Policías, como siempre vestidos de carnaval. El señor de rodillas busca a su hijo entre los disfrazados |
Si hay alguien que entiende de Golpes de Estado, son ellos,
y saben que en su inmensa mayoría, los golpistas cuentan con el apoyo de los
cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, con el ejército, con los medios de
comunicación y con el apoyo de ciertos sectores de la sociedad en pro de la
conservación o del incremento del poder de los privilegios de dicho colectivo
social, es decir de ellos mismos. Por lo tanto si frente a la opinión pública
intentan mostrar un colectivo, más o menos numeroso de personas, con las únicas
armas de sus manos, como peligrosos agentes golpistas es que menosprecian la
capacidad intelectual de sus subordinados, y yo lo tomo como un insulto.
Otra cosa, muy distinta, es que teman las consecuencias de
esa manifestación ciudadana voluntaria, temor infundado, ya que disponen de los
medios necesarios para poder reprimir cualquier acción, manifestación o
protesta, legalizada o no; así, tienen una policía dispuesta a repartir
mamporros hasta a los maniquíes del Corte Inglés si piensan que les están
mirando mal, o, lo que es lo mismo, provocando. Esta es la justificación
necesaria para que te emprendan a porrazos hasta que te dejen sin talento y es
la razón que precisan los delegados del Gobierno de turno y el ministro del
interior para justificar las hazañas policiales.
Digo que quizás tuviesen miedo, no por nada, sino por los
mil trescientos policías que colocaron alrededor del Congreso, casi policía por
baldosa, más las barreras colocadas en todo su perímetro, (tres barreras
concéntricas), más los agentes infiltrados entre la multitud, los cuales no se
nombran porque son secretos y como son secretos no se debe saber quienes son,
si no se acaba lo de secreto, (algo así como cuando se sabe el truco del mago,
que pierde toda la gracia su magia), pues eso.
Más refuerza mi razonamiento el hecho de que nuestro querido
presidente estuviese, día tan señalado en Nueva York, para decir que España
debe estar en el Consejo de Seguridad de la ONU , que es como estar en el Ayuntamiento de
Tragacete, ya que no vale para nada, bueno sí, para poner pasta y defender los
intereses de América y unos pocos más en sus expolios mundiales. Por lo que le
dirán que sí, que sí, que ponga pasta y que te dejamos jugar. Por establecer un
símil, es como cuando el tonto de clase quería formar parte del equipo de
fútbol, a nuestro pesar, ya que lo más parecido a un balón para este individuo
era un cubo de basura; y el maestro nos reprobaba que no le dejásemos jugar,
ante lo cual lo poníamos de portero o de reserva, puestos en los que nadie
quería ponerse. Pues tú Rajoy, de reserva. Y vendrá y nos lo venderá como una
victoria, como cuando el capullito de Aznar con su piruleta, sus pantalones
cortos a cuadros escoceses y su gorra con ventilador en la solapa, se apuntó el
tanto en la firma de las Maldivas, siendo el aliado tonto de los dos poderosos,
y así nos fue.
En resumen, diputados y diputadas de España, con su director
de orquesta a más de diez mil kilómetros de distancia, cercados por su
seguridad por unos mil trescientos y pico policías, (el pico son los secretos, que
como son secretos no podemos precisar cuantos son), los presidentes de las
comunidades autónomas promoviendo el anticipo electoral, el rey visitando la
prensa inglesa para pedirles que hablen bien de España (más le valdría al
hechizado este quedarse en casa, ya que el efecto que ha conseguido en los
periódicos de la isla han sido totalmente contrarios a los deseados y han
mostrado a España como un país caótico al estilo griego), un pueblo
desencantado de sus representantes protestando día sí, día también por las
calles de nuestro particular circo, la educación volviendo a primar la
excelencia, como en los viejos tiempos, la sanidad pública y gratuita en
proceso de desaparición, la calidad de vida a niveles de postguerra, una clase
media en peligro de extinción, la atención social en busca y captura, la
corrupción en primera línea de prensa,…(……………………) espacio para rellenar por los lectores.
He dicho en resumen; pero realmente esto es difícil de
resumir y es así porque el único derecho realmente democrático que no ha sido
violado por nuestros representantes electos es el Sufragio Universal, y en base
a él los elegidos de turno desarrollan sus estrategias delictivas en contra del
ciudadano que los votó, y si no, no habernos votado, dicen. Ahora tenemos
cuatro años para hacer lo que nos dé la gana, no lo que os hemos prometido;
sino lo que nos dé la gana y al que le parezca mal que se manifieste; pero no
como ni donde quiera, sino donde les dejemos y como les dejemos, y a portarse
bien que si no os echamos a la policía, que para eso está. Lo que sí que nos
dejan es que interioricemos nuestro malestar con la clase política, faltaría
más, quizás tengan un detector de ondas cerebrales que reflejen el rechazo al
gobierno y solo por pensarlo recibas un garrotazo por detrás, cuidado con lo
que se piensa.
Señores, el hecho de ser elegido no da derecho al todo vale,
sino al contrario, cuando se elige a alguien se elige por unas propuestas y
promesas concretas, propuestas de las que la ciudadanía debe exigir su
cumplimiento, y debe exigirla como pueda y cuando quiera, siempre sin el uso de
la violencia.
Supongamos que el elegido es un presidente que tras su
elección, se da cuenta de que no está capacitado para enfrentar con éxito su
gobierno, imaginemos que el señor Arenas, derrotado en múltiples elecciones
andaluzas, llegase un día a ganarlas, digo esto como suposición para reforzar
mi reflexión, todos sabemos que la probabilidad de que esto suceda es
prácticamente nula. Pues bien, Arenas sale elegido, la inesperada noticia lo
sumiría en un estado de estupidez e
insensatez que lo invalidaría para ejercer el cargo, sin embargo ¿deberíamos
aguantarlo durante cuatro años por el simple hecho de haber sido el elegido?.
Este caso sucede en pueblos pequeños en los que las personas en vez de votar a
la persona más capacitada para la alcaldía, vota al partido de turno, dándole
igual quien lo encabece, pudiendo ser este el tonto del pueblo, que en todos
hay uno.
Por lo tanto, ¿el
simple hecho de ser elegido en unas elecciones justifica la actuación de esta
persona o partido los cuatro años que debería durar el mandato?, ¿tiene la
ciudadanía las herramientas necesarias para recriminar o sustituir a un
representante electo que por sus actos ha traicionado a su pueblo?, ¿quién
controla el poder en democracia?, ¿la inmunidad política debe proteger a los
representantes políticos de la justicia en una democracia?. Se me ocurren
cientos de preguntas en esta línea; pero no quiero ser aburrido, así que lo
dejo aquí, me voy conmigo mismo y mis rollos dirección al cuarto de baño y con
la esperanza de poder eliminar en ese lugar místico, en el que eres realmente
el rey de tu propio reino, todas las bilis que me produce esta banda
politiquera que tenemos que aguantar, aunque si las respuestas de las preguntas
mencionadas más arriba son las que yo pienso que son, quizás, solo quizás, no
tengamos que soportarlos por mucho más tiempo, amén.
Juan Carlos Vázquez
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