La idiotez es una cualidad que solo podemos encontrar en el ser humano y aunque es muy común no es generalizable a esta especie animal.
Las teorías biologicistas buscan una explicación genética a la posesión de este atributo; pero no está demostrado su carácter innato. Otras teorías buscan una explicación social, según las cuales esta cualidad, que afecta tanto las actitudes como las aptitudes, se adquiere en el trancurso del proceso socializador. Así, por ejemplo los funcionalistas se afanan en afirmar su utilidad para mantener el orden de la sociedad, las feministas más aférrimas llegan a considerarlo un atributo intrínseco del género masculino y los postmodernos una característica de la parte de la sociedad proclive al necesario cambio.
Sea como sea, objetivamente, lo que si podemos afirmar es que los idiotas son personas que desafían continuamente el sentido común, sin ser conscientes de ello, por lo que se convierten en un auténtico peligro, tanto para ellos mismos como para el resto de la sociedad.
Además quien la posee lo hace en su grado máximo, es decir, no existe el idiota al diez por ciento o al 40, ni al 30. El que es idiota lo es del todo, y siempre en su máxima expresión; por tanto, no es un concepto porcentualizable. Lo que si es posible es ser idiota durante más tiempo, lo cual se logra, simplemente, madrugando más.
Por último decir que esta cualidad acompaña al individuo durante toda su trayectoria vital, desde el momento en que la adquiere y hasta el final de sus días. Hay que dejar claro que no está demostrado su carácter hereditario; aunque existe una elevada correlación. A este respecto se están produciendo importantes avances gracias a estudios sobre resiliencia, que demuestran que el hijo de un idiota no tiene que ser necesariamente idiota.
Este tema se está convirtiendo en un problema social, debido al elevado número de idiotas presentes en nuestra sociedad, con incidencia variable según sexo, clase social, ocupación laboral (con especial incidencia en la clase política) y variando también según
los países. España ocupa uno de los primeros puestos a nivel mundial.
La solución de este tema debe ocupar la agenda de científicos y políticos...(pero estos últimos deben desestimarse por considerarse parte del problema), ya hay quien la ha clasificado la situación de idiotez actual como pandemia.
Juan Carlos Vázquez
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