martes, 23 de julio de 2013

EL MAGO Y EL PINTOR

Aspecto de mi amigo el mago tras su transfiguración
¿es para acojonarse o no?
Un pintor se presentó en un "pueblecito" de la provincia de Teruel, con la intención de participar en un concurso de pintura rápida. Estos concursos suelen congregar a un número indeterminado de artistas, número que viene condicionado, normalmente, por la cuantía de los premios a otorgar. Como es un pueblo pequeño, de una comarca pequeña, de la provincia de Teruel, que existe porque yo lo conozco y puedo asegurarlo. Es de suponer que no se presentasen muchos artistas.
Bueno, dicho lo dicho, cogí mi coche, cogí mis bártulos y allí que fui y una vez allí, allí estaba ya. Lo normal es comenzar a encontrarte pintores por todos lados y rincones del pueblo, buscando un sitio desde el que plasmar en sus lienzos una instantánea del lugar. Hay para todos los gustos, una simple puerta vieja, un balcón de madera, la riera, una panorámica, una calle con o sin personas. Cualquier cosa vale, siempre que se dote de la personalidad y, u originalidad y sello del artista que la decide reflejar en su lienzo virgen.
Pero en ese pueblo no había nadie, solo me topé con tres o cuatro jóvenes, a buen seguro cargados de alcohol y cansancio de una noche sin cama, al menos sin cama tal y como entendemos el significado de cama, vulgarmente asociado a colchón elevado sobre el suelo mediante cuatro patas (o más según el peso), y a cobijo de la intemperie por paredes y un techo. 
También comenzaban a salir de sus escondites las abuelas con sus escobas, para emprender a escobazos, bien a las calles, bien algún nieto o algún pretendiente de sus nietas en edad de merecer.
Los bares cerrados y algún abuelo madrugador con aperos de labranza de su pequeño huerto dirección a su faena; pero ni rastro de artistas. 
Esta ausencia de pintores ante un concurso de tal envergadura me resultó siniestro, y me hizo pensar en la posibilidad de ser yo el único concursante, ante lo cual me vi inmerso en un dilema con doble solución: si soy el único concursante y hay tres premios, alguno bien me llevaré, y, por otro lado, si siendo el único concursante el premio queda vacío la vergüenza se apoderaría de mi de por vida y me recluiría en lo más profundo de mi deshecha autoestima.
Pero estando junto al río con estos absurdos pensamientos apareció frente a mí una furgoneta blanca, como la que llevan los artistas, con cortinas en las ventanas. Y su blanco me pareció en aquel momento nuclear, maravilloso, mis ojos volvieron a brillar. Al fin, un artista, ya somos dos.
La furgoneta solo llevaba un pasajero, que coincidía con su piloto, un piloto sin duda artista y por su facha pintor, pensé yo. Me dirigí hacia él y le pregunté: ¿eres pintor?; pero, en ese instante reconocí al piloto del espacio del pueblo del concurso, y sin darle tiempo a responder le dije:- déjame adivinar-, ante lo cual el asintió. -¡Tú debes ser Mago!-, a lo cual asintió con un ligero movimiento de cabeza. A su vez dijo: - ya que has averiguado que soy mago, déjame averiguar qué eres tú. Ante mi conformidad , demostrada, también, gestualmente, dijo sin dudar: -tú eres pintor-. -¡Coño, realmente eres mago!-, dije yo. 
Luego, me confesó que lo adivinó gracias al caballete y los pinceles que portaba, y no quedándome más remedio, le confesé que yo también lo reconocí gracias a que unos días antes actuó como mago en las fiestas de Aliaga, Teruel, y yo salí de conejillo de indias en su actuación, haciendo el tonto con unas cuerdas y unos nudos.
Una vez sentadas nuestras identidades y conocidos ya en ese pueblo por las de las escobas y los pernoctadores y los que iban a sus labores de labranza y la dueña del bar. Entramos al bar que nos abrieron a nosotros dos solos, en exclusiva, como artistas que éramos, el mago y el pintor, para refrescar nuestras resecas gargantas. 
Una vez allí nos pusimos a conversar de lo que hablan un mago y un pintor y le pregunté si podía adivinar el futuro. como me dijo que sí, que para eso era mago, le pregunté si Rajoy daría explicaciones a los españoles sobre la financiación ilegal del PP y de los sobresueldos del caso Bárcenas, a lo cual, tras un corto periodo de concentración, comenzó a hacer unos sonidos guturales, muy raros, tanto que pensé que le estaba dando algo. Su cabeza comenzó a dar vueltas sobre el eje de su cuello, sus ojos en blanco, su cuerpo se apoderó de unos temblores de película de terror, el bar se oscureció. De repente todo se calmó, la luz volvió a inundar el local; pero mi amigo el mago ya no era el mismo, se había transformado en Rajoy y me miraba fijamente, o eso creo, ya que cada ojo apuntaba a un punto diferente del local, y con la voz del transformado dijo:- ¿tú también quieres saber sobre este asunto?-. Atemorizado ante el espectro, respondí que sí y me dijo: -El día 1 de agosto, (como quien augura el fin del mundo, que parece que espera a principio de mes y encima de verano, para joder las vacaciones, si ha de ser el fin del mundo que sea el 1 de enero, ¡coño!), compareceré para explicar la situación económica de España-. En ese momento su rostro pareció transformarse momentáneamente en el de Aznar, dibujándose en su cara un "bigotillo siniestro" mal trazado y en su voz un tono ya no ceceante, sino desagradable, prepotente, narcisista,…
Me atemoricé y venciendo el miedo me atreví a decirle al mago transfigurado que no es eso lo que le había preguntado. Su enfado fue monumental y me dijo con voz de Rajoy: espera al día 1 de agosto te diré que España va bien, que hemos mejorado, que nos hemos salvado del rescate, que mi mujer fuma puros y que a mí me gusta beber cerveza y que con esto se acaba el turno de preguntas y mi comparecencia. Comenzó entonces a sonar la música de "los teleñecos", con esa letra que decía: -¡pronto volveremos con…más diversiones… Porki, Porki, nuestro Rey, ha venido… con... más diversiones...!
De repente mi amigo el mago volvió a su ser original de mago, nos acabamos la cerveza y yo me pedí otra jarra, a la cual me acompañó. Nos la terminamos casi de trago y sin mediar palabra me acompañó al coche y me volví a mi pueblo,... pensando: ¡Ya estamos bien!, esto no ha sucedido. Mientras, en la radio, las noticias hablaban de la comparecencia solicitada por nuestro insigne presidente para dar cuenta de lo que nadie le ha pedido, la situación de la economía de nuestro país, de sobra conocida por todos.

Nota.- El concurso de pintura, al que se presentó nuestro artista, se había realizado el fin de semana anterior.

Juan Carlos Vázquez

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