El trabajo
es perjudicial para la salud.
Vamos a crear
un caso práctico en el que veremos que la situación de gran número de
trabajadores es coyuntural.
Supongamos
una empresa de servicios, que vamos a llamar "X", con unos cincuenta
trabajadores, que equivale a cincuenta familias, y que desde hace treinta años
desempeña su labor en el sector Servicios, concretamente en el Mantenimiento de
Instalaciones y Edificios Públicos. Los trabajadores todos ellos con un elevado
nivel de cualificación profesional, han realizado sus tareas dentro de la
empresa como si esta fuese suya, sin crear ningún problema ni a sus jefes ni a
sus clientes.
La empresa "X" ha gozado de prestigio entre sus clientes durante todos estos años, por lo
que nunca le ha faltado trabajo. Esta es la situación ideal y es en la que se
movía esta empresa.
El trabajo
por cuenta ajena produjo grandes beneficios al empresario y este amplió
negocio, realizo inversiones y diversificando la empresa, para lo cual tuvo que
recurrir a la banca en busca de crédito, la cual no dudó en conceder estos
préstamos.
Varios de
los contratos de "X", estaban relacionados con diversos sectores de la administración pública, que ya sabemos que pagar, lo que es pagar paga; pero
tarde, quizás demasiado tarde.
Al llegar
al año fatídico del comienzo de la Crisis, este señor empresario remolcaba
varios créditos; pero seguía manteniendo los clientes y por tanto el trabajo
para sus cincuenta empleados; pero llegó el día en que la Administración, muy
en su línea de falta de vergüenza, comenzó a retrasar los pagos, con la
justificación de la Crisis famosa. Estos retrasos llegaron a ser superiores a
once meses, lo cual descalabra al más pintado; pero la empresa continuó adelante;
aunque, claro está, retrasando los pagos a sus trabajadores.
En esta
situación, nuestro empresario asfixiado por las deudas volvió al banco que en
su día le ayudó, (entendiendo siempre este concepto desde el punto de vista que
lo ve la banca, que no es ni parecido al concepto que los mortales tenemos del
mismo), pero esta vez le dijo que no, que lo sentían pero que no. Ese banco que
había recibido una porrada de millones a fondo perdido del erario público se
negó a prestar, fijaros que no digo dar, digo prestar, prestar a interés, una
cantidad determinada a nuestro personaje.
Como es
tanta la deuda decidió apostar por salvar la empresa, cuan abanderado seguido
de las cincuenta familias, sobre su corcel blanco a trote.
Como no tenía
liquidez, para la empresa, que para él si, hizo lo único que puede hacer, no
pagar a sus empleados y estos le siguieron, no abandonaron el barco. Así un
mes, otro mes, otro mes, otro mes, otro mes, otro mes, otro mes, otro mes y
otro mes, hasta que los ahogados eran ellos. Ocho meses sin cobrar, con
hipotecas, con hijos, con una vida por delante, los héroes no se jubilan de héroes
y estos trabajadores ya no podían seguir siendo héroes, héroes de una causa
perdida, que ya no es la empresa, sino ellos mismos.
Estos, con
el asesoramiento legal pertinente presentaron en el juzgado la petición de
extinción de contrato por el impago de las nóminas. El empresario, ante esta
situación se sentía como escorpión dentro de un círculo de fuego y culpó de su
codicia a sus trabajadores. Los responsabilizó del hundimiento de su empresa,
del hundimiento de su barco, que solo tenía un salvavidas, el suyo.
La empresa
se desmorona, el enfrentamiento es abierto, entre trabajadores y empresarios,
entre trabajadores con trabajadores, con sus conciencias, que la tienen, con la
duda de si han hecho bien o no, de si han actuado tarde o demasiado pronto, con
la duda de si podían haber aguantado más y si con ese sufrimiento habrían
salvado el futuro. El futuro no es de los pobres, de los pobres es el presente,
el día a día y tampoco es que pidamos mucho más.
Hombres
fuertes y rudos, de los de toda la vida trabajando, llorando como niños ante la
impotencia de una situación que se les ha ido de las manos. No es este el
premio que merecen por sus años de dedicación a la empresa del empresario con
yate y chalet en la playa, solo piden que se les pague lo que se les debe, que
se quede el yate, y el chalet.
Con la
moral por el suelo, no pueden ya mantenerse erguidos para expresar su dignidad.
¡qué triste!, solo con que hubiese tenido acceso a crédito quizás se habría
salvado, solo con que la administración pagase a su hora quizás también se
hubiese salvado, lo que no se puede pedir es que sean los trabajadores los que
la patrocinen, ellos solo tienen su trabajo, sus manos para realizarlo y su
voluntad; pero ya no pueden más y caen al suelo señalados desde arriba por el
dedo amenazador del empresario que los señala culpables de su propia situación,
de su propia miseria.
Este es el
caso hipotético que por desgracia llega a ser real, todos conocemos alguna
empresa "X" y alguna familia que dependía de esa empresa "X" y me importa y me
duele que esto esté pasando.
Gracias a
la Crisis, los gobiernos neofascistoides del liberalismo exacerbado han justificado
estas políticas de dar al que tiene y quitarle al que no tiene, que están
dejando en la miseria a tantas familias y que están elevando a lo más alto de
la hipocresía y la opulencia a unas pocas.
Si tras
esto no tengo razón en que el trabajo es perjudicial para la salud, por favor hacérmelo
saber.
Pero no
pasa nada, la vida sigue…para algunos.
Juan Carlos
Vázquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario