jueves, 12 de diciembre de 2013

NO HAGO OTRA COSA QUE PENSAR EN TI.



Donde nacen los sueños
Aunque lo parezca, por su sugestivo título, este relato no tiene nada que ver con una declaración de emociones o de sentimientos erótico – festivos por mi parte; sino todo lo contrario. En este, intentaré expresar, desde el sosiego y la calma, el motivo de mis desvelos, que no es otro que la contemplación de un mundo idiotizado dominado por unos dominantes de pacotilla que no hay Dios que los baje de su silla. Comenzamos bien, hasta con rima, pues vamos a continuar.
Respiro hondo y cojo aire, de fondo un disco de vángelis juega con las ondas del aire que inunda mi cuarto de reflexión profunda. Sentado, a mi izquierda una cortina impermeable y a mi derecha un rollo de papel blanco enrollado pidiendo que juegues con él, que estires de él. Un poco más alejado el bidé, justo debajo de un radiador colgado en la pared a modo de toallero. La puerta cerrada y enfrente de mí, yo otra vez; pero yo al revés, mi yo en el espejo sobre el lavabo. Aunque en apariencia sea una zona de la casa fría, es el único lugar en que somos realmente nosotros, aquí no vale fingir, cantas sin pudor, te desnudas sin pudor, te limpias de las impurezas externas y, cuando te atreves a cantar limpias tu interior. Tu voz suena cual barítono y te atreves con arias, adagios y hasta zarzuela, trasformándote en tenor, o soprano o mezzosoprano, es igual eres libre y estás solo. (Si no estás solo no se te ocurra hacer el payaso como cuando sí lo estás).
En este habitáculo forrado de cerámica, tras hacer lo que allí has ido a hacer, dedicas un tiempo a tu interior, a la meditación, silenciosa, aislada y fría. Miras al espejo intentando ver más allá de lo reflejado, cierras los ojos; pues con ellos abiertos sigues viéndote a ti mismo con los pantalones bajados, y eso rompe con toda magia.
De pronto la pituitaria de nuestra nariz detecta un aroma que no le es desconocido, e incluso me atrevo a decir que no le resulta del todo desagradable, quizás sea por identificación, y mi pensamiento, inmediatamente deriva hacia derroteros no buscados voluntariamente. Mis deseos se desvanecen en pro de la nueva dirección a la que me conducen las circunvalaciones cerebrales.
Relaciono el olor con algo conocido…, la política, todo me comienza a oler a Rey, a Rajoy, a Zapatero, a Rubalcaba, a Aznar, a Felipe. Olores a naturaleza política podrida que salen del interior de la taza del water, entre los huecos dejados por mis piernas abiertas. Sale de ahí, me repugna, ¿cómo es posible tanta mierda junta?, ¡qué asco!. ¡A la mierda mi periodo de meditación!, ¡serán cabrones!, ¡cuadrilla de sanscoulottes!, ¡fetos malparidos!.
Siempre la misma historia; aunque por suerte en este mi pequeño mundo forrado de baldosas es fácil desprenderse de la mierda, basta con tirar de la cadena, (¿porqué diremos siempre tirar de la cadena cuando lo que hacemos es apretar un pulsador o tirar de un tirador?) y adiós, al fondo del mar matarile rile rile matarile rile ron, chis pón. Parece que vuelvo a sonreír, mi vida comienza a llenarse de gozo, si todo fuera tan fácil.
A mi querido Rajoy que me lo imagino marrón y con moscas a su alrededor y me asusta, y a su niña, que da más miedo, si es que eso es posible, ahora os despido vaciando la cisterna y os veo marchar tragados por el remolino perfecto que produce el agua al vaciarse en este hemisferio.

Juan Carlos Vázquez

No hay comentarios:

Publicar un comentario