domingo, 24 de abril de 2016

¡A LA MIERDA LOS DOMINGOS!

Dibujo a bolígrafo coloreado, de la época en que aún no tenía certeza de mi maravilloso estado de locura.

Es domingo, un día estúpido, caracterizado, únicamente, por ser el anuncio de mañana. Lunes, ¡por fin!. 

Vuelvo a casa, introduzco la llave en su orificio estrecho y oscuro de la cerradura y abro una puerta muda, fría y absurda. Apenas hace ruido, ¡podía chirriar un poco!; aunque seguro que si lo hiciese me molestaría e iría corriendo por el aceite que la calla. 

Me quito la chaqueta y la cuelgo en la percha del recibidor. Continúo mis pasos hacia el dormitorio, donde me espera, sobre un sillón, un pantalón y una camiseta, también inanimados y es silencio. Cambio de vestimenta y voy corriendo al salón para poner la televisión. Necesito algo de ruido. Si ruido, no presto ni puta atención a lo que dicen las noticias que escupe ese rectangular aparato. 

Tengo la impresión de que siempre es lo mismo, los mismos políticos y los mismos discursos, las mismas palabras y las mismas descalificaciones mútuas. Para mí no existe diferencia entre debates políticos actuales y los mierdosos programas marujeros de telecinco, es más, prefiero telecinco. No encuentro diferencia entre la ordinariez de Belén Estéban, "la princesa del pueblo" y las tonterías y mentiras de los gobernantes o aspirantes a ello.

Por lo visto, todos tratan de echar la mierda fuera de casa. Tienen su casa apestada de corrupción y de mierda y se la echan de uno a otro, como niños de colegio con el "pues tú más". Es un ataque a la dignidad de las personas que los escuchan, como dice Zigmun Bauman es una pérdida total y absoluta de la moralidad.

Apago la "tele" y pongo música, la que sea; pero música. Me siento en el sofá con un libro y espero que llegue mañana. ¡A la mierda el domingo y la política dominguera!.


Juan Carlos Vázquez

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