A la izquierda Jordi Puyol, a la derecha el mismo con máscara |
Yo Pujol,
con “J”, confieso mi delito, pido perdón si he podido ofender a alguien y me
pongo a disposición de la justicia con el único fin de esclarecer los hechos,
que por cierto, los he dejado claros en mi confesión y de esta forma poder acabar
con las especulaciones. Este es subnormal profundo o nos quiere hacer subnormales
a nosotros.
Señor
Pujol, con “J”, que así se escribe, “mecagoentoastusmuelas”, no se trata de
especulaciones, ¡no, no, no!, se refiere a hechos confesados, confesados por usted
y que por tanto son ciertos y no especulativos.
Usted ha
defraudado a todos los españoles, claro que debe pedir perdón; pero dejemos una
cosa clara, en estos asuntos “macarrónico mafiosos” de matar elefantes en
Botswana o robar dinero al pueblo de una u otra forma, el perdón es simplemente
un tema de usted con su conciencia y de las conciencias de los demás para con
usted, una cuestión de descanso moral del delincuente y de paz para el espíritu
del reo condenado.
Para estas
cuestiones no basta con pedir perdón, no señor, para esto hay unas leyes, unas reglas
explícitas y normalizadas, aprobadas por gobiernos como el que usted presidió y
que han sido aplicadas a los ciudadanos conforme a criterios democráticos de
igualdad y si han resultado culpables han pagado por sus culpas. Al decir
ciudadanos me refiero a los pobres, a los trabajadores, a los que no tienen
dinero que guardar ni aquí ni fuera.
Usted, padre
ejemplar de siete maravillosos hijos, a los que les has dado una educación
ejemplar, según se jactaba en alguna que otra entrevista a los medios de
comunicación, hijos que no han conocido el paro; pero que como podemos ver y
comprobar si que han conocido y puesto en práctica la corrupción y el fraude;
claro que siempre siguiendo la doctrina de la socialización primaria en el seno
familiar.
Además, como
gerente de los dineros públicos, los de todos, incluidos los suyos, no está
autorizado a excluir de dicha gerencia su patrimonio personal y si así lo hace
incurrirá en un delito y si así es, tal como ha confesado, deberá ser juzgado según las normas vigentes y los criterios de igualdad antes mencionados para
los ciudadanos y además del perdón, que no le perdono, deberá devolver lo
defraudado y un buen pellizco más, para que no caiga en la tentación de volver
a hacerlo. Esto lo acompañaría con unas sesiones de burla y escarnio público, (que
aunque no está recogido en ningún código legal, para personajes como usted
debería estarlo), no sé, se me ocurre untarlo de grasa y soltarlo por las
ramblas en pelota picada y que los niños le tiren las cacas de sus perros, algo
que no le duela pero que le mantenga un profundo y permanente olor a grasa y a
mierda. Este olor a grasa y sudor le hará saber a qué huele el obrero, que suda a diario su
camiseta para mantener a parásitos sociales de Channel nº 5 y corbata como
usted y al que no le vale el perdón público ni el arrepentimiento para dejar de
pagar la hipoteca, los impuestos o una simple multa de tráfico. Cantidad a
todas luces insignificante comparada con la defraudada por usted; pero no se
preocupe que usted no perderá su casa, y quizás tampoco lo defraudado, ya que
las leyes por mucho que nos quieran vender cuentos de flautistas de ratas, no
son para todos iguales, es más, me atrevo a decir que las leyes son solo para
los pobres, para poder contenernos y no tener opción a arrebataros vuestros
privilegios; pero como usted sabe, los pobres tenemos un dicho y a los dichos
populares hay que hacerles caso, así que aproveche, aproveche, que todo cerdo
tiene su San Martín.
Juan Carlos
Vázquez
Ha confesado lo de Andorra porque un exempleado del Banco de Andorra estaba divulgando sus cuentas. Falta lo de otros paraísos fiscales...Lo de la herencia, un camelo...
ResponderEliminarHa engañado, sobre todo, a los catalanes. Muchos lo tenían mitificado..ñ
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