Nuevas tendencias en moda de la cúpula del poder pperiano |
Qué podemos esperar de un país que rema contracorriente?,
que si el mundo gira hacia la derecha, nosotros hacia la izquierda, para eso
somos españoles, ¡y que se jodan los de mi pueblo!.
En un repaso histórico, casi de primero de primaria, mientras
Europa se convulsionaba y se implicada en el proceso de una Reforma Católica,
los españoles tomamos la bandera de la Contrarreforma. Nos envolvimos en nuestra
halo eclesiástico de apostolismo romano y que digan lo que quieran, nosotros a nuestro rollo, a defender lo nuestro, o mejor dicho, lo suyo,
los intereses de los siempre interesados, los representantes terrenales de la
divinidad, los intereses de la Iglesia católica.
Estado e iglesia son, en España, dos aspectos diferentes
de un mismo concepto patrio, de tal forma que es imposible entender el uno en
ausencia del otro. Corpus y ánimus entrelazados e inseparables, idea y masa
conformada por esa idea, cuerpo inerte animado por el espíritu, pero por un
espíritu manido de intereses clericales. Estos son los cuerpos que han habitado
y habitan hoy día la piel de toro, cuerpos con aurea divinizada por la
influencia del catolicismo enquistado en nuestra cultura. Estos son los cuerpos
que defendieron lo que los demás combatían en la época de la Reforma, estos son
los cuerpos que arrastraron la carroza de Fernando VII, el absolutista que, como
agradecimiento, se encargó de fustigarlos. Estos son los cuerpos, cargados con
esas almas que defendieron un régimen totalitarista en España, mientras en el
resto del mundo, el mundo se unía contra estas dictaduras. La defensa de la
libertad y la democracia de pirineos para arriba y en España, de pirineos para abajo
en defensa de iglesia, Estado y ejército, bajo el mando del enano bajo el palio
con el que le premió su santidad papal.
Guerra en España, mitad contra la otra mitad, por
precipitar la llegada de la sinrazón autoritaria de un enano con muchos huevos
y mucho apoyo de muchos cuerpos insuflados de ferviente catolicismo, de nacis y
de fascistas italianos. (Por este apoyo es a lo que debe lo de sus huevos, no a otra cosa, que en
pelotas no tenía media hostia). Esta guerra obtuvo la gracia papal de cruzada,
daros cuenta, el Papa dijo que como se mataban rojos, era una cruzada, (es
decir los rojos estaban en contra de esa iglesia, lo que no quiere decir que no
tuvieran creencias, solo que no creían lo que ellos querían, claro) y le
concedió al enano el título de Caudillo y el privilegio de ir bajo palio. Si
bien es cierto que a posteriori le faltó un pelo al enano “sobrao”, que más que
de militar parecía que iba de primera comunión, para que su apoyo Vaticaniense
lo excomulgase; pero esto no pasó.
En fin, mientras aquí estábamos con la guerra bendecida
por la iglesia, en Europa se comenzaba a fraguar una guerra para combatir lo
que teníamos aquí y que tanta sangre costó; pero así nos quedamos. En Europa,
tras la guerra, democracia y libertad, aquí, mierda, miseria, exilio, hambre,
racionamiento y pena; pero eso sí, bien bendecidos todos, todos los que
merecían, es decir todos los que comulgaban con los preceptos que dictaban.
Hoy estamos en las mismas, un político, porque su padre lo
era y aquí eso de la política más que ideología es herencia, se empeña en ir de
nuevo contracorriente, con la aprobación, como no de los de siempre, la Santa Madre
iglesia, Opus Dei y demás. Este cara palo con gafas de las de las cejas acopladas,
esas que venden en las ferias, se empeña en retroceder la ley del aborto a los
orígenes de su discusión, mientras en Europa este tema está totalmente superado
y se comienza a hablar ya de otro tema tabú, (para la institución retrógrada de
siempre, la iglesia), de la eutanasia, e incluso de la eutanasia infantil.
Vamos a ser más serios y vamos a elegir de una vez la
dirección correcta, aunque tengamos que decirle a nuestros amigos de la
religión que se dediquen a lo que se tienen que dedicar y dejen la política a
los que les pertenece. Es una empresa harto costosa por el peso de la
tradición; pero es necesaria esta secularización de la vida civil. Ni siquiera
la Costitución del 78 hizo posible esta separación iglesia estado; pues aunque
declara España como laica y aconfesional, no deja de nombrarla, de hacer
alusión a ella, es como si fuera aconfesional, sí; pero dicho con la boca pequeña y
en bajito.
La religión forma parte del ámbito individual de cada
persona, de lo civil se debe ocupar la política, pero sin impurezas
interesadas, como dice el dicho, zapatero a tus zapatos.
La incorporación de la mujer al voto es un hecho
reciente, así como su entrada en el mundo laboral y universitario, la mujer
española no es ya aquella de la sección femenina encerrada en sus quehaceres
femeninos, la mujer actual es una persona en igualdad de condiciones que el
hombre, con los mismos derechos y las mismas obligaciones; pero ahora el
larguilucho de las gafas feas quiere volver a relegarla a esa época de misa de
12 y que su marido decida por ella.
Pero hoy ya no se enfrenta a una mujer sumisa, hoy las
mujeres saben defender sus derechos y si emprenden una lucha justa se dejarán
el alma en su empeño y no dudes de que saldrás escaldado como no rectifiques tu
política retrógrada clerical enemigo Gallardón.
Juan Carlos Vázquez
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