Las grandilocuentes teorías sociales, realizadas por afamados teoricos e insignes intelectuales, suelen perderse en una especie de abstracción creativa que pierde toda relación con la realidad de la vida cotidiana y no quiero decir con esto que me oponga a este proceso creativo.
Cuando vamos al zoo o al circo a ver esos espectaculares elefantes bailando con minifalda sobre un pedestal en el que apuradamente me sostendría yo en pie, nadie se fija en las hormigas que ajenas a este espectáculo, discurren en fila india por los pies del pobre elefante "payaso forzoso", portando pesadas cargas hacia el hormiguero para asegurarse el sustento de la colonia.
Imagen de hormiga griega...si fueran de igual tamaño ¿Quién correría: el elefante o la hormiga? |
Ese desinterés por el trabajo de las invisibles hormigas se produce porque a nadie interesa lo que esa sociedad animal de seres diminutos hace o deja de hacer, a excepción de los estudiosos de las hormigas y de algún productor de documentales de la 2 que solemos utilizar para conciliar la siesta, claro está.
Pero propongo este hecho como una metáfora, en la que el elefante es la troika, o las Grandes Empresas o los Grandes Bancos o el G-7, o USA o Alemania o Inglaterra o, en general, cualquier persona física o jurídica que ostente una clara posición de poder. Y las hormigas son la sociedad Griega o española o portuguesa o italiana, por poner un ejemplo.
Lo importante no es la hormiga; sino el elefante. Priman sus intereses, no las necesidades de las hormigas y así nos lo muestran los medios. Lo realmente importante es que el espectáculo se realice lo mejor posible y si por un fallo el elefante pierde el equilibrio y cae de su estúpido pedestal, el público exclamará un ¡Oh!. el domador lo volverá a su sitio y laa gente aplaudirá; pero nadie habrá caído en la cuenta de las cientos de hormigas que han perdido su vida en el tropiezo del gigantesco animal.
Los pequeños insectos exoesqueléticos que se han salvado de la catástrofe se reorganizarán y recobrarán el rumbo a su hormiguero portando de nuevo sus pesadas cargas. A esta fila se incorporará en última instancia una de ellas que es la que, con sus poderosas mandíbulas, le ha mordido en un huevo al elefante.
Pero esto no es lo importante, lo realmente importante es que el espectáculo debe continuar.
Juan Carlos Vázquez
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