Imagen de una de los platos destacados en el libro |
¡Vaya si lo
tenía escondido!, tanto lo quiere esconder que se había caído detrás del armario de la cocina y no había
quien lo encontrase. Ya le digo que no ponga tanto celo al guardar las cosas, que con la
cabeza que tiene, se le olvida , y luego no hay quien las
encuentre…¡tiene una manía!…
En fin, una
vez con el libro en mis manos y quitadas las pelusas de borra que lo camuflaban
en su escondite involuntario, abrí la tapa dura y me sumergí en su lectura.
La introducción
estaba redactada de una forma exquisita, con una lírica narrativa que incitaba
a su lectura, de forma que mi irrupción en este tipo de cocina resultó de lo
más interesante. En ella describía a la perfección las cantidades a utilizar,
los tiempos de cocción, la temperatura de los fuegos, los condimentos precisos
para cada uno de los platos, el maridaje idóneo de los vinos, los postres,
adornos, confituras y lo más interesante, la preparación del elemento principal
de este tipo de cocina, el hombre que va a ser digerido por otro estómago como
el suyo.
Tenemos
aportaciones de cocineros de fama, tanto nacional como internacional, entre los
que destacamos a Felipe González, José maría Aznar, George Bush, entre los más
conocidos.
El plato
principal de Felipe cuenta con la sorpresa de los comensales, que al probar su
hombre de la transición al PSOE, engañado con una dosis ácida de liberalismo
logra dar un toque agridulce a su composición culinaria, camuflando el fuerte y avinagrado sabor de la desindustrialización del país. Para terminar con un postre que
recuerda los sabores explosivos del primer ¡boom! inmobiliario promovido por su
compañero de tejemanejes en la cocina, Miguel Boyer. Este llamó a su plato
degeneración socialista y contó con innumerables críticas, sobre todo a nivel
nacional, gracias a las cuales consiguió un puesto relevante en el comité de
sabios de la cocina caníbal, además de otros puestos de relevancia en las
cocinas de empresas de primer orden. Su "Gloria" dentro de este peculiar modo de
cocina sigue a día de hoy inmaculado y reconocido y fue quien abrió las puertas
de este tipo de cocina en nuestro país.
José María
Aznar, al que no debemos confundir con su compañero de profesión, José María
Arzak, ya que pese al parecido de sus nombres, nada tiene que ver ni uno con el
otro, ni la cocina de uno con la del otro.
Aznar
profundizó en la cocina de Felipe, superándose a sí mismo, al profundizar en
los sabores de la privatización y al perder el complejo en el uso generalizado
en todos sus platos del neoliberalismo exacerbado. Logrando suculentos platos
decorados con esencias capitalistas, y esencias costosísimas traídos de Irak,
esencias a las que no puede acceder cualquier bolsillo. Su prestigio es
indudable en este espectro del buen comer y su reconocimiento internacional,
con grandes menciones y premios. Actualmente su esposa pretende seguir sus
pasos. bajo su dirección y batuta; pero no está consiguiendo los resultados
deseados, por lo que esperemos que su escarceo en el mundo de la cocina sea
pronto reemplazado por la costura, o la plancha, incluso la limpieza de
comunidades. Porqué no, los grandes maestros siempre recalcan que hay que
construirse a uno mismo, siempre desde abajo, así que Anita, que así se llama,
empieza de pinche, que con empeño y la ayuda de tu marido a todo se llega.
Perdonarme este desvío del tema que me ocupaba; pero no soporto este intrusismo
basado en la herencia o el parentesco.
Lo más
interesante de este libro que guardaba mi tía abuela, era la sutil forma de
describir la preparación de la pieza a cocinar, que por supuesto es un hombre o
parte de él. La parte más suculenta es el solomillo, seguido de los lomos, y
las zonas musculadas, (nalgas, brazos y piernas) y por último las vísceras, que
por ser las últimas no significa que no sean aprovechables en suculentos
platos. El hombre debe ser sometido a una reducción paulatina y progresiva de
su calidad de vida, de su asistencia social y debe ser sometido de igual forma
a una fuerte imposición, por lo que hay que conseguir una clase de hombre con
poca grasa, ya que la grasa humana tiene un sabor muy fuerte, parecida a la del
conejo. Por ello estos cocineros prefieren individuos pertenecientes a la clase
obrera, cuanto más empobrecida mejor ya que así tendrá menos tejido graso. Las
granjas de este tipo de personas están proliferando por todo el mundo debido a
los buenos y voraces estómagos de las clases dominantes, tal es así que en la
actualidad, con la introducción de las crisis para alimentar este ganado humano
se están produciendo excedentes en todo el mundo de este género, por lo que su
precio ha bajado considerablemente.
En la
actualidad Rajoy está presentando nuevas recetas, aunque ninguna es suya, y no
está consiguiendo reducir este excedente sino que lo está ampliando sobremanera,
así que señores glotones del restaurante del capitalismo, sitúense en sus
acomodadas sillas, colóquense las
servilletas como los baberos de los niños y dispónganse a comerse el fruto de
su gula y avaricia y que les aproveche y revienten, y al reventar llenen de
sesos y fluidos corporales las paredes de los restaurante caníbales que les
sirvan, que ya irá Ana a limpiar, que el que algo quiere algo le cuesta, o así
debería ser.
Buen
provecho.
¡María!,
¿donde te dejo el libro?; ...pero acuérdate.
Juan Carlos
Vázquez
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