jueves, 12 de diciembre de 2013

LA HISTORIA CON MAYÚSCULAS.



Artículo publicado el 11 diciembre, 2013 en el blog de Julián Casanova

HISTORIADOR - Catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.


 
Podéis consultarlo en el siguiente enlace:
http://www.juliancasanova.es/espana-contra-cataluna-seis-consideraciones-sobre-historia-conmemoraciones-y-politica/

 

España contra Cataluña. Seis consideraciones sobre historia, conmemoraciones y política.

1.    La historia es una disciplina compleja y los historiadores un grupo diverso, que toman diferentes caminos y enfoques para aproximarse al material investigado y que interpretan los acontecimientos del pasado de forma diferente. Eso quiere decir que un buen historiador nunca manipulará o distorsionará los materiales que el pasado nos ha dejado, pero dentro de los límites de lo que las fuentes permiten (porque el conocimiento histórico está limitado por las fuentes disponibles), hay un amplio abanico de posibilidades para diferentes interpretaciones.

2.    Las conmemoraciones históricas pagadas por las instituciones políticas  -sea el bicentenario de la Constitución de 1812, la Cataluña de 1714 o la guerra civil española- suelen ser buenas pruebas de cómo puede utilizarse el pasado para justificar el presente. Los políticos lo hacen a menudo: deforman la historia para adaptarla a sus propios fines. Y lo pueden hacer escogiendo mitos o lugares comunes que explican sus argumentos o distorsionando las pruebas para llegar al fin deseado. Tiran de la historia, porque toca ese día o porque la agenda lo exige, pero, en realidad, la aproximación que hacen es de todo menos histórica, pura invención.

3.    Pese a lo bonita que puede resultar la celebración, no hay un hilo conductor que una aquel pasado de 1714 con el presente, como si la historia de España de los siglos XVIII,  XIX y XX hubiera sido una lucha continua de España contra Cataluña y del “pueblo” catalán contra España para mantener sus libertades. La historia proporciona abundantes ejemplos de lo contrario y si ampliamos el enfoque a una historia social, y no sólo política e institucional, donde los obreros y campesinos, clases trabajadoras en general, se constituyen en el principal sujeto histórico, el objeto de estudio “España contra Cataluña” constituye una clara simplificación. Una historia que deje de concentrarse en las vidas y acciones de los dirigentes y preste atención, por el contrario, a amplios segmentos de la población y a las condiciones bajo las que vivían, que desplace el foco de interés desde las elites o clases dirigentes a las vidas, actividades y experiencias de la mayoría de la población, proporcionaría resultados distintos. No creo, por ejemplo, que la historia del anarquismo, tan presente en la Cataluña contemporánea, sus conflictos, luchas de clases y violencia, las ejecuciones en Montjuic, la organización de grupos de pistoleros por parte de la patronal, el terrorismo anarquista o el anticlericalismo, pueda interpretarse como una historia de España contra Cataluña.

4.    Las declaraciones interesadas sobre la historia, ampliamente difundidas por los medios de comunicación, contribuyen a articular una memoria popular sobre determinados hechos del pasado, hitos de la historia, que tiene poco que ver con el estudio cuidadoso de las pruebas disponibles, entendidas en el contexto en que se produjeron. Planteada de esa forma, la historia rescata tradiciones inventadas desde el presente y proporciona lecciones morales.

5.    Los historiadores debemos contribuir al debate, a la cultura, a la formación democrática y a la revisión y reconstrucción del pensamiento político y social. Debemos defender el análisis histórico y el oficio del historiador como un instrumento crítico de aprendizaje de la libertad, de sacar a la luz las partes ocultas del pasado y de proporcionar claves explicativas para revelar las relaciones de opresión y desigualdad, pasadas y presentes. Y aunque el conocimiento del pasado está limitado por las disputas entre historiadores, por los diferentes puntos de vista, por la tensión entre subjetividad y objetividad, lo que debe siempre evitarse es buscar los hechos más convenientes para apoyar las ideas favoritas de los gobernantes. Algo difícil de evitar cuando todo eso se hace y se organiza desde instituciones públicas orientadas por el poder político de turno, en vez desde congresos científicos independientes de ese poder.

6.    Promover una buena educación sobre la historia parece a muchos irrelevante, pero, mientras tanto, las celebraciones oficiales, desde Madrid, Barcelona o Zaragoza,  siguen alimentando relatos míticos, simplificados, para consumo popular, a mayor gloria del poder. Por eso sólo generan polémicas y fuertes disputas políticas y mediáticas los congresos de historiadores donde está en juego un relato en el que el pasado se hace presente, aunque sólo en las partes que cumplen la función deseada. El resto de los congresos, como sabemos muy bien los historiadores, pasan desapercibidos (afortunadamente, en muchas ocasiones).

Postdata. Todo lo aquí escrito nada tiene que ver con el calor y poca luz con que una buena parte de los medios de comunicación está tratando el tema del Simposio “España contra Cataluña (o insultando a los historiadores que participan en él) y menos todavía con el hecho de que algunas formaciones políticas lo denuncien a la Fiscalía. La historia es una guía para la comprensión de la diversidad de creencias y culturas humanas. Lo que hacen con ella los políticos y los periodistas que normalmente la ignoran es otra cosa.
 

NO HAGO OTRA COSA QUE PENSAR EN TI.



Donde nacen los sueños
Aunque lo parezca, por su sugestivo título, este relato no tiene nada que ver con una declaración de emociones o de sentimientos erótico – festivos por mi parte; sino todo lo contrario. En este, intentaré expresar, desde el sosiego y la calma, el motivo de mis desvelos, que no es otro que la contemplación de un mundo idiotizado dominado por unos dominantes de pacotilla que no hay Dios que los baje de su silla. Comenzamos bien, hasta con rima, pues vamos a continuar.
Respiro hondo y cojo aire, de fondo un disco de vángelis juega con las ondas del aire que inunda mi cuarto de reflexión profunda. Sentado, a mi izquierda una cortina impermeable y a mi derecha un rollo de papel blanco enrollado pidiendo que juegues con él, que estires de él. Un poco más alejado el bidé, justo debajo de un radiador colgado en la pared a modo de toallero. La puerta cerrada y enfrente de mí, yo otra vez; pero yo al revés, mi yo en el espejo sobre el lavabo. Aunque en apariencia sea una zona de la casa fría, es el único lugar en que somos realmente nosotros, aquí no vale fingir, cantas sin pudor, te desnudas sin pudor, te limpias de las impurezas externas y, cuando te atreves a cantar limpias tu interior. Tu voz suena cual barítono y te atreves con arias, adagios y hasta zarzuela, trasformándote en tenor, o soprano o mezzosoprano, es igual eres libre y estás solo. (Si no estás solo no se te ocurra hacer el payaso como cuando sí lo estás).
En este habitáculo forrado de cerámica, tras hacer lo que allí has ido a hacer, dedicas un tiempo a tu interior, a la meditación, silenciosa, aislada y fría. Miras al espejo intentando ver más allá de lo reflejado, cierras los ojos; pues con ellos abiertos sigues viéndote a ti mismo con los pantalones bajados, y eso rompe con toda magia.
De pronto la pituitaria de nuestra nariz detecta un aroma que no le es desconocido, e incluso me atrevo a decir que no le resulta del todo desagradable, quizás sea por identificación, y mi pensamiento, inmediatamente deriva hacia derroteros no buscados voluntariamente. Mis deseos se desvanecen en pro de la nueva dirección a la que me conducen las circunvalaciones cerebrales.
Relaciono el olor con algo conocido…, la política, todo me comienza a oler a Rey, a Rajoy, a Zapatero, a Rubalcaba, a Aznar, a Felipe. Olores a naturaleza política podrida que salen del interior de la taza del water, entre los huecos dejados por mis piernas abiertas. Sale de ahí, me repugna, ¿cómo es posible tanta mierda junta?, ¡qué asco!. ¡A la mierda mi periodo de meditación!, ¡serán cabrones!, ¡cuadrilla de sanscoulottes!, ¡fetos malparidos!.
Siempre la misma historia; aunque por suerte en este mi pequeño mundo forrado de baldosas es fácil desprenderse de la mierda, basta con tirar de la cadena, (¿porqué diremos siempre tirar de la cadena cuando lo que hacemos es apretar un pulsador o tirar de un tirador?) y adiós, al fondo del mar matarile rile rile matarile rile ron, chis pón. Parece que vuelvo a sonreír, mi vida comienza a llenarse de gozo, si todo fuera tan fácil.
A mi querido Rajoy que me lo imagino marrón y con moscas a su alrededor y me asusta, y a su niña, que da más miedo, si es que eso es posible, ahora os despido vaciando la cisterna y os veo marchar tragados por el remolino perfecto que produce el agua al vaciarse en este hemisferio.

Juan Carlos Vázquez

sábado, 30 de noviembre de 2013

LEGISLACIÓN, ENFERMEDAD Y EXCLUSIÓN SOCIAL. ¿CUÁNTOS CHURROS LE PONGO?, NO, NO QUE NO QUIERO CHURROS QUIERO UNA LEY QUE ME PERMITA SER ILEGAL, POR FAVOR.

Aquí se guardan los frutos de sus leyes; pero en papel moneda
Los antiguos filósofos ya hablaban de “la jaula de hierro” al referirse a la reglamentación que guía nuestra vida social y eran partidarios de que las leyes deben ser justas y pocas, pues deben orientarse al interés común, por tanto si no es así, si intentamos legislar hasta los más simples y pequeños aspectos de la vida social, si intentamos poner normas hasta en la forma en que nos debemos peinar, haremos una jaula muy tupida, entraremos en el campo de los intereses y de los objetivos individuales o personales, lo cual va en contra de ese bien común que hablaba en un principio.
Por otra parte, el exceso de legislación puede entrar en conflicto con las leyes naturales y con las costumbres cotidianas, incluso con la razón, produciendo contrariedades legales, incertidumbre y duda.
Las leyes, pienso yo, deben ser en cierto modo ambiguas, con una doble finalidad. Por un lado asegurar los derechos y deberes generales que regulen la convivencia y la vida social y partiendo de esto poder atender ciertos condicionantes individuales, que “justifiquen” el no cumplimiento de las mismas. En este espacio es donde entra en juego las condiciones personales de tipo ético o moral que han llevado a la persona individual o colectivamente a cometer el delito, o mejor dicho a no hacer lo que un determinado número de personas determinó en su momento que se debía hacer.
Todo esto es lógico si partimos de que las leyes ya no provienen de Dios, sino de los hombres, gracias a Dios. Es la voluntad de quien legisla, o mejor dicho  de quien reside la soberanía establecer las reglas que rijan la vida en comunidad, siempre desde la relatividad de estas. No tienen por qué ser universales, sino adaptarse a las condiciones peculiares y particulares de cada lugar, considerando las diferencias y la diversidad.
Creo que cuanto más normas creemos más estamos apretando el corsé que limita la libertad individual al tiempo que justifica la desigualdad como algo si bien no natural sí legal.
Al respecto puedo poner ejemplos varios como por ejemplo el caso inglés, cuya constitución no está escrita por lo que puede ser revisada de forma continua. Al  contrario que en nuestro país, que con una Constitución caduca, que data de los tiempos de la Transición, (por cierto pactada por quien no se debía haber pactado), 1978, tiene el rango de intocable, cosa que no comprendo ya que en 35 años… algo habremos cambiado.
Tampoco entiendo como  es posible que en unos meses pasemos de ser multados en un mismo tramo de autovía por ir a tres velocidades diferentes. Lo que ayer fue exceso de velocidad hoy es permitido y mañana será ampliado. Tienes la sensación de haber sido timado, como cuando en el rastro compras una ganga y cuatro puestos más adelante encuentras el mismo producto mucho más barato.
O lo que resulta patético en este exceso de celo legislador es la penalización de la enfermedad que están realizando hoy día nuestros mentirosos de la política. Como si la enfermedad fuese una elección voluntaria y libre. De escándalo es el caso de las personas que han padecido cáncer de mama o de ovarios y tras superarlo y decidirse a adoptar un niño, pues la enfermedad los dejó estériles, las absurdas leyes al respecto se lo prohíben, (no en todas comunidades).
Es como si estos cabrones cobrasen por cada ley que hacen,  y ya digo, el buen gobierno, desde tiempos muy, muy remotos no consiste en un proceso acelerado de producir leyes, eso vale para los churros, sino en hacer las justas y necesarias, en hacerlo bien, partiendo siempre del relativismo y del funcionalismo de las mismas hacia un único fin la Seguridad de los ciudadanos dentro de los preceptos del bien colectivo.


Juan Carlos Vázquez

viernes, 29 de noviembre de 2013

PARLAMENTARISMO ABSOLUTISTA, ¡VIVAN LAS CAENAS!, ¿OTRA VEZ?...




Llega un momento en que el divorcio entre el Tercer Estado, el pueblo, y la clase gobernante es tan patente que podemos considerarlos mundos diferentes. Hasta el punto de que la crítica política se hace inútil, pues las ideas de este mundo no pueden afectar a un mundo diferente, con el que hemos perdido toda relación.
Las columnas de los periódicos, los blogs, como el de este humilde y pobre hombre, lanzan mensajes al fondo del océano político, sin que nadie los recoja y los haga suyos. Es como jugar al frontón contra ti mismo, todas pelotas te vuelven y encima acabas siempre perdiendo. Es absurdo.
La clase todopoderosa de nuestro parlamentarismo absolutista y situada más cerca de Dios que de los hombres, se ha disfrazado de indiferencia y nos ve desde los cielos, a salvo, como seres pequeños que nada podemos hacer contra su desgobierno desde lo alto del Olimpo.
Ya Rousseau dijo en su obra “El Contrato Social” que los parlamentarios, los diputados del pueblo, no son ni pueden ser sus representantes: solo sus comisarios.
Aunque era otra situación y otro tiempo, sus palabras son perfectamente aplicables a nuestra realidad actual y recordarle a estos semidioses de la Política que lo que es suyo es su boca no lo que dicen con ella en el parlamento. La soberanía es nacional, del pueblo, no de una cuadrilla de vaqueros cuatreros que serían los malos de las películas de indios.
Bueno, de lo malo, tras dejar el poder parece que se quieren volver a hacer hombres, regresar a su apariencia humana, al menos para seguir sangrándonos con sus sueldos, supermegagordos, en consejos de administración o fundaciones creadas por ellos cuando gobernaban para tal fin. Cuando su único fin debiera ser el interés general no el particular desde su posición de privilegio.
Su bajada a la tierra va acompañada de soberbia y prepotencia en forma de libro. Libro en el que nos recuerdan, como si nada sus nefastos haceres en el gobierno, mientras gobernaron, mientras les duró.
Pero lo peor de todo es que los políticos que tenemos es el reflejo de lo que somos, de la sociedad de la que formamos y forman parte, ya que de esta han salido. No han venido de Marte ni de Venus. Por lo que criticarlos a ellos es criticarnos a nosotros mismos. Por ello el planteamiento quizás pase por crear y reforzar una opinión pública en pro de unos objetivos orientados a la paz y la convivencia, o mejor dicho, al Bien común; aunque para ello lo primero y principal es la educación y lo malo es que ellos también lo saben.
Os invito a quedaros en el Olimpo y si tenéis un poco de decencia permanecer callados e intentar pasar desapercibidos o invisibles si podéis, lo digo por vuestro bien y de ahí por el de todos nosotros.

Juan Carlos Vázquez