Anagrama representativo del colectivo Amante esperando a su amada con la tarjeta del congreso en el bolsillo |
Un diputado del PP, Carlos Muñoz Obón, presentará su
dimisión por hacer viajes a Tenerife con cargo al Congreso de los Diputados,
según informa este viernes la Cadena Ser. El político habría realizado viajes
de carácter privado para verse con la misma persona que el presidente de
Extremadura, José Antonio Monago.
Justificó los viajes por la relación estable que mantenía
con una persona que vivía allí, del mismo modo que ella viajaba a Teruel donde,
ha dicho, permanecía largos periodos de tiempo, "como en cualquier
relación normal", e intentando cumplir las obligaciones con sus hijos.
Aclaró que los viajes los pagaba con cargo a una tarjeta
de la que disponen todos los diputados y senadores "para viajar por todo
el territorio nacional, para hacer lo que tengamos que hacer", y eso
incluye "volver con la familia". "Podemos viajar por España
todos los diputados y senadores cuando queremos y se me está poniendo en el
disparadero", lamentó.
¡Pobre hombre!, su único delito, el amor. Cuan feliz don
Juan rondador de una bella dama ya rondada, como mínimo que sepamos, por extremeño
doncel tiempo atrás, Olga María Henao Cárdenas, una empresaria de origen
colombiana, una dama de la Corte PP, de 36 años, simpatizante del partido, (por
lo que se ve bastante), que residía entonces en Santa Cruz de Tenerife (aunque
actualmente vive en Londres).
¿Es este tu crimen?, ¿Cuál debe ser tu pena por amar con
toda el alma?. Más aún en la ciudad de los Amantes, ¿o ya nadie recuerda el trágico
romance de Isabel y Diego?. Eres un Diego del siglo XXI que por caballo tiene
un avión y por cuna el PP. ¡Shakespeare, alza tu voz y defiende su pasión ya marchita
por la pena del amor perdido!, ¡Zorrilla defiéndele tu también!.
No sigáis los pasos del senador Carlos Piquer, que se
quitó la vida en 1996, tras caer bajo el embrujo amoroso de una prostituta
brasileña que lo acusó de abonar sus servicios con una tarjeta del Grupo
Socialista de las Cortes de Aragón.
Nadie tiene la potestad de acabar el amor, ni siquiera la
muerte.
Cuan triste es ser pobre y ser amado cuando el amado o la
amada está lejos y no se tiene una tarjeta Black, para gastar en asuntos que
hacen hervir la sangre, perder el sentido y erizar el bello del cabello.
Monago y Carlos, para vosotros es el amor, que nadie os
juzgue por amar y ser amado. Del único delito del que sois culpables es el de
haber amado con locura, y seréis ladrones, si, sin duda, pero solo por haber
robado el corazón de la dama, de la misma dama.
Déjalo todo Carlos, y tú también Monago, y corred en
busca de la felicidad, lejos, bien lejos, que vosotros os merecéis la felicidad
y nosotros nos alegraremos de veros marchar, lejos, bien lejos y sin vergüenza.
Juan Carlos Vázquez