“Aforado: adj. y s. [Persona] que por su dignidad, rango o profesión goza de algún fuero o privilegio en materia de jurisdicción”. http://www.wordreference.com/definicion/aforado
Si por un lado nos dicen que
la ley es igual para todos, no entiendo eso del aforamiento a diestro y
siniestro, de forma que de seguir así habrá menos personas no aforadas que
aforadas.
Además ese afán por aforar
gente supone, en cierto modo un desprestigio de nuestras instituciones de
justicia; pues los tribunales ordinarios no pueden impartir justicia a estos
“elegidos”. Estos personajes diferenciados del resto de la población, no solo
tienen un estatus de privilegio por la posición social que ocupan y el rol que
desempeñan, sino que los delitos que cometan serán considerados de forma
diferente a los cometidos por mi primo el de Cáceres.
Los defensores mediáticos de
esta figura, la figura del aforado, llegan a justificar su existencia con
argumentos tan estúpidos como inútiles, diciendo que no se trata de un
privilegio sino de todo lo contrario, ya que se reduce su capacidad de recurso.
Dando a entender que el pueblo llano, los cada vez menos “no aforados” son los
realmente privilegiados al poseer un escalón más en el proceso de los recursos
judiciales.
Por otro lado considerando
la teoría de la relatividad, también podríamos justificar los argumentos
estúpidos que defienden la situación negativa de los aforados, aludiendo
simplemente al lema de dicha teoría. Así, cuando protestemos por los cinco mil
y pico aforados que hay en nuestro país, podrán calmar nuestra boca con la
frase: “todo es relativo”, desdiciendo el privilegio que supone esta situación.
La ocupación de un cargo de
autoridad, de aquí a nada, llevará implícita esta condición, así tendremos el
maestro aforado, el médico aforado, el municipal aforado, etc.; pero no para
diferenciarlos del maestro, del médico o del municipal no aforado; puesto que
estos últimos ya no existirán, todos serán aforados. Solo quedarán sin aforar
los trabajadores de cuello azul, campesinos sin tierra propia, parados, amas de
casa, sin papeles y demás pobres de nuestra escena social. “La justicia” será,
o quizá lo sea ya, como la declaración de renta, solo pagarán los que menos
recursos tienen.
Digo yo que si alguien tiene
una ocupación de responsabilidad se le presuponen ciertos valores coherentes
con los socialmente aceptados y si en el ejercicio de su labor realizan actos
punibles, deben ser juzgados como cualquier otro, incluso con menor consideración
de sus eximentes. No es lo mismo robo de una misma cantidad que produce alguien
para dar comer a su familia que el que produce uno desde su posición de
prestigio sin necesidad alguna, por mera codicia. Digo yo y sin querer
justificar delito alguno.
Lo de la justicia es igual
para todos no se lo cree ni la “Curraca” que es la gata de mi tía Petra, la de
Córcoles de la Ribera, ni aunque lo diga el Rey, (esto último es coña).
Para más “inri” se cargan la
justicia gratuita, por obra y gracia de “Gallardóncito”, que supongo que
tampoco la tendrán los aforados, jo! Qué tonto soy!, si estos no lo necesitan.
Además de pobres económicos y sociales seremos también pobres de justicia; pero
con otro sentido al que tradicionalmente se ha dado, ahora los pobres somos
pobres de verdad, del todo, pobres hasta para llorar.
¿Cómo se llama el tío ese?,
me preguntaba mi amigo el del asilo refiriéndose a Urdangarín, ¿ese tío que
dicen que ha “robao” tanto?. ¡míralo, en Suiza que está!. ¿Bien le habrán “quitado”
el pasaporte?. ¡Ya lo habrán “indultao”!, ¿no?. Si hubiera hecho yo lo que
dicen que ha hecho él…Pobre hombre hay que comprenderlo que es muy mayor y
convive en la habitación con un señor alemán que se llama Alzaimer o algo así.
Yo, no sé; pero creo que nos
venden lo que quieren y encima se creen que se lo compramos. Los españoles, los
españoles pobres, somos pobres, como los de siempre; pero ya no somos
analfabetos como los de antes y en nuestra pobreza somos honrados y no nos
preocupa no ser aforados, porque nosotros no robamos, sabemos lo que es la
necesidad y desconocemos la opulencia y la avaricia; pero defendemos la
justicia, la de verdad, no la mierda que tenemos ahora y que ha tomado robado
su nombre.
Juan Carlos Vázquez
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