Superfassion tras darle a la botella |
Mierda, mucha mierda, buen tiempo para el teatro. La
basura que cubre Madrid, como costra de casposo, es un reclamo para compañías
de teatro de todo el mundo. ¡Venid artistas teatreros del mundo!, estrenar
vuestras funciones aquí, el éxito está garantizado.
Quizás
Madrid se está reinventando a sí mismo, ofreciendo una nueva imagen con el fin
de erigirse en símbolo mundial de algo, ¡quizás del capitalismo!, o de la “política
neolibral a la española”, o de “la justicia mafiosa di merda” que tenemos en
este país con una capital llena de mierda. Lo de mierda lo digo por la mierda y
por la que regenta esa ciudad llena de mierda y por la camarilla que rodea a la
que regenta esa ciudad llena de mierda.
La basura
tiene también su lectura, pudiendo ser provechosa incluso para la ciencia; así,
el estudio de la basura de una casa puede darnos muestra de la forma de vida,
costumbres alimenticias, tipo y número de personas que forman el núcleo
familiar…, etc. En una residencia de mayores, el volumen de pañales tirados a
la basura puede darnos ideas acerca de las veces que nuestros ancianos son
cambiados de pañales. También si hay mucho residuo orgánico puede dar fe de una
mala alimentación, etc. Es una técnica usada en la investigación, dentro del
grupo de las llamadas no intrusivas, ya que al no haber contacto entre
investigador e investigado, no hay respuestas condicionadas.
En Madrid,
los residuos esparcidos por todas partes, durante tantos días solo reflejan un
fracaso, o mejor dicho, la consecuencia de una situación social provocada por
una serie de políticas nefastas.
La actual “diva
superfassiondequetecagas” del Ayuntamiento de Madrid, la del cafecito en la Plaza Mayor, la de la cara
pintada a espátula y los labios remarcados de rojo impotencia, es la única que
está recogiendo la mierda, y le está dando en toda boca.
Ella fue la
responsable cuando ocupando la concejalía de medio ambiente le dio, como le
suele dar a toda esta cuadrilla de bandoleros del espectro político, por
privatizar un servicio de limpieza público que desde hacía años se ocupaba de
mantener limpias las calles de mi capital y cuidados sus jardines. Pero como el
servicio de limpieza y jardines era público y a toda esta saga de descendientes
del “Fraguismo”, (ver la asombrosa similitud con el término “Franquismo”),
parece que le da “yuyu”, todo lo público, es decir lo pagado por todos, como si
lo pagaran ellos; pues nada, se privatiza y en paz.
Aquí
podemos ver en qué consiste la Externalización, como les gusta a ellos nombrar
este fenómeno. En resumen y grosso modo, no consiste en otra cosa que en dar un
trabajo, que realizan personas contratadas directamente por la administración
que sea, a una empresa privada. En el caso que nos ocupa la limpieza de las
calles de nuestra querida capital. Todo esto se vende por los políticos (PP,
PSOE, y el que venga), sobre la base de un ahorro considerable y tras vapulear
públicamente a los que hasta entonces realizaban ese trabajo, empleados públicos.
Pues
seguimos, una vez la nueva empresa en su tarea, ¡a trabajar!, solo que para que
sea rentable, es decir, para que los que gestionan esas empresas ganen pasta
como cerdos, solo se puede hacer una cosa que todos sabemos, reducir gastos, lo
que se traduce en reducir personal, lo
que no es otra cosa que hacer lo que antes hacían otros con menos gente.
Si las matemáticas no me fallan esto, o es imposible, o hemos retrocedido 50
años en lo que a derechos laborales se refiere.
Esta movida
es el espejo en el que debemos mirar el futuro de la educación y de la sanidad
que estos aznarianos-rajonianos nos van a dejar, solo que en lo respectivo a la
sanidad las calles no se llenarán de mierda, sino de muertos, que a diferencia
de la basura además de oler duelen.
Juan Carlos
Vázquez
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