa Santa Tierra de Dios entre nosotros o por miedo a un ataque terrorista o nuclear contra ellas, cuando en Italia; perdón, en el Vaticano, la gente está más en el mundo de los Cielos que en este, y allí no las conoce ni Dios.
Mientras esta pareja de discípulas de Dios y del Sistema, se despojaban de sus hábitos negros protocolarios, en España, otro personajillo del panorama político ppero gallego, se hace notar con una frase de las que hacen Historia y que si no recuerdo mal dice algo así como que “las leyes son como las mujeres, pues están para violarlas”. Desde luego, ¡qué lucidez mental!, ¡qué dialéctica!, en qué pocas palabras lo mucho que es capaz de decir, y he ahí la grandeza de la frase. Compara la mujer con las leyes, de tal forma que siendo ambas inviolables, nos gira el sentido de estos dos términos, sin relación aparente alguna, en uno solo, incitando a violar las leyes, o al menos dándolo por sentado que así se hace, al menos en los círculos relacionales en los que este capullo desarrolla su vida social, laboral y familiar. Así, si las leyes se violan, las mujeres están en el mundo para lo mismo, para violarlas. Quizás dijo esto pensando en la hermosura de las dos bellas manolas vaticanas, de ahí que fuesen a refugiarse en la embajada española , o quizás esto de la violación es algo que él ve como normal ya que lo realiza con frecuencia con su madre. Sea como sea, la frase es ya póstuma y al igual que San Juan de Ávila no será ignorado por la cristiandad, el estúpido del señor Castelao, autor de la histórica frase, pasará a los anales de la humanidad, como el mayor cerdo machista e hijo de puta que ha logrado crear las tripas del PP Nacional.

Juan Carlos Vázquez

1 comentario:

  1. Querido Gaviota:
    No he leido este escrito tuyo que,seguro me huviese gustado (comulgo con tus hostias ,ya sabes).
    Y es que , no me apetece leerlo .Solo con ver la foto me has motivado.
    Pues si.
    Merecen estar de luto estas señoras que no se quienes son pero tienen pinta de ser de este pais.
    Peineta,vestido negro con puntillas varias,etc.
    Pareceria que estan asistiendo al entierro de sus maridos salvo por la falsa tristeza que las dos tienen en la cara.
    Estan contentas .
    Las dos eran amantes del mismo Chaval:
    Manolo España. Majo chico ..
    Se lo han follao entre las dos hasta acabar con el. Y ahora que esta enterrao el pobre ,como tienen el usufructo ,continuaran haciendo lo mismo con el resto de familia que les queda (les importa un guevo ya que tienen la pension bien asegurada).
    Se haran pareja de Anso y continuaran con su santa cruzada.
    Porfavor gaviota: Selecciona las fotos que pones,me voy a dormir ahora y no quiero pasar miedo.
    Salud y ..pa cuando una en la caseta del tio ciriaco que me da mejor palpito?

    ResponderEliminar