Pava Real de la dinastía de los Pérez |
No se extrañe
nadie por ver paseando un Tiranosaurio Rex, con toda tranquilidad por una autopista
de nuestra geografía, es más, no nos alarmemos si nos dicen que son vecinos
nuestros.
Desde las
sociedades más antiguas, hasta las actuales, pasando por las cazadoras
recolectoras y las sociedades agrícolas; el hombre ha sufrido un proceso
evolutivo particular, debido a su condición social. Las abejas, las hormigas y
ciertos grupos de primates, entre los más característicos, también son
sociedades; pero distintas, al menos en el aspecto evolutivo. (Lo que no
significa que seamos mejores, ni que sobrevivamos a estas). Lo que si que nos
diferencia es nuestra cultura, nuestra capacidad creativa y libre.
Pues
bien, en este devenir humano, hubo un hito que supuso un punto de inflexión en
nuestro desarrollo a todos niveles, (político, social, económico, cultural,
etc.), la Revolución Industrial
y junto a ella y no menos importante la Revolución francesa. Esta Revolución Industrial,
que ni fue Revolución, ni tampoco simplemente Industrial, pues fue un proceso
que afectó a todos los ámbitos sociales, no solo a la industria. Supuso la
culminación de un proceso fraguado desde mucho tiempo atrás y que explotó a
fines del siglo XVIII, transformando la estructura Social Estamental, en la
actual Sociedad de Clases, la aplicación de la Ciencia Moderna a la Industria , la aceptación
de la Razón y
el método y un cambio, que afectó todos los niveles de la vida social, con sus
consiguientes beneficios y perjuicios, problemas y contradicciones.
Centrándonos
en la superación de los estamentos, en la cual la sociedad se dividía en
estratos, supeditados a un poder central monárquico, bajo el cual se situaba la
nobleza y la iglesia, y bajo estos como siempre los siervos, los encargados de
trabajar, ya que los anteriores estaban exentos de esta labor, pudiendo
dedicarse así a tareas ociosas como el gobierno, las artes y letras, el
conocimiento, (en el mejor de los casos y bajo la atenta mirada de la
religión), el ejército o el espíritu.
Estas
revoluciones debieron acabar con esta división social que esclavizaba a una
parte de la sociedad, con el fin de que la otra pudiese vivir, y vivir sin dar
un palo al agua, claro. Pero no es así, ahora las llamamos clases sociales;
pero podemos establecer un cierto paralelismo con los antiguos y caducos
estamentos. Paralelismo que no responderá a la estructura en sí, sino a las
actividades que cada estamento realiza.
Seguimos
teniendo una Monarquía, como la de antes, no hay más que ver el teatro de estos
días en Holanda. Un desfile de pavos, reales, eso sí, igual de inútil y sin
sentido, cuya única función es no hacer ninguna función, y vale más que así
sea.
La
nobleza, encabezada por Botín, compuesta por una cuadrilla de bandoleros
dispuestos a arrasar todo lo que se pone en su camino.
Los
políticos que no hacen y si lo hacen vale más que no lo hagan; pero ahí están,
y siempre los mismos. Creo que la política en España ES como la realeza, algo
heredable por linaje de sangre, como nuestro insigne ministro Gallardón, etc.
En fin,
que tanta revolución y tanta tontería para nada, todo aquello por lo que
lucharon en esa época, sigue existiendo actualmente, con otros nombres, otras
estructuras; pero sin perder los estatus de poder sobre los de abajo, que
siempre son los mismos, los tontos que se matan en las guerras, los estúpidos
que trabajan, los consolados por Nuestro Señor; pues bienaventurados ellos que
sufren, (sufrir en aquella época
significaba trabajar, ya que los que no trabajaban no sufrían y si lo hacián
que se jodan). Quizá, si les damos tiempo, no estemos tan lejos del planeta de
los simios o de las hormigas o de las abejas, o quien sabe si volverán los
dinosaurios en tu balcón sus nidos a colgar. En fín, ya me he ido, abdico de
escribir por hoy.
Juan
Carlos Vázquez
Rajoy no ha evolucioando. Lo único que le han crecido son los bolsillos y el estomago, pero eso no es evolucion. Un saludo
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