Imagen de un cebón de los alcornocales extremeños |
Tras el campeonato europeo de fútbol y las Olimpiadas de
Londres, las vacaciones del ser más dañino para la especie homo hispánicus se
han terminado. El ogro politiquero y mafioso vuelve a la carga, camuflado, eso
sí, por el comienzo de la liga de fútbol, menos mal.
Como hemos podido comprobar en nuestras carnes, cuando este
señor, por no decirle otra cosa que podría resultar ofensiva, afirma que no va
a hacer esto o lo otro, que no va a tocar las pensiones, todos sabemos qué es
lo primero que hará. Jubilados y jubiladas del mundo, podéis dar por sentado
que vuestros pecunios se verán afectados, siempre a la baja y en proporción
inversa a las cantidades que percibáis. De tal forma el que cobra más, seguirá
cobrando más y el que cobra menos cobrará mucho menos, lo que se resume en que
el que tiene tendrá y el que tenía para sobrevivir, sobrevivirá; pero si lo
hace será en unas condiciones realmente precarias y si no muere será por su
salud de hierro, no por el capital que reciba en forma de pensión.
Así que salud que no falte y paciencia que sobre, que falta
hará.
Con este grupo social, el de los pensionistas, nuestro
odioso enemigo nacional habrá cerrado el círculo, jodiendo a todo aquel de
recursos limitados y virginal trasero. Parados, estudiantes, sanitarios,
funcionarios, niños, jóvenes, mayores y ancianos, todos jodidos, a excepción de
aquellos que por razones de cuna nunca lo han estado ni lo estarán, entendiendo
por estos últimos a toda la prole real, a los profesionales de la política,
(que no digo idealistas políticos), mafiosos, herederos de los mafiosos,
ladrones a gran escala, estafadores bancarios, jueces demócratas, (por los
cojones demócratas), etc, etc, etc.
Creo que este va a ser un otoño de mierda podrida en el que
los que gobiernan harán lo que les plazca, como hasta ahora han ido haciendo.
El pueblo a la calle, ¿para qué?, para hacerles saber que no nos gusta lo que
hacen, para que escuchen los ensordecedores silbatos de las manifestaciones,
para endiosar a los sindicatos que nos han conducido hasta aquí, para quemar
tres contenedores y que nos abra una brecha en la cabeza el policía heredero de
España. No haremos nada, y eso lo aseguro, o al menos no servirá para nada,
debemos tener una respuesta organizada y coherente a este desmadre. De nada
servirá tomar el Congreso si no hay un después programado, una férrea
organización que bombardee el núcleo del problema, que no es otro que el sistema
productivo.
Cualquier movimiento social, cuenta hoy día con un requisito
imprescindible, el pueblo, la movilización del mismo; pero si detrás no existe
un esquema, una estructura, una ideología compartida, una verdadera política; a
lo más que llegaremos es a una caza de brujas en la que descabezaremos un
monigote para, inmediatamente sustituirlo por otro igual. Tenemos el claro y
reciente ejemplo de las revueltas árabes, en las que tras días de lucha y
muerte, se han destituido unos poderes occidentalizados por otros colocados, no
por el pueblo que enterró a sus hermanos y vecinos; sino por lo impuesto a
nivel internacional, a nivel de mercado. Debemos dar un jaque mate a las
políticas venenosas neoliberalistas, dinamitar el núcleo del sistema
capitalista y buscar nuevos senderos de solidaridad real. Y aprovechar ese
jaque y elevarlo al rey y a toda su prole y que se vayan a recoger olivas a
Belchite, o uvas a Castilla; será la única forma de tener un rey del pueblo,
siendo uno más de nosotros. Además, si tropieza y cae caerá en blando, en
tierra, sudada y labrada por los que el afectuosamente llama su pueblo. Tiene
huevos la cosa.
Salud que no falte y República que no tarde.
Juan Carlos Vázquez