Según la wikipedia, el miedo o temor es una emoción primaria caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.. La máxima expresión del miedo es el terror. Además el miedo está relacionado con la ansiedad.
Por tanto, no es necesario que ese peligro sea real, basta con la simple percepción, con la mera posibilidad de que algo suceda. Esto ha sido usado desde la antigüedad como instrumento al servicio de intereses concretos. Desde los antiguos chamanes trivales hasta las institucionalizadas religiones actuales, la muerte y la postmuerte, se han utilizado para controlar las mentes de los vivos y así poder ser usados como objetos de valor para el desarrollo de sus fines privados. Todos sabemos que la muerte es real y lo es porque sucede; aunque lo que sucede no es la muerte en sí; sino el fin de la vida. Quiero decir con esto que la realidad palpable es la vida, no la muerte. la vida es un proceso determinado y desarrollado en tiempo real, la muerte no es nada, es solo la ausencia de vida. Si alguien se muere es porque previamente ha estado vivo.
Resumiendo, que es gerundio, lo que nos puede dar miedo es la vida, ya que de esta tenemos plena conciencia. Pues bien, aquí es donde las religiones han hecho su agosto al presentarnos esa "otra vida", que llaman ellos, como algo tenebroso si no hacemos lo que ellos dicen que hagamos en la vida real, por lo que se basan en el miedo, más aún si esa otra vida no tiene fin. Debe ser realmente terrorífico estar toda la eternidad quemándote los huevos en el infierno, sabiendo que no va a tener fin dicha tortura.
Al dotar de realismo lo desconocido e interiorizarlo, el miedo está ya institucionalizado, ya podemos decir que el miedo existe y así las empresas del miedo pueden ya realizar su labor. La religión y la política tienen carta libre para actuar.
En occidente, predominantemente católico y liberal, hay dos infiernos comandados por lucifer y Hugo Rafael Chávez Frías. El primero es una invención para reforzar lo desconocido, el segundo es, bueno fue, una
persona real, de carne y hueso. Así, la maquinaria política liberal nos presenta a este señor, o mejor dicho a su modo político, el chavismo, como el "coco", como la hidra de un occidente capitalista perfectamente ordenado y estructurado.
Así el miedo al chavismo es usado por la derecha española y por la pseudoderecha (PSOE y C´s), como amenaza al orden establecido y utilizan todas sus armas para arrojar sobre nuestras cabezas este absurdo mensaje del miedo. Pero lo importante no es que nosotros, el pueblo, los pobres interioricemos ese miedo; pues cuando no se tiene nada nada pueden quitarte. Como dice un amigo mío, lo más que le pueden hacer es despeinarlo, y eso no le da miedo. No somos nosotros quienes tenemos miedo; sino ellos, los propios políticos. Miedo a que se les acabe su estatus quo, a que algún chavista, que dicen ellos, le desmonte el chiringuito y es precisamente eso lo que nos quieren transmitir, para que seamos nosotros quien les liberemos de ese miedo de ellos y hagamos lo que ellos por si mismos no pueden hacer sin recurrir a la fuerza y la violencia.
Todos podemos ser Santos, aunque le pese a Hobbes. La cuestión es si los que son, son realmente lo que los demás decimos que son. Quiero decir con esto que este concepto, apropiado por la religión y delimitado por ella a los que de un modo u otro están dentro de su círculo, son los únicos pretendientes a este término.
En la actualidad, este nombre se da también a personas de una particular elevación ética, con lo cual y pese a los intentos religiosos por mantener el monopolio de la moral, santos podemos ser cualquiera., aunque dicho esto, no voy a centrarme en esta cuestión, ya que no es lo que realmente me interesa en mi reflexión. Lo que creo interesante es que este concepto, que lo considero real, es decir, con una existencia plena, es algo interior a la persona, endógeno, y no exterior a ella. Una persona es santa porque lo es por sí misma, no porque los demás digamos que lo es; además cuando esto sucede, en cierto modo estamos destacando a ese individuo del resto de los mortales, lo situamos en un estrato superior y privilegiado, lo que en cierto modo se opone a la definición del propio concepto.
Un santo lo es porque lo es y no precisa de reconocimiento ni hornacinas, Es un comportamiento efímero porque la propia vida lo es. se trata de una vida marcada por una serie de valores que esa persona ha desarrollado consciente y constantemente. Pero de esta forma un paralítico cerebral no puede llegar nunca a serlo, (obstáculo que la iglesia ha salvado con la introducción del concepto santos inocentes), al igual que alguien que ha realizado su actividad en la sombra y por tanto no puede optar al reconocimiento público de su labor,
El concepto de santo ha rebasado la barrera individual para encuadrarse en el mundo de los conceptos sociales, mientras que no es la sociedad quien debe determinar si una persona es o no es lo que sea. lo que alguien es es patrimonio suyo propio y solo él sabe porqué actúa de una forma u otra. Por tanto atribuir este título a alguien es contradecir lo que ello significa.
Debemos considerar que la opinión social está mediatizada y no es estática, por lo que lo que en una ocasiones es bueno en otras puede no s
erlo, y lo que se ve desde una óptica en un tiempo concreto puede verse de otra desde una óptica temporal diferente. Así tras una guerra, la historia la escriben los vencedores, que son los que ocupan el poder en ese momento; pero con el tiempo, el poder pude cambiar de signo y tener una concepción opuesta hasta la que entonces existía y si no opuesta al menos distinta. Tal puede ser el caso de Nelson Mandela, activista y terrorista en su juventud y Nobel de la Paz en el ocaso de su vida.
Santos son los que son y no voy a decir que no lo sean, solo digo que no son todos los que son y que si por algo deben distinguirse es por no tener nombre, pues no es lo que buscaban cuando llevaban a cabo su labor. Por tanto los santos deberían ser anónimos y su único significado debiera ser el refuerzo de los valores que protegieron o cultivaron en su corta existencia.
Estos son los santos reales, luego tenemos los santos propios, que lo son para sí y que pretenden serlo para los demás, personas que aunque dediquen su vida a los demás y a desarrollar valores socialmente aceptados, tienen como preocupación dar el salto de lo individual a lo social, en busca de ese reconocimiento público. Personas que trabajan y dedican su vida a los demás asegurándose que esos, los demás lo sepan y con ello lo reconozcan. Estos no serán nunca santos, más bien serán payasos idiotas y como tales serán juzgados por la población, por la sociedad.
Yo no seré nunca santo ni es mi propósito; pero lo que es seguro es que esos que lo son, si se levantasen de donde estén reposando sus huesos y viesen lo que han hecho con ellos se cabrearían, seguro que sí.